La Brigada de Abigeato descubrió otro robo
Los policías rurales pusieron en claro el accionar delictivo del cuidador de un campo, a quien se le secuestraron dos armas de fuego, carne vacuna de animales robados, y varios objetos sustraídos en hechos de otras características.
La Brigada de Abigeato de Gualeguaychú realizó un procedimiento relacionado con un hecho delictivo del que fueron víctimas dos productores ganaderos que son socios en la cría de hacienda vacuna, quienes fueron ‘visitados’ por indeseados cuatreros, que les provocaron un gran perjuicio económico.
El campo de 30 hectáreas que arriendan y donde les carnearon 6 vacunos, está ubicado sobre la RP 16, a dos kilómetros de la Autovía General Artigas, llevándose toda la carne de los terneros y solamente los cuartos y paletas de las vacas.
La intervención brigadista fue clave para el desenlace de una investigación que con el correr de las horas arrojó resultados altamente favorables, puesto que se estableció que la mayoría de los animales fueron muertos por disparos de arma de fuego y en secuencias de tiempo diferentes, para luego oportunamente ser despostados y arrastrados hacia un sector del campo lindante a una chacra vecina, donde se debieron cortar los alambrados para culminar con la acción ilícita y poder darse a la fuga.
Estos elementos (más el ‘olfato’ de los policías) hizo sospechar que al menos uno de los autores no estaría demasiado lejos, fundamentalmente por las pruebas levantadas en la escena del ilícito.
Así fue que la pesquisa avanzó hasta lograr una orden de allanamiento en el campo lindante, porque se tenía casi la certeza que el cuidador del mismo sería uno de los cuatreros, razonamiento que resultó acertado.
El campo de 30 hectáreas que arriendan y donde les carnearon 6 vacunos, está ubicado sobre la RP 16, a dos kilómetros de la Autovía General Artigas, llevándose toda la carne de los terneros y solamente los cuartos y paletas de las vacas.
La intervención brigadista fue clave para el desenlace de una investigación que con el correr de las horas arrojó resultados altamente favorables, puesto que se estableció que la mayoría de los animales fueron muertos por disparos de arma de fuego y en secuencias de tiempo diferentes, para luego oportunamente ser despostados y arrastrados hacia un sector del campo lindante a una chacra vecina, donde se debieron cortar los alambrados para culminar con la acción ilícita y poder darse a la fuga.
Estos elementos (más el ‘olfato’ de los policías) hizo sospechar que al menos uno de los autores no estaría demasiado lejos, fundamentalmente por las pruebas levantadas en la escena del ilícito.
Así fue que la pesquisa avanzó hasta lograr una orden de allanamiento en el campo lindante, porque se tenía casi la certeza que el cuidador del mismo sería uno de los cuatreros, razonamiento que resultó acertado.
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