Secuestran moto con graves irregularidades
Ayer por la mañana personal del Comando Radioeléctrico que recorría la zona céntrica visualizó a un joven en motocicleta, sin casco colocado, que intentó ingresar a una estación de servicio en sentido contrario al permitido.
Por tal motivo decidieron detener su marcha para realizar un control, de identificación personal y de la moto.
El joven en cuestión, de 24 años de edad, al requerirle la documentación para circular correspondiente a la moto Honda de 150 c.c. que conducía, manifestó que carecía por completo de la misma.
Antes tal irregularidad grave se dio intervención al personal de Verificación Automotor, que constató anomalías en el estampado de las codificaciones, por lo que procedieron al secuestro de la motocicleta y a una completa identificación personal del individuo, quedando el mismo supeditado a la causa.
Siguen sin confirmar la condena al cura Ilarraz por abuso a menores
Por Federico Dambrine-Télam
El cura Justo José Ilarraz fue condenado el 21 de mayo de 2018 a 25 años de prisión por abuso y corrupción de menores de entre 10 y 14 años, agravado por ser el encargado, pero a cinco años de la sentencia ratificada en dos instancias aún no está firme, puede celebrar sacramentos y enfrenta otras dos condenas eclesiásticas que esperan su resolución en Roma.
Ese día, el Tribunal lo condenó por unanimidad a la pena máxima que establecía el Código Penal por ese entonces.
Ilarraz permanece con prisión domiciliaria en el 6to A de calle Corrientes 628 de Paraná, por encima de una agencia de viajes de menores y frente a una escuela primaria y secundaria.
Ilarraz puede celebrar sacramentos y llevar a cabo tareas diocesanas ya que la Iglesia Católica no le quitó su estado clerical y no efectuó la dispensa que lo reduce al estado laical y le prohíbe e impide ejercer cualquier ministerio.
Los abusos a cerca de 50 niños fueron perpetrados mientras el cura era preceptor en el Seminario Arquidiocesano "Nuestra Señora del Cenáculo" entre 1985 y 1993.
Ilarraz estaba a cargo de "todos los movimientos en el campo disciplinario, de formación y de actividades culturales y deportivas", según él mismo declaró en su indagatoria.
Al menos tres menores se animaron a denunciarlo dentro de la curia en 1995, y el entonces arzobispo Estanislao Karlic ordenó una "investigación cautelosa y con el mayor sigilo", pero Ilarraz había sido trasladado a Roma.
En el Vaticano realizó diversos cursos e incluso les enviaba postales, fotos y cartas a familiares de las víctimas.
A finales de 1996, Karlic reconoció los hechos y le prohibió permanecer en la Arquidiócesis de Paraná y comunicarse con los seminaristas, debido al "daño producido a personas e instituciones", según el decreto que firmó.
En una carta que el propio Ilarraz envió a la Santa Sede, el presbítero dijo haber tenido "relaciones amorosas y abusivas con seminaristas menores".
El Vaticano recibió la documentación y pidió continuar la investigación "conforme al Derecho Canónico vigente", mientras que a los niños se les exigió que guarden la "máxima reserva" y la respuesta fue "rezar mucho".
Para los primeros meses de 1997 Ilarraz regresó a Argentina, pero a la parroquia Sagrado Corazón de Monteros, en Tucumán.
En septiembre de 2012 se dio a conocer una investigación de la revista Análisis que motivó el juicio por el que Ilarraz fue condenado a 25 años de prisión en 2018, y su suspensión temporal del ejercicio sacerdotal.
La sentencia fue confirmada por la Cámara de Casación y el Superior Tribunal de Justicia; y a fines del 2021, la Corte corrió vista al procurador General de la Nación, Eduardo Casal, que aún no se ha pronunciado.
Desde el Arzobispado no dieron declaraciones a Télam, aunque en el juicio, el arzobispo Juan Alberto Puiggari aseguró que el proceso judicial le hacía "mucho daño" a la Iglesia y pidió que terminara "cuanto antes".
"En su momento -prosiguió-, no supimos encontrar los caminos más adecuados para dar respuestas ajustadas a las necesidades de las víctimas".
El actual arzobispo ocupaba el cargo de prefecto de disciplina en los últimos dos años del secundario con internado del Seminario, mientras Ilarraz era su par de de disciplina en los primeros años.
El día que se conoció la condena, Puiggari aseguró que habían empezado un segundo proceso canónico.
La investigación lo halló nuevamente culpable por múltiples abusos a otra víctima y recibió una "condena administrativa" del Tribunal Interdiocesano de Santa Fe y ratificada por el de Buenos Aires, pero Ilarraz apeló y la causa viajó a Roma, donde espera una definición del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano.
Por eso, las víctimas solicitan que los tribunales eclesiales y del Poder Judicial "se jueguen con definiciones más contundentes que seguro motivan y definen rumbos y caminos de superación".
"Ya no es imperioso hablar de lo sucedido y absolutamente probado, sino es tiempo de generar, avanzar y de cómo llevar esta carga sin desesperar", remarcó a Télam Hernán Rausch, primer denunciante del cura.