Un vehículo fuera de control estuvo a punto de estrellarse contra una casa
Un hecho de tránsito que pudo tener derivaciones lamentables, sucedió en la noche del sábado en calle 1° de Mayo, entre Colombo e Ituzaingó.
Protagonista del mismo fue un vehículo Volkswagen Suran cuyo conductor -y único ocupante- alrededor de las 20:30 había ingresado a calle 1° de Mayo hacia la dirección norte conduciendo en contramano (de este a oeste) por Colombo.
En la maniobra ‘se abrió’ hacia la vereda del lado oeste y parece que intentó retornar al centro de la calzada, pero el auto escapó a su control y se fue hacia la acera este, donde embistió y quebró un árbol y casi penetra por la puerta garaje de la finca ubicada en el número 188. Como quedó ‘colgado’ sobre el tronco quebrado del joven árbol es que la trompa del rodado no golpeó contra la casa.
El conductor de la Suran se bajó y pidió a circunstanciales y sorprendidos testigos de lo que ocurría que lo ayudaran a sacar el vehículo de donde estaba y lo pusieran otra vez sobre la calzada, pero estas personas no accedieron a ello ante lo grave de lo que había sucedido y al advertir el estado en que se encontraba el individuo.
Así fue que alertaron al Comando Radioeléctrico y la Dirección de Tránsito municipal, llegando en contados minutos personal de ambas reparticiones que se hicieron cargo de la situación.
Primero los policías ya se habían dado cuenta que el hombre parecía estar completamente ebrio, por lo que lo contuvieron en el lugar sin acceder a sus justificativos de que “no había pasado nada”.
Cuando llegaron los inspectores de Tránsito procedieron a realizarle la prueba de alcoholemia mediante la cual, según trascendió, se habría constatando que medía 2,46 g/l.
De ser así este hombre había pasado por todos los niveles de prohibición para conducir, ya que con esa graduación tenía disminución de reflejos, una falsa apreciación de las distancias, subestimación de la velocidad, trastornos motores, euforia, aumento del tiempo de respuesta al conducir, trastorno general del comportamiento, cansancio, fatiga, pérdida de la agudeza visual, embriaguez motora, y había alcanzado los peligrosos estados que evidenciaba: estupor, pérdida de la comprensión, deterioro de sensaciones, deficiencia motora grave, y ya se encontraba ante la posibilidad de caer inconsciente.
Se tomaron los recaudos que el caso requería por parte de las autoridades y todo volvió a la normalidad en el vecindario, aunque quedó la preocupación porque la imprudencia podría haber acarreado terribles consecuencias si los chicos que habitan la casa sobre la que casi se estrelló el vehículo hubieran estado jugando en la vereda, como lo hacen habitualmente. Más aún en una noche sabatina casi primaveral que invitaba a estar afuera, como lo hacían en ese preciso momento otros vecinos del lugar.
Cabe recordar que en esa misma cuadra, días atrás un conductor de remís completamente ebrio había protagonizado un hecho parecido, aunque en esa ocasión con el vehículo que conducía chocó a otros varios que estaban estacionados. Estos rodados quedaron seriamente dañados, mientras que el remís (por la situación del conductor no correría el seguro) tuvo roturas cuya sola reparación a la dueña del mismo le demandará el pago de varios miles de pesos, más los que deberá pagar por lo causado a los otros vehículos.
En la maniobra ‘se abrió’ hacia la vereda del lado oeste y parece que intentó retornar al centro de la calzada, pero el auto escapó a su control y se fue hacia la acera este, donde embistió y quebró un árbol y casi penetra por la puerta garaje de la finca ubicada en el número 188. Como quedó ‘colgado’ sobre el tronco quebrado del joven árbol es que la trompa del rodado no golpeó contra la casa.
El conductor de la Suran se bajó y pidió a circunstanciales y sorprendidos testigos de lo que ocurría que lo ayudaran a sacar el vehículo de donde estaba y lo pusieran otra vez sobre la calzada, pero estas personas no accedieron a ello ante lo grave de lo que había sucedido y al advertir el estado en que se encontraba el individuo.
Así fue que alertaron al Comando Radioeléctrico y la Dirección de Tránsito municipal, llegando en contados minutos personal de ambas reparticiones que se hicieron cargo de la situación.
Primero los policías ya se habían dado cuenta que el hombre parecía estar completamente ebrio, por lo que lo contuvieron en el lugar sin acceder a sus justificativos de que “no había pasado nada”.
Cuando llegaron los inspectores de Tránsito procedieron a realizarle la prueba de alcoholemia mediante la cual, según trascendió, se habría constatando que medía 2,46 g/l.
De ser así este hombre había pasado por todos los niveles de prohibición para conducir, ya que con esa graduación tenía disminución de reflejos, una falsa apreciación de las distancias, subestimación de la velocidad, trastornos motores, euforia, aumento del tiempo de respuesta al conducir, trastorno general del comportamiento, cansancio, fatiga, pérdida de la agudeza visual, embriaguez motora, y había alcanzado los peligrosos estados que evidenciaba: estupor, pérdida de la comprensión, deterioro de sensaciones, deficiencia motora grave, y ya se encontraba ante la posibilidad de caer inconsciente.
Se tomaron los recaudos que el caso requería por parte de las autoridades y todo volvió a la normalidad en el vecindario, aunque quedó la preocupación porque la imprudencia podría haber acarreado terribles consecuencias si los chicos que habitan la casa sobre la que casi se estrelló el vehículo hubieran estado jugando en la vereda, como lo hacen habitualmente. Más aún en una noche sabatina casi primaveral que invitaba a estar afuera, como lo hacían en ese preciso momento otros vecinos del lugar.
Cabe recordar que en esa misma cuadra, días atrás un conductor de remís completamente ebrio había protagonizado un hecho parecido, aunque en esa ocasión con el vehículo que conducía chocó a otros varios que estaban estacionados. Estos rodados quedaron seriamente dañados, mientras que el remís (por la situación del conductor no correría el seguro) tuvo roturas cuya sola reparación a la dueña del mismo le demandará el pago de varios miles de pesos, más los que deberá pagar por lo causado a los otros vehículos.
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