En ambas márgenes del río Uruguay, el campo sigue pidiendo agua “a gritos”
El fenómeno de la sequía no es exclusivo de la Argentina. Mientras en Entre Ríos la Mesa de Enlace reclama la emergencia agropecuaria, también a nuestros vecinos uruguayos les toca lidiar con un fenómeno que compromete seriamente la producción, además de ser causal de incendios.
Por caso, varias zonas del departamento Paysandú, vecino a Colón, continúan con un marcado déficit hídrico que no les permite afrontar el ingreso del verano como hubieran deseado. A esto se le suma que es la tercera primavera con lluvias muy por debajo de lo normal, por lo que prácticamente ya se ha vuelto habitual bajar la carga ganadera para aliviar los campos.
Un detalle importante es que mientras en los alrededores de la ciudad de Paysandú las lluvias han sido prácticamente semanales o cada 10 días, en el resto del departamento y en especial al Este de Guichón, han sido inexistentes en las últimas semanas.
Precisamente entre la noche de este viernes y madrugada del sábado, la Estación Meteorológica de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) ubicada en Facultad de Agronomía, midió 17 milímetros. También cayeron 11 milímetros en La Tentación y 10 en Guaviyú, pero en el resto del departamento no llovió.
En el caso del ingeniero agrónomo Juan Bazzano De León, administrador de la estancia Cerro del Bombero en la zona de Merinos, departamento de Paysandú, indicó al diario El Telégrafo que “si bien la situación no es tan grave como el año pasado, no hemos tenido una buena primavera, con algunas regadas puntuales, fueron menores que en otras zonas del departamento”.
Refiriéndose a la altura del pasto --el establecimiento participa del proyecto Gestión del Pasto del Plan Agropecuario--, “estamos algo mejor que el año pasado. En 2021 en esta época estábamos en 2,4 a 2,7 centímetros, y ahora en el entorno de 3,5 centímetros de pasto”. Enfatizó que “mejoró la condición corporal de los animales”, pero entiende que “será complejo nuevamente el verano”.
No muy lejos de allí, Giancarlo Menegazzi comentó que “la primavera llegó tarde porque en octubre seguíamos teniendo heladas y se había cortado el agua (no llovía), comenzando a plantearse un panorama negro, sobre todo teniendo en cuenta la sequía de los dos años anteriores”.
“En noviembre tuvimos algunas lluvias que fueron muy desparejas”, dice el productor de la zona de Capilla del Carmen, a 7 kilómetros de la localidad de Merinos. “Hubo una lluvia de 30 --que en lugares cercanos no recibieron nada de agua--, y otra de 35 --que en otros lugares cercanos fueron de 60 y más--, pero por lo menos llovió y le permitió a los campos empezar a verdear”.
En el caso de las aguadas, aclaró que “es el eterno problema, pero depende de cada productor cómo se ha preparado para afrontar el problema”. De todas maneras indicó que “evidentemente se está notando la merma con lluvias que ayudaron a los campos pero no a las aguadas, porque además de ser precipitaciones esporádicas, tuvimos varios días de temperaturas por encima de los 35 grados”.
El impacto que tiene la falta de lluvias lleva a tener “que cambiar de planes todos los días”, manifestó el productor Carlos Artía. Dijo que en la zona de Pueblo Zeballos, a unos 4 kilómetros del mojón 82 de ruta 26, “el agua recién llegó a mediados de noviembre, pero desde el invierno que no la estábamos pasando bien”. Artía, que tiene a 75 kilómetros un campo de otro, manifestó que “el panorama en ambos es bien distinto, incluso por el tipo de campo que es”. En el caso del establecimiento ubicado 19 kilómetros al norte del mojón 234 de ruta 26 --limítrofe con el departamento de Salto--, “las lluvias impactan menos cuando se dan con mucho espacio entre una y otra”.