A Estela S. de Maradey
Algunos homenajes suelen ser públicos, estridentes, llenos de aplausos fatuos, vanos. Nosotros sólo queremos regresar a nuestra adolescencia por el tibio camino de la nostalgia. El nuestro es el íntimo homenaje a quien nos abrigó en su casa llena de magia, arte y buen gusto.
Por entonces fueron las carrozas estudiantiles, el teatro vocacional. Allí siempre Estela, apostando a todo o nada. Nuestros sueños de pájaros de a las breves encontraron nido y cielo.
Por eso quisimos hoy estar aquí. Porque como ella nos enseñó, vale la pena juntarse alrededor del fogón de las quimeras.
Porque estamos seguros que las hadas madrinas no mueresn. En realidad nos espían desde un castillo en el País del Nunca Jamás. Gracias Estela
Compañeros de Héctor (ENOVA)
Por eso quisimos hoy estar aquí. Porque como ella nos enseñó, vale la pena juntarse alrededor del fogón de las quimeras.
Porque estamos seguros que las hadas madrinas no mueresn. En realidad nos espían desde un castillo en el País del Nunca Jamás. Gracias Estela
Compañeros de Héctor (ENOVA)
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