Aula móvil, una experiencia única
El periodismo sufre una tentación ordinaria, que en el fondo lo desmerece: me refiero a la tentación de concederle demasiado espacio a los hechos truculentos, espectaculares u horrendos, como son las violaciones, la casi cotidiana desaparición o muerte de menores.
Para la televisión, donde corre mucha sangre es sinónimo de muchos rating, que es lo que genera más publicidad y, por ende, incalculables recursos económicos a los canales y conductores de los programas. Esto da pie para que se haga carne para cierto periodismo convencional y simplista que sólo es noticia el avión que cae y no el avión que llega...
Por aquella razón, las pequeñas cosas por lo general no tienen espacio en los diarios ni la“tele”.Y,sin embargo, qué importantes suelen ser las pequeñas cosas.
Ustedes y yo, muchas veces escucharon hablar del “AULA MOVIL. Reconozco que en mi plena actividad profesional nunca tuve curiosidad por saber que era eso del aula, una experiencia anual de los alumnos de tercer año del Instituto Pío XII, cuyo “ideólogo” fue el profesor Carlos Echazarreta, hoy gozando de un merecido retiro profesional.
Ignoro si se trata de una experiencia única en el país –creería que si- pero de lo que no tengo la menor duda es que el AULA MOVIL es una manera novedosa de sacar del libro o textos de estudios lo cotidiano de la tarea áulica para trasplantarla o incrustarla en la realidad hasta ayer ignorada o desconocidad. Haber visitado San Martín de lo Andes y lo digo desde la experiencia de mi nieto lugar que llegó deslumbrado con el lago Lakar, las increíbles bellezas del paisaje andino y sobre todo por el trabajo de los artesanos del lugar. Durante una semana para siempre inolvidable, se llenaron los ojos de un nuevo cielo y se acariciaron con vientos diferentes, dueños de una nieve eterna.
Siento por ello una sana envidia por las chicas y chicos del tercer año del Pío, porque cuando era estudiante estas cosas no sucedían o eran desconocidas. Y por mi edad es difícil que algún día llegue a trasplantar mi realidad a la Patagonia. Pero me queda el consuelo de haberme quedado con un puñadito de cenizas y piedras volcánicas, regalo de Luquita, que en siete días tuvo el regalo de salir del libre para tocar y vivir otras tierras de nuestra inmensa patria, a la que muchos argentinos no hemos descubierto aún.
Ahora sabe un poquito más Gualeguaychú de lo que es el AULA MOVIL. Y QUIERA DIOS QUE ESTA HERMOSA EXPERIENCIA DE VIDA TENGA IMITADORES, porque, después de todo, el saber no ocupa lugar sobre todo cuando ese nos ayuda a conocer y a amar un poco más a esta tierra que el Señor
Nos dejó por herencia.
J.H, S.-ARI-SOL
Por aquella razón, las pequeñas cosas por lo general no tienen espacio en los diarios ni la“tele”.Y,sin embargo, qué importantes suelen ser las pequeñas cosas.
Ustedes y yo, muchas veces escucharon hablar del “AULA MOVIL. Reconozco que en mi plena actividad profesional nunca tuve curiosidad por saber que era eso del aula, una experiencia anual de los alumnos de tercer año del Instituto Pío XII, cuyo “ideólogo” fue el profesor Carlos Echazarreta, hoy gozando de un merecido retiro profesional.
Ignoro si se trata de una experiencia única en el país –creería que si- pero de lo que no tengo la menor duda es que el AULA MOVIL es una manera novedosa de sacar del libro o textos de estudios lo cotidiano de la tarea áulica para trasplantarla o incrustarla en la realidad hasta ayer ignorada o desconocidad. Haber visitado San Martín de lo Andes y lo digo desde la experiencia de mi nieto lugar que llegó deslumbrado con el lago Lakar, las increíbles bellezas del paisaje andino y sobre todo por el trabajo de los artesanos del lugar. Durante una semana para siempre inolvidable, se llenaron los ojos de un nuevo cielo y se acariciaron con vientos diferentes, dueños de una nieve eterna.
Siento por ello una sana envidia por las chicas y chicos del tercer año del Pío, porque cuando era estudiante estas cosas no sucedían o eran desconocidas. Y por mi edad es difícil que algún día llegue a trasplantar mi realidad a la Patagonia. Pero me queda el consuelo de haberme quedado con un puñadito de cenizas y piedras volcánicas, regalo de Luquita, que en siete días tuvo el regalo de salir del libre para tocar y vivir otras tierras de nuestra inmensa patria, a la que muchos argentinos no hemos descubierto aún.
Ahora sabe un poquito más Gualeguaychú de lo que es el AULA MOVIL. Y QUIERA DIOS QUE ESTA HERMOSA EXPERIENCIA DE VIDA TENGA IMITADORES, porque, después de todo, el saber no ocupa lugar sobre todo cuando ese nos ayuda a conocer y a amar un poco más a esta tierra que el Señor
Nos dejó por herencia.
J.H, S.-ARI-SOL
Este contenido no está abierto a comentarios