En memoria de Ana Angélica De Zan de Fiorotto
Chichi, hermana y amiga de todos…
Nos faltan las palabras para describirla.
Era la misma simpatía!
Mente chispeante y corazón amistoso. Manos serviciales y gestos solidarios.
Nuestra infancia fue bendecida por su presencia estimulante, su humor y sus ocurrencias constructivas.
Adoraba arreglar los rincones de la casa con detalles de buen gusto y decía: - este florero aquí, habla!
Sus cuadernos escolares eran una obra de arte.
Cuidadora nata, compañera de caminatas, atenta a los más chicos, cuidadosa de nuestra ropa, de fáciles comentarios graciosos, encontraba siempre el lado divertido de los aconteceres familiares. Traviesa y radiante de simpatía. Tenía el don de la amistad con todo el vecindario. Sarita estuvo siempre custodiada bajo su tutela y no nos faltaron nunca los guardapolvos almidonados, planchaditos con increíble prolijidad. Cantaba como una diosa,- si es que las diosas cantan-.En el verano, en la estancia del tío Emilio nos dirigía el teatro familiar, y no sabemos de dónde siempre tenía ropa preparada para nuestras actuaciones. Ella y su adorado Lucho nos visitaban a los que estábamos lejos, nos sacaban a pasear y nos agasajaban con cariño.
Agradecemos a Dios su vida, su capacidad de entrega, su modo de aceptar las situaciones difíciles. Y sabemos que nos sigue acompañando desde su buena estrella, rodeada por la familia que ya ha emigrado a la eternidad. Ciertamente su entrada al cielo habrá sido una revolución de alegría, de travesuras y canciones.
Se fue y nos dejó algo más que un recuerdo. Nos sigue protegiendo y seguramente allá se andará riendo de nuestras preocupaciones exageradas.
Querida hermana Chichi: sigue acompañando nuestros pasos por el buen camino de la amistad.
Tus hermanas ALICIA, SILVIA, ELENA
Nos faltan las palabras para describirla.
Era la misma simpatía!
Mente chispeante y corazón amistoso. Manos serviciales y gestos solidarios.
Nuestra infancia fue bendecida por su presencia estimulante, su humor y sus ocurrencias constructivas.
Adoraba arreglar los rincones de la casa con detalles de buen gusto y decía: - este florero aquí, habla!
Sus cuadernos escolares eran una obra de arte.
Cuidadora nata, compañera de caminatas, atenta a los más chicos, cuidadosa de nuestra ropa, de fáciles comentarios graciosos, encontraba siempre el lado divertido de los aconteceres familiares. Traviesa y radiante de simpatía. Tenía el don de la amistad con todo el vecindario. Sarita estuvo siempre custodiada bajo su tutela y no nos faltaron nunca los guardapolvos almidonados, planchaditos con increíble prolijidad. Cantaba como una diosa,- si es que las diosas cantan-.En el verano, en la estancia del tío Emilio nos dirigía el teatro familiar, y no sabemos de dónde siempre tenía ropa preparada para nuestras actuaciones. Ella y su adorado Lucho nos visitaban a los que estábamos lejos, nos sacaban a pasear y nos agasajaban con cariño.
Agradecemos a Dios su vida, su capacidad de entrega, su modo de aceptar las situaciones difíciles. Y sabemos que nos sigue acompañando desde su buena estrella, rodeada por la familia que ya ha emigrado a la eternidad. Ciertamente su entrada al cielo habrá sido una revolución de alegría, de travesuras y canciones.
Se fue y nos dejó algo más que un recuerdo. Nos sigue protegiendo y seguramente allá se andará riendo de nuestras preocupaciones exageradas.
Querida hermana Chichi: sigue acompañando nuestros pasos por el buen camino de la amistad.
Tus hermanas ALICIA, SILVIA, ELENA
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