LLLLLLLLLLLLLL
A 35 años de la Pablo Haedo: Los orígenes de una Escuela de barrio
El viernes pasado con la presencia de la directora del establecimiento Anahí Baigoria, la supervisora Departamental de Escuelas Marta Irazábal de Landó, el ministro de la Producción y Turismo Juan José Bahillo, el intendente Esteban Martín Piaggio, legisladores y la comunidad educativa, se realizó el acto por los 35 años de la escuela Pablo Haedo.
La historia comenzó el 25 de junio de 1985 fue presentada oficialmente la documentación necesaria para dar a conocer ante las autoridades del Consejo General de Educación. El presidente en ese momento era el profesor Felipe Ascua, quien recibió el proyecto de creación de esta institución fundamentando la necesidad de ella de la siguiente manera:
El incremento de la población escolar de nivel secundario.
Necesidad de ofrecer una capacitación fuerte en Ecología para que los jóvenes tengan una rápida salida laboral como Asistentes en Ecología.
La posibilidad de capacitar a los alumnos en la especialidad Auxiliares Deportivos que propiciaría la formación de personas altamente preparadas para trabajar como formadores en deportes con niños, jóvenes, adultos y de la tercera edad.
Este proyecto fue concebido por, entre otras personas, los profesores Guillermo Nikodem, Gladys Casenave de Hernández y Griselda Suárez de Yhan.
El día 26 de febrero de 1986 por Decreto Nº 548 del gobernador Sergio Montiel crea esta nueva institución educativa que inicia sus actividades el 26 de marzo del mismo año, junto a un grupo de docentes voluntarios y ad honorem que desde abril comenzaron la solidaria tarea de educar:
La escuela no tenía edificio propio, por lo tanto comenzó sus actividades en las instalaciones de la escuela Nº 58 “Alfredo Villalba”, con un horario vespertino, que se mantuvo por algunos años.
A medida que se avanzaba en el tiempo, el espacio físico resultaba reducido, por lo que la escuela dictaba sus clases en el Club Juventud Unida, un par de aulas en la Capilla de Lourdes y hasta en la boletería de la Liga Departamental de Fútbol ;la sala de computación se situaba en la casa de un vecino.
Nunca se dejaba de luchar en pos de conseguir el edificio propio, pero todavía eso no era posible. En la Escuela Nº 90 “José S. Álvarez” también tuvo un lugar, funcionaba allí un comedor que elaboraba la cena de lunes a viernes la cual era compartida por alumnos y profesores.
Luego de tanto esperar llegó lo tan anhelado por todos, el edificio propio, el lugar donde definitivamente se centrarían las actividades educativas, pero la lucha seguía, el edificio contaba con cuatro aulas y los sanitarios, cuestión que se agravó cuando los 7º grados pasaron a las escuelas secundarias en el año 1999.
Se abrieron dos 7º en cada turno, como faltaban aulas hubo que improvisar y con cartón prensado, tablas, clavos y mucha voluntad se construyeron las aulas; una donde funciona actualmente la sala de computación y otra en lo que es hoy el pasillo de entrada a la Escuela, esta última incómoda por su falta de ventilación y de luz natural, bautizada como “el aula cajón” o “la covacha” término que la identificaba luego de que no funcionara más allí el 7º grado por tener aula propia, y usarse ésta para guardar los elementos de limpieza, las herramientas, la garrafita para calentar agua , mesas y sillas rotas.
Mediante un Decreto el gobernador autorizó imponer el nombre a la Escuela de: Pablo Gregorio Haedo. Nacido un 25 de septiembre de 1912; motivo por el cual todos los años se festeja el cumpleaños de la Escuela, como una forma de homenajear a quien tanto hizo por la estudiantina gualeguaychense.
En el presente la Escuela cuenta con casi 90 docentes y más de 470 alumnos, que egresan como Bachilleres en Ciencias Naturales que muestran a diario su compromiso con el Cuidado del ambiente, y como Bachilleres en Turismo que les permite acceder de manera inmediata a una fuente laboral de permanente demanda y en auge como es el Turismo en la ciudad. Nuestros estudiantes tienen una sólida formación, un marcado Sentido de Pertenencia y respeto hacia nuestras riquezas naturales y culturales, pero principalmente con los valores necesarios para ser ciudadanos comprometidos.
Estos 35 años han generado muchos recuerdos en las personas que han sido partícipes de esta historia, todos coinciden en haber encontrado un lugar que tomaron como propio, por la calidez humana, por el esfuerzo compartido, por el aprendizaje generado y obtenido, por los sueños propios y ajenos, pero por sobre todas las cosas por amor, combustible indispensable para alimentar el motor de la esperanza. Esperanza que permite que esta historia no termine jamás.