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A los chicos también los afecta la cuarentena
Juan Andrés Melchiori es psicólogo especializado en niños, adolescentes y familia.
Por Silvina Esnaola
El aislamiento social obligatorio (o la cuarentena, como le decimos) afecta a grandes y chicos. En el caso de ellos, consultamos a Juan Andrés Melchiori -psicólogo especializado en niños, adolescentes y familia- qué se puede hacer en casa para que además de las tareas escolares encuentren interés en otras cosas. Cómo generar actividades, de qué manera transmitirles que esto es pasajero y lo más ansiado por todos: cómo los preparamos para la vuelta a la normalidad.
“No hay una receta mágica para afrontar la cuarentena, sino que cada familia tendrá que encontrar la manera propia de enfrenar esta situación que para todos, incluso para quienes somos profesionales de la salud, es atípica. Nadie ha estado preparado para esto y todo lo que es imprevisible y repentino, si uno no echa mano de los recursos necesarios para enfrentarlo, puede volverse traumático”.
“Por eso no hay una fórmula, aunque sí sugerencias que se hacen para adultos y niños, como establecer ciertas rutinas, flexibilizar un poco las exigencias en el plano escolar, porque a veces se pretende que los niños mantengan el mismo ritmo o hagan de cuenta con el aprendizaje que esto no está pasando y es muy difícil, porque la energía psíquica de todos está puesta en resolver la situación y quizá no tan orientada a la situación de aprendizaje”.
-Creía un adelanto que se envíen las tareas utilizando internet, para que los chicos no pierdan el ritmo escolar y porque además, es una rutina, que aconsejan mantener…
“Claramente eso está muy bueno y la tecnología está a favor nuestro al permitirnos seguir conectados. Pero hay diferencias. Doy clases en una facultad y no es lo mismo dar una clase presencial que hacerlo vía Zoom. Tampoco corregir el cuaderno que hacerlo con lo que se manda por mail. A eso me refiero, no a que deberían dejar de enviarse las tareas, lo que se tiene que hacer justamente, para establecer estas rutinas y que el chico siga conectado con sus responsabilidades. Pero aun así, pareciera que hay una doble exigencia para la familia: para el chico, la de seguir aprendiendo y para los padres, un rol casi docente que ha hecho que se sientan avasallados por esta tarea que se les impone”.
“Me parece que para no exceder las capacidades que tiene la familia para afrontar esto, estaría bueno que existiendo las tareas escolares, haya cierta flexibilidad en cuanto a las fechas de las presentaciones, que haga más ameno el proceso”.
-En casa y con jardín es una cosa, pero muy distinta cuando se vive en un departamento…
“Esto es como la vida misma, fuera de cuarentena. Hay gente que tiene mayores posibilidades para acceder a ciertas comodidades. Obviamente, un espacio reducido donde conviven varias personas hace que sea más difícil, aun teniendo recursos emocionales. Pensemos que una de las recomendaciones que dan los especialistas en estos temas es ir rotando de ambientes durante el día, para ir cambiando de espacios, asignando a cada uno una tarea específica. Esto, para quienes viven en un departamento es difícil de hacer. Por eso digo que no hay recetas, porque están las recomendaciones que en la práctica son imposibles de llevar a cabo”.
- ¿Cómo hacemos para explicar a los chicos que algo que no vemos -como la lluvia, por ejemplo- es la causa de que debamos quedarnos en casa?
En este punto, Melchiori hizo hincapié en no caer en la sobreinformación. “Dependiendo de la edad del niño será su capacidad de comprender. Cuanto más chiquitos son, las explicaciones deben ser mucho más sencillas, más acotadas, y obviamente, hay que dar lugar a que pregunten. Creo que más que la información que puedan dar los padres, hay que escuchar cuáles son sus inquietudes”.
“Y probablemente, cuanto más chicos son, éstas pasen más por la sensación de estar inseguros o intranquilos, o a merced de fantasías de enfermedad o de muerte. Entonces lo propicio es escuchar sus inquietudes y adecuar la información, echar mano de algún video hecho por especialistas, recursos que sirven para explicar también la importancia de la higiene”.
“La sobreinformación puede generar temores o confusiones para los que los niños no están preparados. El mensaje tiene que ser claro, y es fundamental transmitirles la seguridad de que están cuidados y que sus padres o sus cuidadores estarán atentos a que estén seguros. Es lo que busca todo niño en la infancia, sentirse contenido y seguro”.
-A los chicos les encanta esto de estar con papá y mamá en casa todo el día, pero también hay que decirles, creo, que es pasajero y hay que prepararlos para la vuelta a la normalidad.
“Habría que definir a qué normalidad vamos a volver y cuándo, sobre todo. Porque si algo que creo que ha afectado de esta cuarentena es la imposibilidad de determinar cuándo va a terminar. Nos pasó a todos, cuando el Presidente extendió la cuarentena, tener una sensación de impotencia, de frustración, que creo que todavía nos acompaña. Todos dijimos “son quince días y después volvemos” y no luego no fue así. Con los niños es lo mismo, tenemos que empatizar en esa sensación, porque para ellos es igual. Muchos lo están viviendo como una utopía con sus padres a disposición y están muy cómodos, pero otros no, porque hay distintas realidades”.
“Respecto de cómo los preparamos para la vuelta, creo que a medida que se vayan teniendo algunas certezas hay que ir transmitiéndoselas y preparándonos para volver a la rutina, pero manejándonos dentro del futuro próximo que es lo más cierto, porque a largo plazo todavía es bastante incierto el panorama. De nuevo: construir sobre la información certera y manejarnos con cómo va a ser la flexibilización. Quizá ahora lo mejor sea ir adelantándoles que no vamos a salir y volver a como estábamos antes, sino que iremos volviendo de a poco a una rutina que probablemente sea diferente y que en algunos aspectos desconocemos y de los que vamos a ir enterándonos sobre la marcha”.
-Esta situación nos ha descolocado …
“De hecho, no hay que subestimar los recursos y la capacidad de adaptación que tienen los niños. Los adultos somos los que tenemos muchos planes, muchos proyectos. Esto nos ha impactado económicamente en mayor o menor medida; nos presenta un panorama bastante incierto y la preocupación de los padres los alcanza y se convierte en un problema para los chicos”.