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Cambio de enfoque respecto del uso de barbijos artesanales
Federico Rodríguez ( aquí con su socio Marcos Ermácora) es médico urólogo y recomendó el uso del barbijo de tres capas.
El médico especialista en Urología Federico Rodríguez se manifestó a favor del uso de barbijos, dejando en claro que “estamos aprendiendo todos los días, de manera que lo que en su momento se desaconsejó, ahora se entiende que es necesario usar”.
“Al ser un virus que no conocemos, estamos aprendiendo todo el tiempo. Lo que en su momento se dijo era lo que pensábamos todos los médicos. Lo que sucedió es que con el transcurso de la evolución natural de la enfermedad, empezó a verse que en los países donde la población los usó desde el inicio de la pandemia, la tasa de contagio era menor. Y se tomaron esas experiencias, que tienen números significativos”.
Entrando de lleno en la cuestión del uso de barbijos sí o no, comprados o hechos en casa, Rodríguez explicó “el N95 es el mejor, pero no está indicado para la población, porque está establecido para uso de los médicos y además, está escaseando”.
“En mi caso, tengo que administrarlos, porque hay pocos y valen fortunas. Están reservados para situaciones especiales y de alto riesgo como una traqueotomía, una cirugía o una intubación para un paciente con Covid-19”.
“Después tenemos los barbijos quirúrgicos, que utilizamos cotidianamente en quirófano. Son muy buenos, pero no puede masificarse su uso, porque se reservan para el personal de salud”.
“Ahora -continuó- empezaron a aconsejarse los barbijos de confección casera, hechos con friselina o tela común, de algodón, así como los que en mi punto de vista son los mejores, los hechos con tela doble y un film o nylon intercalado entre ambas capas. Este tiene la ventaja de poder usarse para salir a la calle a hacer trámites o al supermercado porque al regresar a casa, se pone en agua con lavandina (la proporción es un litro de agua con dos cucharadas soperas de lavandina) se lo deja durante diez minutos, se cuelga a secar y al día siguiente se puede usar de nuevo”.
“Este sistema -afirmó- es mejor que confeccionarlos tipo sobre para colocar dentro una servilleta o un filtro de café, porque hay que saber sacarlos, para no contaminar. En cambio, el barbijo que tiene el plástico cosido a las dos capas de tela, se desinfecta con la inmersión en agua con lavandina”.
Rodríguez también recomendó hacer buen uso del barbijo “porque usarlo mal no sirve. Por ejemplo: no puedo estar subiéndolo y bajándolo todo el tiempo, porque al tocarlo con la mano que después te tocás la cara, estás auto infectándote. Veo en la calle gente que se lo coloca, lo baja, se lo vuelven a colocar y esto es lo que no hay que hacer. Tampoco sacárselo para tomar un mate y volverlo a poner porque al manipularlo se está haciendo movimientos de partículas y gérmenes. El barbijo se lo coloca, se lo deja puesto y cuando se lo saca por ejemplo, para comer, debe reemplazarse por otro”, dijo con total claridad.
“Así lo están implementando en China, donde entregan dos barbijos por persona para que vayan a trabajar. Ellos se ponen el barbijo, trabajan, se lo sacan para comer y cuando regresan a su actividad se colocan el segundo, que se lo quitan recién cuando llegan a su casa”, compartió.
Luego agregó “creo que la mayoría de la población usará el barbijo de tela que se puede lavar y desinfectar con lavandina, porque además de bueno, es económico. Hay que pensar que esto debe abarcar a todas las clases sociales, desde quienes tiene medios hasta quienes no. Por eso creo que el barbijo de tela será el universal, por lo equitativo”.
Salimos todos juntos
Todo va cambiando y todos los días vamos aprendiendo, dijo antes Federico Rodríguez. Y cuando le preguntamos si los barbijos se indican para todas las edades, respondió “la información que yo manejo es de adultos, aunque entiendo que los chicos no deberían usar barbijo porque no pueden salir afuera, al estar en cuarentena. Incluso los hijos de padres separados, que deben permanecer con el progenitor con el que los encontró la cuarentena. Hoy día no hay otra razón que una causa de fuerza mayor, como una enfermedad, para que un chico salga a la calle”, afirmó.
En esto de no salir a la calle, este profesional tiene consideraciones con sus pacientes cuando éstos son de cuidar.
“Voy a verlos a sus domicilios. No puedo hacerlo con todos, pero sí con los que lo necesitan. Estoy manejándome mucho por teléfono, por video llamada, y con visitas, que no está normatizado sino que es a criterio de cada uno”
“Creo que de esto vamos a aprender mucho en cuanto a la solidaridad, a ponerse en el lugar del otro. En cuidar al vecino, porque al colocarme un barbijo no sólo me cuido yo, sino también al otro. Las clínicas privadas están trabajando junto con el sector público y esto está muy bueno porque se unificaron los criterios”, destacó, para afirmar “estoy convencido que si trabajamos en conjunto, si nos damos la mano y vamos cada uno en su rol, pero todos en el mismo sentido, salimos bien de esta”, dijo con un optimismo contagioso.
“Además, pienso que esto debe hacer ver que la salud es lo más importante y en consecuencia, hay que asignarle un presupuesto acorde.
“Creo que en estas situaciones especiales son en las que más se aprende”, dijo Federico al finalizar la charla.