Cuatro gualeguaychuenses excombatientes de Malvinas siguen sin cobrar su pensión de guerra
Por Camila Mateo
Dionisio Heraldo Petizco es uno de ellos, y en un nuevo aniversario de la guerra de Malvinas, cuenta su historia y reclama la modificación de la ley provincial que les impide a él y a sus compañeros acceder a este derecho.
Dionisio, como le llaman comúnmente sus conocidos, entró en la Marina a los 15 años, y con 23 años fue enviado a defender la patria en “la perdida perla austral”. Meses antes, en enero se casó Norma Virginia Escalada, con quien estaba esperando su primera hija: Laura.
“El día 6 de abril nos llaman, yo estaba destinado en el museo de la Fragata Sarmiento, y cuando me estaba yendo a mi casa, de atrás me gritan y me dicen que me llamaba el director. Cuando a uno lo llama el director se pregunta qué hizo”.
Cuando llegó al despacho, encontró que había otros compañeros, a los cuales también felicitaron por haber sido seleccionados para participar en Malvinas.
“Llegué a mi casa y le pido a mi esposa que me prepare la ropa porque me habían asignado destino en Malvinas. Me preguntó cuándo iba a volver y le dije que seguro en algunos meses o máximo 2 años que eran lo que nos mandaban a los destinos”.
Las primeras tareas que debió cumplir Dionisio fue el reparto de víveres con unas lanchas que le habían arrebatado a los ingleses, y con las cuales para abastecían los diferentes puestos argentinos. Luego del 1 de mayo, fecha en la que el bando contrario comenzó a bombardear, estas labores se hicieron de manera terrestre.
Además, el personal de la Marina debió cubrir puestos que dejaba el ejército para combatir en el frente. Es así que Dionisio llegó a convertirse en jefe de la policía militar. Pero esto no duró demasiado, ya que el 30 de mayo lo enviaron junto a un soldado al Faro San Felipe.
“Éramos dos cabos, y en todas la fuerzas se llama antigüedad al número que te dan cuando ingresas, y va por orden alfabético, esto quiere decir que están los que tienen apellido con A que son los más antiguos de la promoción y así sucesivamente. El que estaba conmigo era Iñiguez, y yo soy Petizco, entonces me tocó ir a mí. Se rumoreaba que en el faro iba a ser el ataque final, porque estaba cerca de la pista de aterrizaje”.
En ese momento, Dionisio tenía una biblia que le había dado su mamá, e Iñiguez le pide que se la deje “si total te vas a morir, después de última se la devuelvo a tus familiares”, le dijo.
“Lo decíamos como una forma de distención entre nosotros, entonces se la dejé. Después de 37 años se comunicaron por intermedio de una radio de que Iñiguez quería devolverme la biblia porque se había enterado de que vivía en Gualeguaychú. El encuentro se dio en la escuela Héroes de Malvinas”, cuenta Petisco enseñando una biblia con un sticker en la tapa.
En el faro San Felipe, Dionisio y su compañero tenían turnos de 6 horas durante la mañana y de 3 horas a la noche. Su trabajo era observar si los ingleses se avecinaba por mar o tierra, y en caso de que avizoraran algo debía comunicarlo por radio.
“Estábamos en la punta donde estaba la luz, que permanecía apagada. Me acuerdo siempre del 6 de junio, porque el 7 de junio es el cumpleaños de mi señora, a las 5 de la mañana me tocaba agarrar la guardia. Mi compañero me despierta a esa hora, levanto la mirada y veo todo en llamas y quiero espiar más y veo que en el aeropuerto se estaban incendiando los aviones porque había caído una bomba”.
“Y le pregunto para qué quería que me levante, si iba a caer una bomba y nos iba a matar a los dos. Y me dijo ´Ay no sé, pero me toca dormir a mí ahora´. Y era verdad, así que me levante y me senté en el taburete a hacer mi guardia”.
Petizco cuenta que los momentos de mayor angustia eran cuando escuchaba que lanzaban un proyectil, porque los segundos que tardaba en impactar eran eternos, ya que no sabían si les iba a caer a ellos o a sus compañeros. En lo único que pensaba el gualeguaychuense era en que no iba a llegar a conocer a su hija.
Después de una semana de estar preso por los ingleses, Dionisio volvió a suelo argentino el 20 de junio. Por tres meses durmió en el suelo, porque no podía dormir en la cama. Dice que sus superiores le dieron la orden a él y a los demás de no hablar sobre la guerra por 10 años. “Y todos hicimos caso”, menciona, frase que luego corrobora Norma.
Luego de muchos años, recuerda que logró hablar sobre lo vivido mientras estaba de vacaciones junto a su familia en Mar de Ajó.
“Hubo más 700 combatientes que se suicidaron de todas las fuerzas, porque no hubo atención, ni reconocimiento de nada. Y al no poder expresar lo que pasaste eso deja secuelas”.
Al respecto, recuerda que en una ocasión, “una vecina estaba cortando el pasto, y había parado la máquina, conversamos un poco, y cuando sigo para tomarme el colectivo, pone en funcionamiento la máquina y hace un ruido específico, me tape los oídos y dije ´otra vez la bombas´, fue un flash. Y ahí me di cuenta que necesitaba ir al psicólogo. Las secuelas aparecen en los momentos menos esperados”, relata el héroe de Malvinas.
A pesar de todo lo que debió pasar: la guerra, las secuelas, el silencio que duro años, Dionisio, y otros tres gualeguaychuenses más, no reciben la pensión por haber defendido las Islas Malvinas que asigna la provincia de Entre Ríos.
Según explica Petizco, en su caso, el figura como nacido en Buenos Aires, y efectivamente es así, ya que su madre dio a luz cuando estaba de viaje en esa provincia, pero a los días retornó a Gualeguaychú, donde crio a su hijo. Además, como parte de la Marina, Dionisio era trasladado a diferentes destinos, por eso su domicilio figuró durante muchos años en otro lado.
A pesar de esto, la ley no excluye a los no nacidos en Entre Ríos, sino que los que aspiran a acceder a la pensión deben demostrar una estadía mínima de entre 4 y 5 años antes de sancionada la ley en el territorio provincial, requisitos que Dionisio cumple. A pesar de esto sigue sin recibir la pensión.
Al principio dice que no le importaba, pero luego se enteró de que el director de la Caja Provincial, Daniel Elías, les pagaba la pensión a personas ya fallecidas, y no necesariamente a sus familiares. Es así que se sumó a los reclamos por el derecho que le pertenece.
En este sentido, Petizco destaca que cuando Maradey asumió al senado de la provincia, le expuso el reclamo, sin embargo a 4 años no ha hecho nada.
“Somos 6 o 7, los que estamos en esta situación en la provincia. Te da bronca, porque uno ve que te utilizan el 2 de abril políticamente, para sacarse la foto. Pero como es un orgullo el que uno lleva adentro, el haber estado ahí defendiendo la patria, lo pasas por alto. Pero no es justo, si haces una ley, que sea pareja para todos”, concluye.