El buen trato se aprende educando las emociones
En la mañana de ayer el gimnasio del Instituto Luis María Bettendorff fue escenario del lanzamiento de la campaña “Un trato por el buen trato”.
Todo el alumnado participó de este lanzamiento, puertas adentro del establecimiento para los ciclos inicial y primario y que tendrá su continuación con una salida a la comunidad la semana próxima, de la que participarán los estudiantes secundarios.
El acto estuvo presidido por la directora del nivel primario, Nancy Hernández, el rector del secundario, Gustavo Bettendorff, la psicopedagoga Perla Schira, a quienes se sumaron Carlos González y Alejandra Lebrán, del Consejo General de Educación.
Ya desde el ingreso al Instituto se percibía el clima creado: alumnos caracterizados de payasos, con carteles que proponían como regalo un abrazo o un beso recibían a los invitados y adentro, los chiquitos hacían gala de lo trabajado en clase.
La directora Nancy Hernández, consignó que el acto de ayer era para mostrar a los padres lo hecho en clase desde el año pasado, para luego compartirlo con la comunidad, cuando los estudiantes secundarios se instalen en 25 de Mayo y España los días miércoles, jueves y viernes próximos para entregar a la comunidad la vacuna antipegánica.
“Esto comenzó cuando los docentes comentaron que notaban agresividad verbal y psicológica entre los chicos y adolescentes”, dijo Hernández.
“Consultamos a la psicopedagoga Perla Schira y solicitamos un material, un programa que nos ayudara a solucionar esta situación dentro de las aulas. Así trabajamos el manual “Juntos yen Paz”, de Ana Somoza, con metodologías concretas, como educar las emociones”.
El trabajo en clase dio frutos, porque como dijo Hernández a EL ARGENTINO “cambió completamente el ambiente dentro de las aulas: ellos mismos comenzaron a darse cuenta cuándo maltrataban a otro”.
Tras esto agregó un detalle: la vacuna antipegánica se da con formato de caramelo, luego de explicar a la persona en cuestión por qué no hay que recurrir a la violencia ni dejarse violentar. Además se colocará una pulserita distintiva a quienes reciban esta vacuna con una advertencia: ante el primer acto de maltrato o no denuncia de éste, su inmunidad expirará y deberá vacunarse de nuevo.
La propuesta del Instituto Bettendorff no sólo apunta a la buena convivencia escolar sino que, a través de lo trabajado en el aula, se busca que cada alumno sea un efecto multiplicador en su casa, entre sus amigos, en los ambientes que frecuenta, ya que en definitiva, se busca poner un freno a la agresividad educando para la paz.
El acto estuvo presidido por la directora del nivel primario, Nancy Hernández, el rector del secundario, Gustavo Bettendorff, la psicopedagoga Perla Schira, a quienes se sumaron Carlos González y Alejandra Lebrán, del Consejo General de Educación.
Ya desde el ingreso al Instituto se percibía el clima creado: alumnos caracterizados de payasos, con carteles que proponían como regalo un abrazo o un beso recibían a los invitados y adentro, los chiquitos hacían gala de lo trabajado en clase.
La directora Nancy Hernández, consignó que el acto de ayer era para mostrar a los padres lo hecho en clase desde el año pasado, para luego compartirlo con la comunidad, cuando los estudiantes secundarios se instalen en 25 de Mayo y España los días miércoles, jueves y viernes próximos para entregar a la comunidad la vacuna antipegánica.
“Esto comenzó cuando los docentes comentaron que notaban agresividad verbal y psicológica entre los chicos y adolescentes”, dijo Hernández.
“Consultamos a la psicopedagoga Perla Schira y solicitamos un material, un programa que nos ayudara a solucionar esta situación dentro de las aulas. Así trabajamos el manual “Juntos yen Paz”, de Ana Somoza, con metodologías concretas, como educar las emociones”.
El trabajo en clase dio frutos, porque como dijo Hernández a EL ARGENTINO “cambió completamente el ambiente dentro de las aulas: ellos mismos comenzaron a darse cuenta cuándo maltrataban a otro”.
Tras esto agregó un detalle: la vacuna antipegánica se da con formato de caramelo, luego de explicar a la persona en cuestión por qué no hay que recurrir a la violencia ni dejarse violentar. Además se colocará una pulserita distintiva a quienes reciban esta vacuna con una advertencia: ante el primer acto de maltrato o no denuncia de éste, su inmunidad expirará y deberá vacunarse de nuevo.
La propuesta del Instituto Bettendorff no sólo apunta a la buena convivencia escolar sino que, a través de lo trabajado en el aula, se busca que cada alumno sea un efecto multiplicador en su casa, entre sus amigos, en los ambientes que frecuenta, ya que en definitiva, se busca poner un freno a la agresividad educando para la paz.
Por Silvina Esnaola
EL ARGENTINO
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