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La presidenta de Cáritas Diocesana habla sobre el proyecto de construcción de veinte viviendas en la ciudad para familias en situación vulnerable
El lunes 30 de mayo, el Obispado de Gualeguaychú recibió la donación de un terreno por parte de la Municipalidad a través del Banco de Tierras para la construcción de 20 viviendas.
El convenio firmado por el intendente Dr. Martín Piaggio y el obispo de la diócesis Gualeguaychú, Monseñor Héctor Luis Zordán, permitirá que un grupo de familias que no poseen vivienda propia pueda acceder a la tierra y la construcción de su casa.
Para dar esta respuesta a estos temas tan necesarios en nuestra ciudad, el Estado local trabaja mancomunadamente con Cáritas Diocesana y el Hogar de Cristo.
EL ARGENTINO se comunicó con la presidenta y representante de Cáritas Gualeguaychú, Mariela Marín, quien explicó con detalle cómo se llevará a cabo el proyecto.
Marín relata que esta propuesta surge de un convenio realizado entre Cáritas Nacional con el gobierno en el marco del programa Casa Propia: “Nosotros como Cáritas, tenemos a cargo el área de vivienda, con un programa de autoconstrucción participativa. En Gualeguaychú el convenio se hace entre nuestra institución, el Hogar de Cristo y con Cáritas Nacional para llevar adelante la construcción de las veinte viviendas en un predio que otorgó el municipio. Este fue el acuerdo que se firmó recientemente cediendo al Obispado un lote en el noroeste de la ciudad desde el Banco de Tierras que posee la Municipalidad que se compromete, también, a llevar hasta ese lugar todo lo que es servicio de agua corriente y cloacas”.
Explica también cuál es el papel de Cáritas, la institución que preside, en este convenio: “Tenemos la responsabilidad administrativa, técnica, legal y demás con respecto a esta propuesta. Es decir, Cáritas Diocesana acompaña en todo lo que son las necesidades para que ésta sea una realidad posible junto a Cáritas parroquial y al Hogar de Cristo”. También relata cómo se va a organizar la entrega de este beneficio y a quienes. “ En este momento estamos haciendo las entrevistas. Para acceder a esta propuesta, los beneficiarios, tienen que ser personas o familias con escasos recursos, de alta vulnerabilidad y que cuenten con un determinado ingreso porque después se hace un recupero de la obra, un reintegro por parte de la familia que accede al beneficio. También se prioriza a las jefas de hogar y que no tengan ningún tipo de propiedad ni otros bienes. Se dialoga con los integrantes del grupo familiar y luego de las entrevistas se hace un cruzamiento de datos para constatar que realmente no sean propietarios y se pueda avanzar en pasos más firmes”.
“El sistema de autoconstrucción participativa y solidaria consiste en que estas veinte familias adjudicatarias van a ser las que construirán estas viviendas; por lo menos un miembro de cada hogar tiene que participar en la construcción y se pautará la cantidad de horas diarias de trabajo. Van a recibir una contribución por esto, capacitación y un seguimiento para hacerlo posible. Para esto se forma un equipo -con el Hogar de Cristo y Cáritas- que controla todo lo referido a la construcción y elaboración de planos, un equipo social que se encarga de las entrevistas, otro contable que hace la rendición de cuentas para que se cumpla con todas las normas legales correspondientes. Todo este desarrollo lleva a una movilización comunitaria, ya que se trabaja a través de talleres de capacitación específica en cada oficio para poder levantar la vivienda pero también talleres que tienen que ver con el sentido de la propiedad, del ser artífices y protagonistas de esta historia, de un bien común, el ser todos partes de esto y por lo tanto, responsables de que se pueda concretar.” Marín reafirma que este trabajo “necesita un acompañamiento humano y espiritual para que se genere una comunidad sólida” y explica, ante la pregunta de las posibles dificultades que podrían tener que afrontar: “Sabemos que pueden surgir inconvenientes pero la idea es poder construir acuerdos, caminos posibles y juntos ir caminando en esto” y sostiene, ante todo, que es” un proyecto que, al acceder a una vivienda, las personas se insertan en el mundo desde otro lugar, incide el hecho de tener su propia casa en muchos aspectos que dignifican su vida y les da esperanzas a proyectar un futuro diferente.”