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Nelu Dominutti: Enamorada del francés, hoy es referente de la Alianza Francesa
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Silvina Esnaola
EL ARGENTINO
Llegó a Gualeguaychú después de retornar a su Concepción del Uruguay y aceptar el desafío de abrir aquí una sucursal de la pizzería de la familia Dominutti, que en Concepción tiene 35 años de vida comercial.
“Al principio fue en sociedad con mis hermanos, pero al tiempo decidimos comprar la parte y hacernos cargo nosotros de la Pizzería San Remo”.
Nelsa Inés Dominutti, a quien conocemos como Nelu, es quien contó esto.
“Con Martín (Aramburu, su esposo) invertimos en esa pizzería el departamento que teníamos en Buenos Aires y el auto, y en el tiempo de los federales debimos cerrar, porque todos nuestros insumos se pagaban en pesos”.
Y si bien vino con su familia por la pizzería, ya era Profesora nacional de francés y aquí le sacó lustre a esta chapa, porque como veremos más adelante, llegó a trabajar en seis colegios y en la Alianza Francesa al mismo tiempo.
- Dominutti, hubiese creído que tu estudio era el italiano...
“Es que tuve una profesora en cuarto y quinto año que me hizo amar el francés. Además, tengo antepasados descendientes de franceses. Igual, para mí fue una carrera, una profesión”.
Como quedó dicho, Nelu completó aquí su carrera docente, y aquí la encontró la jubilación. Y en el tiempo que pasó, echó raíces.
Pero dejemos que cuente ella.
“Desde que llegué a Gualeguaychú tuve un montón de horas”, recordó agradecida, afirmando ser “bendecida por Dios”.
Contó que llegó en el ´92. Después de estudiar en La Plata el traductorado de francés, que quedó inconcluso.
La vuelta a su ciudad -antes de su desembarco aquí- tuvo que ver con la hiperinflación del gobierno de Alfonsín.
“Martín era vendedor de una multinacional. Cerraron las fábricas de Tierra del Fuego y despidieron los últimos treinta empleados. Martín, uno de ellos. Tuvo una indemnización muy buena y me la entregó. Me dijo que la agarrara e hiciera lo que quisiera, mientras él buscaba trabajo”.
“Nunca lo había hecho, pero aconsejada por un amigo la puse a plazo fijo, pero llegó un momento que ese dineral sólo me alcanzaba para una compra de almacén”.
“Se dio que nos llamaron mis hermanos, que pensaban abrir una pizzería aquí. Ellos tienen la marca y la masa propia. Con esta propuesta vinimos”.
A Gualeguaychú llegó con Martín y sus hijos Anastasia, Juan Ignacio, Airtor y Josela, de un año.
“Me presenté en la Escuela Normal para anotar a los chicos, y me contrataron como profesora suplente. También me convocaron de la Alianza Francesa, porque Elsita Buschiazzo, a la que conocí estudiando, avisó de mi llegada. Me llamó Elvira Cepeda de Bugnone para que me hiciera cargo de la dirección de cursos. ¡Me llené de trabajo!”, dijo como dándose cuenta de lo que vivió.
No en vano siguió diciendo “Hubo un momento en que trabajé en seis colegios, porque tomé todas las suplencias que había en la ciudad. Si miro para atrás, siento pena por mí. Estoy orgullosa por lo que hice, pero la pena es porque era una criatura de 35 años con cuatro chicos”.
Pasado el tiempo de las suplencias y a pesar de confesar que le apasiona dar clases, Nelu sintió que se desbordaba.
“Daba las clases, los alumnos nunca se enteraron de que ya no me sentía bien, pero al salir, sentía el estresaso”.
Siguió frente al aula hasta lograr la jubilación, momento en que comenzó a descansar haciendo otras cosas...
“Justo ahí me ofrecieron anotarme en el plan del barrio de escuelas técnicas. No tenía el dinero, pero mis hijos lo pusieron para que no perdiéramos la oportunidad”, contó orgullosa por esta actitud, para seguir “compramos y así llegamos otra vez a la casa propia”.
“Llegamos y lo primero que hicimos fue un atelier para Martín. Vendimos todo menos lo indispensable, incluso doné entera mi biblioteca a la Biblioteca Sarmiento...
Ya libre de horarios, me dediqué al jardín, que es una pasión”, compartió.
El descanso comenzó repartiéndose entre el jardín, las caminatas, la práctica de yoga, los talleres de escritura y hasta incluso un primer año del Profesorado de Lengua y Literatura.
“Pero llegó el momento de los exámenes y me dí cuenta que no tenía ganas de tener esta presión. Entonces dejé”, compartió.
Pero no iba a quedarse tranquila, porque como dijo, “siempre estoy en contacto con profesores de francés, y se dio la propuesta a fines de julio de este año de volver a la Alianza Francesa, para hacerme cargo de la Presidencia del Comité”.
Allí llegó con un grupo de colaboradores que son ex alumnos suyos de la Alianza, que aceptaron de inmediato. De manera que el grupo que acompaña a Nelu es amplio, como veremos, ya que lo integran Emilio Larrivey, Jorgelina Bertocchi, Ismael Pradel, María Teresa Ronco, Gastón Butteri Stubbe, Sabina Melchiori, Fabián Dumucet, Carola Chesini, Nerea Liebre, Viviana Preisz, Valeria Pereyra y Martín Aramburu. La Directora de estudios es Emilia Rivollier y los profesores, Claudia Cabrera, Andrea Rivollier, Bettina Russel, Aldana Aguirre.
Este equipo ya organizó una venta de platos franceses, una Avant Premiere, nuevas exposiciones de arte, y prepara presentaciones, noches literarias y también eventos para el verano, con un paréntesis obligado en enero, cuando todo el mundo quiere descansar.
- Asumiste un compromiso grande, ¿qué te propones hacer?
“Quiero seguir apoyando la parte educativa, que Emilia lleva de maravillas; promocionar la Alianza, invitar a la gente a venir a exponer pinturas, presentar un libro, tocar música, que hagamos de la Alianza un Centro cultural, abierto a la comunidad, gratuito y al alcance de todos...” invitó al despedirse.