Nina Fuentes: “en la vida he tenido pérdidas y fracasos, pero la danza siempre me sacó adelante”
El Instituto de Danzas Nina Fuentes cumple el 8 de marzo cuarenta años desde que abrió sus puertas en la ciudad. Comenzó sus actividades en 1976 con unos cincuenta alumnos y hoy son miles y miles los que han pasado por sus salones. El próximo domingo Nina Fuentes homenajeará a las primeras generaciones. Por Rocío Fernández
Los Fuentes son una familia de Gualeguaychú. Los padres de Nina Fuentes, Dora y Hugo, fueron quienes la iniciaron desde muy chica en el mundo de la danza, principalmente para que mejorara su postura y socializara con otras niñas. Pero ella, sin pensarlo y quizá hasta sin quererlo, fue trazando su destino junto con la danza y hoy, a cuarenta años de la primera clase que dictó, asegura que la danza siempre la sacó adelante.
Lo primero que quisimos saber era cómo había comenzado la que hoy es su profesión.
“De chica, yo era muy flaquita, muy tímida e incluso hasta mi posición física no era la más adecuada. Entonces mis padres deciden mandarme a danza, para mejorar la postura y además para que socializara con otros chicos”, contó Nina a EL ARGENTINO y agregó que su profesora fue “Tuchi” Tourón.
Continuó contando que se recibió a los 17 años de profesora de Danza y “fue en el año 1976, cuando estábamos en plena dictadura y en mi casa no me dejaron ir a estudiar a Buenos Aires, que es lo que yo quería hacer. Y ahí me pregunté: ¿qué hago? Justo a la vuelta de mi casa, en calle Gualeguay entre Urquiza y 25 de Mayo, había un saloncito y mi padre me lo alquiló. Dije: bueno, por un año hago esto, doy clases como para no perder el tiempo… y bueno, acá estoy. Nunca dejé de dar clases”, resumió.
Un inicio inesperado
“No tenía una sola expectativa”, dijo Nina y para que no queden dudas agregó: “jamás se me ocurrió pensar que sería lo que terminé siendo… Me gustaba bailar pero no era una cosa que me volviera loca”.
“Comencé con 49 alumnos y en ese primer año (1976) ya hice la primera publicidad en EL ARGENTINO y recuerdo que el primer día que di clases fue un 8 de marzo, nada menos que en el Día de la Mujer”.
“Mis alumnas comenzaron a rendir desde el inicio y de entrada también ya hice un primer festival. Era una audaz”, señaló a modo de conclusión y aclaró que por aquellos años no estaba muy de moda realizar las muestras que todas las academias realizan en la actualidad.
“El primer festival lo hicimos en el Instituto Magnasco y en el Pequeño Teatro Arlequín, de Mario Fischer con la idea de mostrar lo que las chicas habían aprendido a lo largo del año”, agregó.
“Al año siguiente tuve 111 alumnas o sea que el número se duplicó y fue así que empecé a entusiasmarme y no paré más”.
Necesidad de cambiar
¿Alguna vez tuviste ganas de parar?, le preguntamos y Nina reconoció que “alguna vez si… A mi me apasiona realmente lo que hago. Y doy todo, no hago nada a medias. Le doy el tiempo completo. A veces me ha pasado que pienso que quizá me gustaría hacer otra cosa, pero realmente no encuentro qué. No hay nada que me atraiga tanto como la danza…”, reconoció.
En tanto, contó que desde hace cinco años cuenta con el apoyo de su hijo Rogelio que la acompaña, él hace las producciones de las obras y es sumamente creativo y profesional.
Cabe aclarar que Nina tiene dos hijos: Rogelio, que es actor y estudia el profesorado de Teatro y Ramiro, que es ingeniero. También tiene un nieto que se llama Fausto.
Cosas que se valoran y logros
“Lo más rescatable de estos cuarenta años es la gran cantidad de gente que he conocido. Además, gracias a la danza y en compañía de mis bailarines, he llegado a Francia, Italia y Latinoamérica. También valoro poder contar hoy con el reconocimiento y el cariño de tanta gente”, dijo Nina.
Con una memoria prodigiosa, Nina Fuentes contó que su primera alumna inscripta fue Gisela Pérez “y hoy sus dos hijas vienen a clases. También tuve alumnas que hoy ya dan clases y tengo filiales en Larroque, Aldea San Antonio y en Pueblo General Belgrano”.
“En estos años se me pasó la vida sin darme cuenta. Cuando me pongo a pensar y veo la cantidad de alumnas que han pasado… no lo puedo creer”, aseguró la referente de la danza en la ciudad.
“Uno en la vida ha tenido pérdidas y fracasos, pero a mí la danza siempre me sacó delante de la mejor manera, de la más sana tanto en mente como en cuerpo y en espíritu. Y eso es lo que yo tengo que agradecerles a mis padres que, sin quererlo, me pusieron en ese camino que yo decidí seguir”, afirmó.
Y como siempre, de todo se aprende, en este caso Nina aseguró que “antes siempre quería abarcar todo, era joven y quería hacer todo y esto es imposible. Por eso, desde hace muchos años me dedico solo al ballet clásico para poder hacerlo bien. En estos años he formado muy buenos bailarines. La primera bailarina del Teatro Argentino de La Plata, Elizabeth Antúnez estudió conmigo y Vanesa Echazarreta, es egresada del Colon y anda por el mundo… también hay otros que se están comenzando a hacerse camino en el Colón”.
Dentro de la danza hay muchas cosas que se pueden hacer, una de ellas son las coreografías y esta es la pasión de Nina Fuentes.
“Lo que más me gusta además de enseñar es la coreografía… bailé mucho pero lo mío es hacer coreografías. Y no es sencillo ya que hay que lograr contar la historia a través de la danza…” y aclaró que esta tarea “te lleva unos meses, en el verano comenzamos a trabajar la coreografía de lo que vamos a presentar a fin de año y tres o cuatro meses antes comenzamos a trabajarlos con los alumnos”, contó la profesora que cuenta con la producción de su hijo Rogelio en esta tarea.
Cambio generacional
Consultada sobre los cambios que han acaecido a lo largo de estos años, Nina destacó que “las generaciones han cambiado mucho” y explicó que “antes, los alumnos eran mucho más respetuosos, había una especie de admiración por el profesor, y en general eran mucho más responsables. Realmente son cada vez menos los alumnos que hoy se enganchan y lo toman en serio… el resto quiere todo fácil. Y la danza implica un gran sacrificio”, aseguró.
Nina Fuentes continúa hasta el día de hoy dando clases a los alumnos de más de nueve años y, a la hora de armar las coreografías, “estoy en todos lados”, tal como lo dijo a EL ARGENTINO.
¿La Danza, cambia?
Respecto a la danza, quisimos saber si con el paso de los años va sufriendo también modificaciones, a pesar de ser clásica. “Si, la danza va cambiando… es como todo, siempre se busca más y más. Dentro de lo clásico también hay cambios y ahora hay muchos otros elementos para lograr nuevos objetivos, como por ejemplo las zapatillas de punta que han cambiado, la vestimenta también… antes los trajes eran mucho más elaborados y ahora son más simples y económicos”.
Y sobre qué extraña de la danza de antes, nos dijo: “extraño el respeto de los alumnos para con el maestro. Me sorprenden hoy en día los chicos. Yo soy muy disciplinada con los horarios, con la vestimenta de clase y en general, el ballet clásico es así… “
Un agradecimiento
a mi ciudad
Yo tengo que agradecer a mi ciudad que me acompañó durante estas cuatro décadas, porque nunca paré y esto no es fácil. Hubo momentos de crisis y sin embargo pude salir adelante. Lamento que hoy día no esté mi padre acompañándome porque él es quien siempre me inculcó la honestidad y el mirar para adelante.
Festejos
El 13 de marzo será la primera celebración de los 40 años del Instituto de Danzas Nina Fuentes. En esa ocasión estarán las alumnas de los años 1976, 1977, 1978 y 1979.
El próximo domingo a las 20:30, el festejo será en la calle, frente al instituto ubicado en 25 de Mayo 768 y será un reconocimiento a aquellas primeras generaciones de alumnos que marcaron los inicios del Instituto. Será con entrada libre y gratuita, habrá sorpresas.
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