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Vuelven los gallineros a la ciudad ¿Una medida para paliar la pobreza o un despropósito?
El Concejo Deliberante aprobó una ordenanza que autoriza y regula la tenencia de aves de corral como gallinas, pollos, codornices y gansos dentro del ejido de la ciudad. En este marco, la población comenzó una acalorada discusión. Entre los argumentos que prevalecen se encuentra el encubrimiento de la pobreza, los olores y la aparición de los ladrones de gallinas.
La ordenanza se enmarca en un proyecto de alimentación saludable promovido por el Municipio con el fin de que la población produzca su propio alimento de forma orgánica. Sin embargo, la implementación de gallineros en los patios de las casas no será tan sencilla. Según los dispuesto en la normativa “todas las instalaciones de cría y tenencia de aves de corral deberán estar inscriptas en el “Registro Producción avícola” a cargo del Plan de Alimentación Sana, Segura y Soberana (PASSS), el cual tendrá como requisitos:
“Realizar capacitaciones que el organismo de aplicación establezca sobre salubridad animal e higiene de las instalaciones. Prestar conformidad y desarrollar la actividad según la guía de sanidad animal y producción agroecológica establecida por el PASSS. Y contar con la licencia social vecinal acerca de la actividad que se desarrolla”.
A su vez, las actividades permitidas están limitadas por zonas: en el área urbana, la crianza solo puede ser con fines de autoconsumo, mientras que en zonas periurbanas pueden ser para venta familiar. La única zona de producción masiva se sigue circunscribiendo a la ruralidad.
Por otro lado, la autoridad de aplicación, que en este caso sería la Secretaría de Producción y Desarrollo Económico, y la Secretaría de Desarrollo, Ambiente y Salud, deberán controlar la salubridad y las condiciones de las instalaciones y tendrá “la potestad de retirar las mismas y los animales cuando incumplan los condicionamientos regulados para cada zona”.
Repercusión en redes sociales
Ante el conocimiento público de la normativa, los gualeguaychuenses no tardaron en hacer oír su opinión a través de las redes sociales. Entre la variopinta gama de expresiones que se suscitaron, hay tres argumentos que se destacan: la pobreza, los malos olores producto de la cría de animales y la posibilidad de que aparezcan los ladrones de gallinas.
Una parte importante de las expresiones digitales se circunscriben en torno a que la nueva normativa es un aliciente frente a la situación económica que atraviesa la ciudad. Las personas se preguntan si no hay otras iniciativas para sacar a la gente de la pobreza, como generar nuevas fuentes de trabajo. Es así que una usuaria de Facebook realiza el siguiente descargo: “Todo muy lindo, pero no todos cuidan y mantienen en condiciones un gallinero, y ante tantas necesidades económicas, es una manera de paliar, el hambre,, y la situación económica en decadencia. Ojala no abunden los ladrones de gallinas!! Volvemos siempre al punto de partida…”.
En esta misma línea,otra internauta de la red, expresa: “Claro con el maple a 550, me imagino vamos retrocediendo en el tiempo esto demuestra la gran inflación y la pobreza que nos espera, gracias a un gobierno incompetente y malicioso que solo factura para ellos”. Incluso hay quienes señalan que si siguen los aumentos, la población se va a ver obligada a tener su propia vaca en el patio de la casa. Cabe destacar que, en Argentina, en el primer trimestre del año la pobreza subió un 16,9% y la indigencia un 19,7%, lo que se traduce en que 83 mil personas por mes atravesaron la línea de la pobreza, según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Sin embargo, una de las opiniones más taquilleras sobre la habilitación para tener aves de corral en las casas, es la cuestión del olor. Muchos vecinos de la ciudad se encuentran preocupados sobre la correcta implementación de la normativa y control. Muchos tildan la medida de “atrasante” y descreen que quienes decidan tener gallinas en su patio vayan a realizar una correcta higiene, lo que podría generar inconvenientes entre vecinos. Al respecto, un usuario de redes sociales manifiesta:“Te quiero ver con un gallinero pegado a tu tapial. Moscas, mal olor y cuando llueve ni hablar. Eso es para donde hay terrenos grandes”.
Entre los comentarios, también se cuela la cuestión de la aparición de ladrones de gallinas, aunque parece ser un problema menor frente a los dos argumentos imperantes: la pobreza y los inconvenientes vecinales que puede traer la cría de aves. Lo que se puede verificar en cada una de las expresiones es el descontento de la población sobre los temas que deciden tratar los funcionarios en el Concejo Deliberante. Finalmente, perdidas en el ciberespacio las opiniones favorables aparecen, pero parecen ser las menos, frente a una marea que a simple vista le baja el pulgar a la nueva ordenanza.