Opinión
A San Cayetano por Paz, Pan y Trabajo
Por monseñor Jorge Lozano (*) - Hoy se celebra la Fiesta anual de San Cayetano. Miles y miles de peregrinos se acercan a los cientos de Santuarios que hay en todo el país, aunque centremos nuestra mirada en el barrio de Liniers como lugar emblemático de esta devoción.
A las 12 de la noche se abrieron las puertas y comenzó la lenta peregrinación delante de la imagen venerada.
Soportando el frío, muchos hermanos hacen la cola, rezan, charlan con otros, comparten el mate. Expresan que la vida es peregrinar hacia Dios, caminar como Pueblo y Familia suya. No andamos aislados ni amontonados. Tampoco solos: los Santos y la Virgen caminan con nosotros. Es más, el mismo Jesús Resucitado se hace compañero de camino y no nos abandona jamás.
Este año el Lema que ilumina la Fiesta es: “Junto a San Cayetano rezamos por la Paz, el Pan y el Trabajo”.
Pedimos por la Paz en la familia y en el barrio, en los lugares de trabajo. Necesitamos Paz para cuidar la vida, vivir como hermanos, trabajar y ganar con dignidad el Pan de cada día.
La Paz se logra también con igualdad de oportunidades. Si por nacer con un apellido u otro algunos tienen la vida de arriba y otros muchos miseria garantizada, esa injusticia no engendra la Paz. Es violencia que se prolongará en el tiempo, inequidad difícil de superar.
Cuando decimos que hace falta amistad social, nos referimos a la necesidad de erradicar todas las expresiones de violencia. Desde las agresiones e insultos verbales que producen enojos y crispaciones, hasta las agresiones físicas que lastiman y matan. ¡Cómo debe dolernos la muerte en Jujuy!. Cuando se producen conflictos por reclamos de derechos hay que tener gran cuidado de la vida como valor supremo y la integridad física de todos. La protesta emerge como reclamo desesperado que lleva años. En estos días nuestros hermanos jujeños piden por una vivienda digna. La violencia comenzó hace tiempo desoyendo o ninguneando la dignidad del hombre. ¿Y ahora qué?
No hay Paz sin Justicia. Se reclaman mutuamente. Tampoco pueden estar una y otra sin Solidaridad. El egoísmo e individualismo hacen que el corazón se endurezca y se cierre a las necesidades de los hermanos. Hay un gran mal que se ha ido expandiendo: la indiferencia.
Los que peregrinan llevan muchas intenciones y motivos para agradecer. Pero uno de los mayores pedidos tiene que ver con lo laboral.
El trabajo remunerado con Justicia conduce a ganar con dignidad el Pan, y así estar en Paz con todos. Y no sólo vemos el Pan como alimento para el estómago. También es “Pan” la vivienda, la educación, la salud, la recreación y el descanso en familia.
En este camino del Bicentenario del 2010 al 2016 debemos reforzar nuestro compromiso para construir una Patria en Justicia y Solidaridad; erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral.
San Cayetano dijo: “Quiero amar a Jesús con cada latido de mi corazón. Ser útil a los necesitados, servir a todo el que me pide una ayuda”. Te deseo de todo corazón puedas pronunciar esa frase como un anhelo y una búsqueda también para vos.
(*) Monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.
Soportando el frío, muchos hermanos hacen la cola, rezan, charlan con otros, comparten el mate. Expresan que la vida es peregrinar hacia Dios, caminar como Pueblo y Familia suya. No andamos aislados ni amontonados. Tampoco solos: los Santos y la Virgen caminan con nosotros. Es más, el mismo Jesús Resucitado se hace compañero de camino y no nos abandona jamás.
Este año el Lema que ilumina la Fiesta es: “Junto a San Cayetano rezamos por la Paz, el Pan y el Trabajo”.
Pedimos por la Paz en la familia y en el barrio, en los lugares de trabajo. Necesitamos Paz para cuidar la vida, vivir como hermanos, trabajar y ganar con dignidad el Pan de cada día.
La Paz se logra también con igualdad de oportunidades. Si por nacer con un apellido u otro algunos tienen la vida de arriba y otros muchos miseria garantizada, esa injusticia no engendra la Paz. Es violencia que se prolongará en el tiempo, inequidad difícil de superar.
Cuando decimos que hace falta amistad social, nos referimos a la necesidad de erradicar todas las expresiones de violencia. Desde las agresiones e insultos verbales que producen enojos y crispaciones, hasta las agresiones físicas que lastiman y matan. ¡Cómo debe dolernos la muerte en Jujuy!. Cuando se producen conflictos por reclamos de derechos hay que tener gran cuidado de la vida como valor supremo y la integridad física de todos. La protesta emerge como reclamo desesperado que lleva años. En estos días nuestros hermanos jujeños piden por una vivienda digna. La violencia comenzó hace tiempo desoyendo o ninguneando la dignidad del hombre. ¿Y ahora qué?
No hay Paz sin Justicia. Se reclaman mutuamente. Tampoco pueden estar una y otra sin Solidaridad. El egoísmo e individualismo hacen que el corazón se endurezca y se cierre a las necesidades de los hermanos. Hay un gran mal que se ha ido expandiendo: la indiferencia.
Los que peregrinan llevan muchas intenciones y motivos para agradecer. Pero uno de los mayores pedidos tiene que ver con lo laboral.
El trabajo remunerado con Justicia conduce a ganar con dignidad el Pan, y así estar en Paz con todos. Y no sólo vemos el Pan como alimento para el estómago. También es “Pan” la vivienda, la educación, la salud, la recreación y el descanso en familia.
En este camino del Bicentenario del 2010 al 2016 debemos reforzar nuestro compromiso para construir una Patria en Justicia y Solidaridad; erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral.
San Cayetano dijo: “Quiero amar a Jesús con cada latido de mi corazón. Ser útil a los necesitados, servir a todo el que me pide una ayuda”. Te deseo de todo corazón puedas pronunciar esa frase como un anhelo y una búsqueda también para vos.
(*) Monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.
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