La noche para esa botella que reservamos tanto
Por Fabián Magnotta *
Juventud Unida de Gualeguaychú a la Primera B Nacional en fútbol. A la élite, mire usted. Y una primera aclaración: a estas líneas no las escribe un periodista (ni siquiera me acredité), sino un hincha.
Pero quería contarte que yo estaba esa noche de lluvia en Concepción del Uruguay… cuando la felicidad nos recordó que es un abrazo de sonrisas y de lágrimas. Y canciones, pasiones de fiesta en casa ajena. Era tanta la convicción, que a nadie se le ocurría otro resultado que el triunfo. Como nadie le dijo que era imposible, Juventud fue y lo hizo.
Un gol sobre el final, para darle más dramatismo. No era lo mismo un 1-0 que un 2-1 sobre la hora, porque eso hacía más épico y más vibrante el triunfo de un club de barrio en un deporte donde manda demasiado el dinero.
Y Juventud es eso, un club del barrio de la Santa Teresita, la Plaza Belgrano, los trenes convertidos en autos en los 90 y las calles de tierra hoy de pavimento… Celeste y blanco el club que siempre fue un espejo del país...por allí en los 70 andaban los botones de la dictadura y en los 90 casi lo rematan, como casi nos remataron a todos…Ojalá algún día entendamos que los clubes de barrio también son joyas de la abuela, como las bibliotecas, como las construcciones tradicionales, como los símbolos… no me tirés a la basura la foto del nono, aunque no lo hayas conocido, yo sé por qué te lo digo…
Vamos a ver por televisión a los muchachos, pero debe ser sólo un inolvidable sueño… En esta medianoche mandaron “saludos a Juventud” por ESPN…ja ja, de no creer.
Y por allí anda el gran DT Jorge Gehbardt, el maestro de todos, el santo de la paciencia con tantos chicos con ganas de jugar…. Parece aconsejarlo al Beto Acosta: “humildad y trabajo, mhijo, humildad y trabajo”… Me pareció una gota en la cara y no llovía cuando vino su recuerdo… Pero bueno, si lloraba Juan, si lloraba sin consuelo el negro Walter, estábamos todos habilitados.
El triunfo de aquellos botines Sacachispas repartidos en el vestuario, el regreso de esas siestas donde se detenía el mundo, de esos eucaliptus que aromaban las tardes, de la tierra que volaba y acompañaba la alegría cotidiana, grises pepitas de oro en la memoria.
Tomar una Coca en la cantina que atendían los Gómez era como ir al Teatro Colón, vos qué te pensás, mientras los viejos jugaban a las bochas. Ese es el club que ha llegado sin mosca al deporte de la mosca.
Sueños de gambetas, de goles entre los árboles, paraíso sencillo y enorme de cordones desatados y de rodillas peladas. Uno vuelve siempre, dice Tejada Gómez, a los viejos sitios donde amó la vida
Y ahora vas a salir en diarios digitales lejanos, Juventud…ja ja. Juventud…con la pinta de Carlos Gardel, quién lo diría.
Peinate a la gomina en esta noche mágica. Buscá aquella, la mejor camisa y vos amiga, rescatá el perfume guardado, que esta es la ocasión, esta es la noche para la cual reservamos tanto tiempo esa botella…
Nos merecemos bellos milagros y ocurrirán, dice el Indio Solari…Justo para la hinchada con más banderas ricoteras de la Argentina.
Dejé la gorra mojada, la campera húmeda, guardé la entrada como un documento, me saqué las zapatillas embarradas y vi volar a la bandada de duendes con colores de nostalgias y de sueños, para que ellos me dictaran estas letras.
Uno se da cuenta después, con los años, de cuando estaba transitando por las vías de la historia…
* Fabián Magnotta es periodista. Trabajó en Diario El Argentino y actualmente es Director Periodístico de Radio Máxima.
Pero quería contarte que yo estaba esa noche de lluvia en Concepción del Uruguay… cuando la felicidad nos recordó que es un abrazo de sonrisas y de lágrimas. Y canciones, pasiones de fiesta en casa ajena. Era tanta la convicción, que a nadie se le ocurría otro resultado que el triunfo. Como nadie le dijo que era imposible, Juventud fue y lo hizo.
Un gol sobre el final, para darle más dramatismo. No era lo mismo un 1-0 que un 2-1 sobre la hora, porque eso hacía más épico y más vibrante el triunfo de un club de barrio en un deporte donde manda demasiado el dinero.
Y Juventud es eso, un club del barrio de la Santa Teresita, la Plaza Belgrano, los trenes convertidos en autos en los 90 y las calles de tierra hoy de pavimento… Celeste y blanco el club que siempre fue un espejo del país...por allí en los 70 andaban los botones de la dictadura y en los 90 casi lo rematan, como casi nos remataron a todos…Ojalá algún día entendamos que los clubes de barrio también son joyas de la abuela, como las bibliotecas, como las construcciones tradicionales, como los símbolos… no me tirés a la basura la foto del nono, aunque no lo hayas conocido, yo sé por qué te lo digo…
Vamos a ver por televisión a los muchachos, pero debe ser sólo un inolvidable sueño… En esta medianoche mandaron “saludos a Juventud” por ESPN…ja ja, de no creer.
Y por allí anda el gran DT Jorge Gehbardt, el maestro de todos, el santo de la paciencia con tantos chicos con ganas de jugar…. Parece aconsejarlo al Beto Acosta: “humildad y trabajo, mhijo, humildad y trabajo”… Me pareció una gota en la cara y no llovía cuando vino su recuerdo… Pero bueno, si lloraba Juan, si lloraba sin consuelo el negro Walter, estábamos todos habilitados.
El triunfo de aquellos botines Sacachispas repartidos en el vestuario, el regreso de esas siestas donde se detenía el mundo, de esos eucaliptus que aromaban las tardes, de la tierra que volaba y acompañaba la alegría cotidiana, grises pepitas de oro en la memoria.
Tomar una Coca en la cantina que atendían los Gómez era como ir al Teatro Colón, vos qué te pensás, mientras los viejos jugaban a las bochas. Ese es el club que ha llegado sin mosca al deporte de la mosca.
Sueños de gambetas, de goles entre los árboles, paraíso sencillo y enorme de cordones desatados y de rodillas peladas. Uno vuelve siempre, dice Tejada Gómez, a los viejos sitios donde amó la vida
Y ahora vas a salir en diarios digitales lejanos, Juventud…ja ja. Juventud…con la pinta de Carlos Gardel, quién lo diría.
Peinate a la gomina en esta noche mágica. Buscá aquella, la mejor camisa y vos amiga, rescatá el perfume guardado, que esta es la ocasión, esta es la noche para la cual reservamos tanto tiempo esa botella…
Nos merecemos bellos milagros y ocurrirán, dice el Indio Solari…Justo para la hinchada con más banderas ricoteras de la Argentina.
Dejé la gorra mojada, la campera húmeda, guardé la entrada como un documento, me saqué las zapatillas embarradas y vi volar a la bandada de duendes con colores de nostalgias y de sueños, para que ellos me dictaran estas letras.
Uno se da cuenta después, con los años, de cuando estaba transitando por las vías de la historia…
* Fabián Magnotta es periodista. Trabajó en Diario El Argentino y actualmente es Director Periodístico de Radio Máxima.
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