Alemania mostró su chapa con una notable goleada
Alemania debutó con el acelerador a fondo en el Mundial, goleando por 4-0 a Australia, este domingo en Durban, confirmando su candidatura al título y pasando a liderar desde el principio el grupo D de Sudáfrica-2010.
Los goles fueron anotados por Lukas Podolski (8), Miroslav Klose (26), Thomas Müller (67) y Cacau (70). Los subcampeones europeos superaron con comodidad a un cuadro australiano que arrancó con ímpetu, pero que pronto demostró no tener muchas armas para llevar peligro al área rival.
El conjunto alemán labró su victoria con un juego colectivo preciso y con velocidad por las bandas, destacando especialmente el trabajo de los volantes Müller y Mesut Özil, dos de los nuevos talentos de este rejuvenecido equipo. Australia arrancó con actitud y en el minuto 4 estuvo cerca de abrir el marcador con Richard García. El volante cazó un rebote en el área, pero su disparo de zurda, algo incómodo, fue rechazado con los pies por el arquero Manuel Neuer.
Alemania respondió con un potente remate de Klose, que el portero Mark Schwarzer contuvo con los puños, y en un segundo disparo del mediocampista Özil despejó a córner, haciendo frente con apuros a la ofensiva alemana. Ese fue el preludio del gol de apertura, que nació de una perfecta sinfonía: Özil tocó a Müller y éste a Podolski, que la acomodó en la red de pierna izquierda.
Los Socceroos intentaron sacudirse y a los 19 minutos García conectó un remate en el área, pero la pelota salió desviada. Los alemanes, en cambio, se veían cada vez más cómodos en el césped de Durban, asustando de nuevo a los 22 cuando Müller centró por bajo, pero ninguno de sus compañeros pudo empalmar y rematar a portería.
Ese despliegue tuvo recompensa finalmente con la segunda diana. Tras un centro del lateral derecho Philipp Lahm, Klose conectó de cabeza a la salida del arquero, desatando nuevamente el delirio de la parcial teutona. Alemania jugaba cada vez más a sus anchas, frente a un contrario que apelaba cada vez más a los centros aéreos sin resultado.
De hecho, Özil pudo aumentar la cuenta en el minuto 30, pero el defensa Lucas Neill salvó en la raya. Su compañero Sami Khedira también llevó peligro con un cabezazo, y el propio Özil rozó el gol a los 40, pero su brillante partido no obtuvo premio en la cuenta de anotadores.
El segundo tiempo mantuvo la misma tónica, con un equipo europeo cada vez más compacto y preciso en el juego colectivo, y un conjunto australiano con empuje pero sin armas. En una de sus pocas escaramuzas, los Socceroos reclamaron penalti a los 48 minutos por una supuesta mano intencional del zaguero Per Mertesacker, y a los 51 Brett Holman, que entró para la complementaria, pateó desviado. Los australianos perdieron por expulsión a Tim Cahill a los 56.
Müller, en cambio, hizo palidecer al contrario a los 53 minutos con un remate que pasó por encima del travesaño, y poco después Klose volvió a poner en apuros al portero. Pero Müller, redondeando una noche fantástica en lo individual, consiguió la precisión necesaria para vencer nuevamente la resistencia australiana, nuevamente tras jugada de asocio. El novel mediocampsista eludió a un rival en el borde del área y de derecha fusiló a la raíz del palo.
Cacau, por su parte, puso el cuarto y definitivo en una jugada a tres toques en la que Ozil volvió a ser protagonista, sellando un resultado que ilusiona a los alemanes en el inicio de su reto de conquistar, dos décadas después, la que sería su cuarta corona mundial.
El conjunto alemán labró su victoria con un juego colectivo preciso y con velocidad por las bandas, destacando especialmente el trabajo de los volantes Müller y Mesut Özil, dos de los nuevos talentos de este rejuvenecido equipo. Australia arrancó con actitud y en el minuto 4 estuvo cerca de abrir el marcador con Richard García. El volante cazó un rebote en el área, pero su disparo de zurda, algo incómodo, fue rechazado con los pies por el arquero Manuel Neuer.
Alemania respondió con un potente remate de Klose, que el portero Mark Schwarzer contuvo con los puños, y en un segundo disparo del mediocampista Özil despejó a córner, haciendo frente con apuros a la ofensiva alemana. Ese fue el preludio del gol de apertura, que nació de una perfecta sinfonía: Özil tocó a Müller y éste a Podolski, que la acomodó en la red de pierna izquierda.
Los Socceroos intentaron sacudirse y a los 19 minutos García conectó un remate en el área, pero la pelota salió desviada. Los alemanes, en cambio, se veían cada vez más cómodos en el césped de Durban, asustando de nuevo a los 22 cuando Müller centró por bajo, pero ninguno de sus compañeros pudo empalmar y rematar a portería.
Ese despliegue tuvo recompensa finalmente con la segunda diana. Tras un centro del lateral derecho Philipp Lahm, Klose conectó de cabeza a la salida del arquero, desatando nuevamente el delirio de la parcial teutona. Alemania jugaba cada vez más a sus anchas, frente a un contrario que apelaba cada vez más a los centros aéreos sin resultado.
De hecho, Özil pudo aumentar la cuenta en el minuto 30, pero el defensa Lucas Neill salvó en la raya. Su compañero Sami Khedira también llevó peligro con un cabezazo, y el propio Özil rozó el gol a los 40, pero su brillante partido no obtuvo premio en la cuenta de anotadores.
El segundo tiempo mantuvo la misma tónica, con un equipo europeo cada vez más compacto y preciso en el juego colectivo, y un conjunto australiano con empuje pero sin armas. En una de sus pocas escaramuzas, los Socceroos reclamaron penalti a los 48 minutos por una supuesta mano intencional del zaguero Per Mertesacker, y a los 51 Brett Holman, que entró para la complementaria, pateó desviado. Los australianos perdieron por expulsión a Tim Cahill a los 56.
Müller, en cambio, hizo palidecer al contrario a los 53 minutos con un remate que pasó por encima del travesaño, y poco después Klose volvió a poner en apuros al portero. Pero Müller, redondeando una noche fantástica en lo individual, consiguió la precisión necesaria para vencer nuevamente la resistencia australiana, nuevamente tras jugada de asocio. El novel mediocampsista eludió a un rival en el borde del área y de derecha fusiló a la raíz del palo.
Cacau, por su parte, puso el cuarto y definitivo en una jugada a tres toques en la que Ozil volvió a ser protagonista, sellando un resultado que ilusiona a los alemanes en el inicio de su reto de conquistar, dos décadas después, la que sería su cuarta corona mundial.
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