150° aniversario de la Corte Suprema de Justicia
La Corte Suprema de Justicia de la Nación cumplió 150 años de vida. En el discurso que ofreció el presidente del Máximo Tribunal, Ricardo Lorenzetti, destacó que la Corte debe “sentar las bases para que nuestros hijos y nietos puedan decir lo que piensan, discutir libremente, sin que nadie los persiga”.
Y para ello recomendó que “el juez que se mira a si mismo debe dejar paso al juez que mira a la sociedad”.
También recordó el espíritu de los constituyentes que exigen que los miembros del Tribunal Supremo, deben ser respetuosos de la diversidad y la pluralidad de opiniones que se dan en los distintos estamentos internos de las justicias federal, nacional y provincial.
En ese marco subrayó que “durante muchos años la Corte fue un lugar para pocos, cuando debió ser para todos, cuando debió ser la casa de todos los argentinos, sin distinciones. Por eso hemos insistido tanto en que concurran a esta sala, en audiencias públicas, los pueblos originarios, los organismos de derechos humanos, las organizaciones ambientales, los habitantes de las villas, los niños que habitan en las orillas del Riachuelo. Todos los ciudadanos, ricos o pobres, de la Capital Federal o del interior, tienen iguales oportunidades de acceso a la Justicia”.
En materia de preocupaciones, recalcó que cada uno de los argentinos tiene en su memoria y en su corazón, el nombre de una tragedia: “República Cromañón”, “Lapa”, “Río Tercero”, “Once”, “Amia”, “Embajada de Israel”, “crímenes de lesa humanidad”. Y reflexionó que “las tragedias colectivas se transforman en tragedias judiciales porque las normas de procedimiento son antiguas, no están pensadas para las mega causas. Por eso es imprescindible convocar a los demás Poderes del Estado, tanto nacional como provincial, para discutir un régimen procesal especial para estas tragedias, para que no veamos grupos de personas reclamando justicia año a año. Ese régimen también debe incluir a las acciones preventivas”.
El discurso de Lorenzetti, que además de celebrar los 150 años de la Corte dejó inaugurado el año judicial, tuvo otro eje clave, cuando afirmó que “la Corte es un lugar donde se expanden derechos y se abren las puertas para cooperar en la transformación de un país”.
Y recordó que la Constitución quiere que hagamos “la defensa de un país con libertades personales, con igualdad, sin exclusión social, con sustentabilidad ambiental, sobre la base de una serie de principios que todos compartimos, sin perjuicio de nuestras diferencias. No debemos permitir otra frustración, otro ciclo pendular, nunca más y nunca menos.”
No es menor este aniversario si se tiene en cuenta que la Corte Suprema es una institución importante que tiene entre otras misiones la de interpretar la Constitución, la que debe defender el Estado de Derecho, la que debe garantizar los derechos y la libertad de los argentinos, con independencia de todo otro poder jurídico o fáctico.
No es casual que Lorenzetti haya invitado que “todos actuemos conjuntamente: que se legisle para hacer procedimientos más sencillos, que se nombren más jueces y que los jueces, empleados y funcionarios hagan un esfuerzo para que los que padecen injusticias no sufran demoras injustificadas”.
También recordó el espíritu de los constituyentes que exigen que los miembros del Tribunal Supremo, deben ser respetuosos de la diversidad y la pluralidad de opiniones que se dan en los distintos estamentos internos de las justicias federal, nacional y provincial.
En ese marco subrayó que “durante muchos años la Corte fue un lugar para pocos, cuando debió ser para todos, cuando debió ser la casa de todos los argentinos, sin distinciones. Por eso hemos insistido tanto en que concurran a esta sala, en audiencias públicas, los pueblos originarios, los organismos de derechos humanos, las organizaciones ambientales, los habitantes de las villas, los niños que habitan en las orillas del Riachuelo. Todos los ciudadanos, ricos o pobres, de la Capital Federal o del interior, tienen iguales oportunidades de acceso a la Justicia”.
En materia de preocupaciones, recalcó que cada uno de los argentinos tiene en su memoria y en su corazón, el nombre de una tragedia: “República Cromañón”, “Lapa”, “Río Tercero”, “Once”, “Amia”, “Embajada de Israel”, “crímenes de lesa humanidad”. Y reflexionó que “las tragedias colectivas se transforman en tragedias judiciales porque las normas de procedimiento son antiguas, no están pensadas para las mega causas. Por eso es imprescindible convocar a los demás Poderes del Estado, tanto nacional como provincial, para discutir un régimen procesal especial para estas tragedias, para que no veamos grupos de personas reclamando justicia año a año. Ese régimen también debe incluir a las acciones preventivas”.
El discurso de Lorenzetti, que además de celebrar los 150 años de la Corte dejó inaugurado el año judicial, tuvo otro eje clave, cuando afirmó que “la Corte es un lugar donde se expanden derechos y se abren las puertas para cooperar en la transformación de un país”.
Y recordó que la Constitución quiere que hagamos “la defensa de un país con libertades personales, con igualdad, sin exclusión social, con sustentabilidad ambiental, sobre la base de una serie de principios que todos compartimos, sin perjuicio de nuestras diferencias. No debemos permitir otra frustración, otro ciclo pendular, nunca más y nunca menos.”
No es menor este aniversario si se tiene en cuenta que la Corte Suprema es una institución importante que tiene entre otras misiones la de interpretar la Constitución, la que debe defender el Estado de Derecho, la que debe garantizar los derechos y la libertad de los argentinos, con independencia de todo otro poder jurídico o fáctico.
No es casual que Lorenzetti haya invitado que “todos actuemos conjuntamente: que se legisle para hacer procedimientos más sencillos, que se nombren más jueces y que los jueces, empleados y funcionarios hagan un esfuerzo para que los que padecen injusticias no sufran demoras injustificadas”.
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