Basurales
No es la primera vez, y creemos que tampoco será la última, que debemos ocuparnos de la periódica aparición de basurales en los más insólitos lugares de la ciudad, todos ellos producto de la indiferencia comunitaria hacia el derecho de los demás y señal inequívoca de nuestra falta de educación.
Se habla de desidia, fruto amargo, a su vez, de la ignorancia en que suele transcurrir la vida de muchos hombres, que se forman en la manía de arrojar la basura y los desechos domiciliarios en sitios ajenos, sin importarles un comino la salud del prójimo a la que exponen irresponsablemente.
Lo que más extrañeza provoca en la gente más humilde, aquella que arracima su pobreza en los costados más miserables de las ciudades por carecer de lugares más dignos para vivir, es ver llegar a personas manejando lujosos automóviles arrojar sus bolsas repletas de mugre en lugares no habilitados para hacerlo, y que cuando algún vecino se lo echa en cara reaccionan de mala manera apelando a epítetos irreproducibles por el solo hecho de ser pobres e indefensos.
Nuestras autoridades saben muy bien de lo que estamos hablando, y no puedan alegar desconocimiento del problema que planteamos, razón demás entonces para reaccionar enérgicamente contra aquella intrusión social. Si así se actuara, no creemos que se alzara una sola voz contra el municipio si éste se dispusiera a la inmediata erradicación de los basurales que se están formando en diversos sitios de la ciudad.
Pero no hay que dejar pasar el tiempo. Lo que corresponde es que a grandes males se apliquen grandes remedios, porque lo que está en juego es nada menos es la contaminación ambiental que no debe defenderse apelando a ninguna asamblea sino aplicando a rajatablas el sentido común.
Una cosa es importante poner de manifiesto: de esta lucha deben participar enbloque los vecinos mediante el simple proceder a denunciar la aparición de cualquier foco irregular que haga presumir el intento de formar un nuevo basural. En estos casos, no hay que tener miedo a hablar, porque aquel que lo haga habrá asumido la defensa de todos y a favor de ese patrimonio común que es el mayor capital de los pueblos: la salud humana.
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