Crítica situación de los tamberos
Los tamberos de la región centro hace mucho tiempo que vienen exigiendo a las autoridades nacionales que adopten medidas para tornar más competitivo al sector.
La región centro está integrada por las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba y el sector tamberos hace bastante que viene esperando una respuesta positiva a sus intereses.
Por eso ahora la Comisión Nacional de Lechería de la Federación Agraria Argentina sesionó ayer en Rosario para analizar la situación de estos productores. En ese encuentro se decidió que en caso de que no existe una respuesta, el gobierno nacional deberá prepararse para un nuevo conflicto gremial.
No hay que olvidar que el Gobierno nacional es responsable de las políticas económicas que deberían permitir un equilibro en la rentabilidad en este caso de la cadena láctea, pero tal como ocurre con otros sectores productivos no siempre tiene en cuenta a los pequeños y medianos productores. Por un lado habla de una economía social y por otro destruye las empresas familiares o las deja indefensas frente a los grandes grupos. La contradicción se padece en cuerpo y alma y por cada tambo que se cierra, son familias que pierden la identidad y el arraigo.
Por otro lado es oportuno recordar que el 2 de agosto, el ministro de Agricultura, Norberto Yahuar, se había comprometió a realizar en un plazo no mayor a los dos meses, un estudio que diera mayores certezas sobre los índices racionales de competitividad para los tamberos.
Este plazo se vence en los próximos días y aún los tamberos están esperando por alguna señal con mayores esperanzas. La situación es desesperante porque la realidad de la mayoría de los pequeños y medianos tamberos es de mucha angustia a raíz de la situación de quebranto que deben afrontar.
No hay explicación por el momento ante la demora de la entrega de ese estudio de competitividad que prometió realizar el gobierno nacional y la inquietud entre los tamberos es muy angustiante. No es un problema de estos meses, sino que por lo menos desde hace dos años que vienen golpeados por la falta de una política integral. Tan es así que hoy las usinas lácteas les pagan a los tamberos el mismo precio por litro de leche que hace dos años atrás, aunque es notorio que en las góndolas el consumidor paga esos productos cada vez más caros.
Los tamberos exigen que el Gobierno arbitre los medios para generar algún grado de transparencia y sostenimiento de los productores. Una de las medidas posibles es que se abran las exportaciones o en todo caso que no se cierren de manera caprichosa.
Para muchos pequeños y medianos productores tamberos la actividad se ha tornado casi insostenible, aunque simultáneamente han crecido la concentración de los tambos cada vez en menos manos y se ha agravado el cierre de tranqueras de estos emprendimientos. Es necesario que las autoridades nacionales tengan mayor sensibilidad, porque cada vez que un tambo debe cerrar deja de haber arraigo y se incrementa el éxodo rural.
En el interior del país el tejido social queda demasiado deteriorado y si algo hay que resguardar como política de Estado esa es la cultura del trabajo. Como se puede observar ya no se trata solamente de un problema económico sino incluso cultural, social, de identidad.
Por eso ahora la Comisión Nacional de Lechería de la Federación Agraria Argentina sesionó ayer en Rosario para analizar la situación de estos productores. En ese encuentro se decidió que en caso de que no existe una respuesta, el gobierno nacional deberá prepararse para un nuevo conflicto gremial.
No hay que olvidar que el Gobierno nacional es responsable de las políticas económicas que deberían permitir un equilibro en la rentabilidad en este caso de la cadena láctea, pero tal como ocurre con otros sectores productivos no siempre tiene en cuenta a los pequeños y medianos productores. Por un lado habla de una economía social y por otro destruye las empresas familiares o las deja indefensas frente a los grandes grupos. La contradicción se padece en cuerpo y alma y por cada tambo que se cierra, son familias que pierden la identidad y el arraigo.
Por otro lado es oportuno recordar que el 2 de agosto, el ministro de Agricultura, Norberto Yahuar, se había comprometió a realizar en un plazo no mayor a los dos meses, un estudio que diera mayores certezas sobre los índices racionales de competitividad para los tamberos.
Este plazo se vence en los próximos días y aún los tamberos están esperando por alguna señal con mayores esperanzas. La situación es desesperante porque la realidad de la mayoría de los pequeños y medianos tamberos es de mucha angustia a raíz de la situación de quebranto que deben afrontar.
No hay explicación por el momento ante la demora de la entrega de ese estudio de competitividad que prometió realizar el gobierno nacional y la inquietud entre los tamberos es muy angustiante. No es un problema de estos meses, sino que por lo menos desde hace dos años que vienen golpeados por la falta de una política integral. Tan es así que hoy las usinas lácteas les pagan a los tamberos el mismo precio por litro de leche que hace dos años atrás, aunque es notorio que en las góndolas el consumidor paga esos productos cada vez más caros.
Los tamberos exigen que el Gobierno arbitre los medios para generar algún grado de transparencia y sostenimiento de los productores. Una de las medidas posibles es que se abran las exportaciones o en todo caso que no se cierren de manera caprichosa.
Para muchos pequeños y medianos productores tamberos la actividad se ha tornado casi insostenible, aunque simultáneamente han crecido la concentración de los tambos cada vez en menos manos y se ha agravado el cierre de tranqueras de estos emprendimientos. Es necesario que las autoridades nacionales tengan mayor sensibilidad, porque cada vez que un tambo debe cerrar deja de haber arraigo y se incrementa el éxodo rural.
En el interior del país el tejido social queda demasiado deteriorado y si algo hay que resguardar como política de Estado esa es la cultura del trabajo. Como se puede observar ya no se trata solamente de un problema económico sino incluso cultural, social, de identidad.
Este contenido no está abierto a comentarios