Despilfarro sin sentido
De acuerdo a estimaciones privadas a las que le concedemos crédito total por la seriedad de la fuente consultada, en estas tradicionales fiestas de Navidad y Año Nuevo, sólo en
Gualeguaychú se habrán consumido por el fuego una suma que en ningún caso sería inferior al millón de pesos.
Estamos, pues, en presencia de un despilfarro descomunal y sin sentido y que, por otra parte, representa un exacerbado consumismo que acaba de ser denunciado y repudiado por SS el Papa.
No se concibe que una sociedad que se precia de culta e inteligente no tenga el menor reparo o escrúpulo en malgastar un millón de pesos en productos pirotécnicos, lo cual nos instala en otra insolente paradoja: mientras sobra dinero para ser quemado en cohetes y bombas de estruendo nuestras Cáritas tienen que andar mendigando donaciones para asistir a los pobres y necesitados, que siguen siendo muchos más de los que reconoce la propaganda oficial.
Tanta necedad debiera darnos vergüenza, sobre todo a los que se dicen cristianos ?pero de la boca para afuera-. Mientras sobra efectivo para comprar pirotecnia cuantos habrán pasado la Nochebuena privados de lo elemental, como puede ser un simple pan dulce.
Semejante derroche es una ofensa a la dignidad humana. Si bien el hombre es libre de hacer lo que se le antoja con su dinero, debiera recordar que su primera obligación es la de asistir al que tiene nada mientras él se da el lujo de gastarlo todo en ruido y humo?
Somos conscientes que con nuestra prédica seguimos arando en el agua. Pero lo que más debiera dolernos es la actitud de esos padres que en vez de educar a sus hijos en la solidaridad lo único que les enseñan es vivir dándole la espalda al necesitado como si ellos alguna vez, por esas ironías del destino, no podrían ser las próximas víctimas de la negación del amor.
Más de un millón de pesos tirados a la calle..Y muchas puertas cerradas para no atender el llamado del más pobre, del indigente.
Como consumistas somos los mejores. Pero, al mismo tiempo, unos pobres hombres a la hora de someternos a un severo y valiente examen de conciencia?
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