El cambio que ya llegó
En el Editorial del 26 de diciembre del año pasado se señaló: “Así como para algunos no hay inflación, sino adecuación de precios; del mismo modo que para otros, no hay cortes de energías programados sino “preventivos”; muchos hablan de ola de calor cuando en realidad deberían decir falta de capa de ozono. Es decir, el cambio climático se vive hoy, no es algo que vendrá en un futuro más o menos le
Y el Editorial del 12 de abril de este año se indicó “en distintos foros políticos, económicos, científicos y ambientalistas, se suele poner el acento -a manera de severa advertencia- sobre las consecuencias que se debería asumir por el cambio climático”.
En rigor, no hay que hablar en potencial sobre algo que podrá ocurrir en algún momento dado, sino que el cambio climático ya se está produciendo.
Hay que tomar conciencia de que el cambio climático no es algo que se producirá en un futuro más o menos cercano, sino que es una situación que ya convive con nuestra realidad.
No es casual que el cambio climático sea considerado por los expertos como la mayor amenaza ambiental a la que se enfrenta el planeta y con ella la humanidad entera.
Los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera y el aumento de la temperatura de la Tierra, generan grandes distorsiones en el sistema climático a escala planetaria.
No hay que soslayar que algunas de sus consecuencias inmediatas ya se están padeciendo, como el derretimiento de los glaciares y otras masas de hielos permanentes en todo el planeta, situación que a su vez pone en riesgo las más importantes reservas de agua dulce del mundo y que causará la crecida del nivel del mar, además de señalar el incremento de “olas de calor”, inundaciones y sequías.
También la Organización Mundial de la Salud ha emitido varios alertas sobre la expansión de enfermedades y la posibilidad de un colapso general.
No hay otro camino para enfrentar este complejo problema que es el cambio climático, que unificar criterios para realizar medidas de mitigación y simultáneamente adaptar otras políticas coordinando eficazmente las actividades que llevan a cabo los distintos actores vinculados. Se trata de un proceso donde el Estado no puede desertar en su rol central y debe ser cauteloso como muy responsable a la hora de aplicar decisiones.
Lo que está ocurriendo en la provincia con el desmonte nativo, el padecimiento de la erosión en una provincia que se llama Entre Ríos, hablan a las claras que en este territorio no hay política de contención ni de desarrollo en materia ambiental.
A nivel de cuenca del río Gualeguaychú tampoco hay nada que indique que se vaya a actuar de manera coordinada entre los distintos Departamentos. Y con respecto a la cuenca del río Uruguay, ya se sabe que son los gobiernos quienes la ofrecen en bandeja para su destrucción.
El cambio climático implica un gran desafío y la necesidad de pensar el futuro de otra manera. Por el momento esto no se visualiza y por eso se teme que lo peor aún está por llegar.
En rigor, no hay que hablar en potencial sobre algo que podrá ocurrir en algún momento dado, sino que el cambio climático ya se está produciendo.
Hay que tomar conciencia de que el cambio climático no es algo que se producirá en un futuro más o menos cercano, sino que es una situación que ya convive con nuestra realidad.
No es casual que el cambio climático sea considerado por los expertos como la mayor amenaza ambiental a la que se enfrenta el planeta y con ella la humanidad entera.
Los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera y el aumento de la temperatura de la Tierra, generan grandes distorsiones en el sistema climático a escala planetaria.
No hay que soslayar que algunas de sus consecuencias inmediatas ya se están padeciendo, como el derretimiento de los glaciares y otras masas de hielos permanentes en todo el planeta, situación que a su vez pone en riesgo las más importantes reservas de agua dulce del mundo y que causará la crecida del nivel del mar, además de señalar el incremento de “olas de calor”, inundaciones y sequías.
También la Organización Mundial de la Salud ha emitido varios alertas sobre la expansión de enfermedades y la posibilidad de un colapso general.
No hay otro camino para enfrentar este complejo problema que es el cambio climático, que unificar criterios para realizar medidas de mitigación y simultáneamente adaptar otras políticas coordinando eficazmente las actividades que llevan a cabo los distintos actores vinculados. Se trata de un proceso donde el Estado no puede desertar en su rol central y debe ser cauteloso como muy responsable a la hora de aplicar decisiones.
Lo que está ocurriendo en la provincia con el desmonte nativo, el padecimiento de la erosión en una provincia que se llama Entre Ríos, hablan a las claras que en este territorio no hay política de contención ni de desarrollo en materia ambiental.
A nivel de cuenca del río Gualeguaychú tampoco hay nada que indique que se vaya a actuar de manera coordinada entre los distintos Departamentos. Y con respecto a la cuenca del río Uruguay, ya se sabe que son los gobiernos quienes la ofrecen en bandeja para su destrucción.
El cambio climático implica un gran desafío y la necesidad de pensar el futuro de otra manera. Por el momento esto no se visualiza y por eso se teme que lo peor aún está por llegar.
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