El que no corre, vuela
Hay una expresión popular que se reactualiza hoy con motivo de la reaparición de la solapada inflación que, más allá del discurso oficial, comienza a perforar los bolsillos de la gente.
Con aquello de que el que no corre, vuela, se intenta graficar la actitud y la conducta de los aprovechados de siempre, los que por falta de solidaridad social tratan de sacarle provecho a determinadas situaciones para así poder "invernar su hacienda".
El último fin de semana algunos medios metropolitanos denunciaron que en algunos partidos bonaerenses -en Moreno, por ejemplo- ante alguna escasez de combustible se estaba pidiendo hasta 50 pesos, y un poquito más también, por la garrafa de gas licuado de l0 kilos. ¡Otra que robo!
Por estos lados la cosa todavía no pasó a mayores, desde el momento que la garrafa que costaba 22 pesos se la está pagando hasta 25 pesos, siendo de esperar que no se avance más sobre los bolsillos de Juan Pueblo.
Pero la falta de solidaridad social se pone de manifiesto en el expendio de carnes y sucedáneos como son las achuras y "cortes especiales", todo lo cual permite acceder a todo tipo de maniobras.
Por ejemplo, mientras hay lugares en donde se consigue mondongo a $4 o $4,50 el kilo, en algunas carnicerías el precio oscila entre los 6,50 y los 7 pesos el kilogramo. ¡Demasiadas diferencias como para no crear sospechas!
En otros sitios, el público puede sorprenderse con lo que sigue: una bandeja de un kilo de falda tiene el precio de 5,50 pesos. Pero si en mostrador se solicita el mismo corte como "tira para asar", esa misma falda vale $6,99 el kilogramo.
Dispondríamos de una verdadera galería con otros ejemplos que demuestran que efectivamente, en Argentina el que no corre vuela, lo cual tipifica el real alcance de nuestra "insolidaridad" social. Por más que la palabra no figure en el diccionario, sí forma parte del accionar de los aprovechados de siempre, aquellos viejos cultores de hacerse el agosto antes de tiempo.
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