Fortalecer la democracia
El 15 de septiembre Naciones Unidas lo destina para reflexionar y celebrar en el mundo entero el Día Internacional de la Democracia.
Hay que convenir que en hoy más que nunca se debe entender que la democracia es un valor universal que se sustenta en la voluntad libremente expresada de los pueblos a la hora de elegir su propio sistema político, económico, social y cultural, y ello implica plena participación en todos los aspectos de su vida.
Este año, Naciones Unidas ha elegido celebrar el Día de la Democracia teniendo como objetivo la educación democrática.
Es que la educación es una herramienta indispensable para consolidar el éxito de la democracia. Para ello es menester que todos los ciudadanos se comprometan de manera responsable con sus derechos y fundamentalmente con sus obligaciones. La formación en democracia implica pensar en una educación sostenida en el tiempo.
Se trata de aprender a valorar los momentos más significativos como sociedad. Momentos que forman parte de la historia grande de los pueblos, donde no solamente se plasman los anhelos de dignidad sino también las exigencias para que se termine con la impunidad como una manera de combatir la corrupción y esto implica además tener garantizado el pleno acceso a la Justicia y a la participación de la vida política.
Se sabe por experiencia que la democracia no se consolida solamente con las jornadas electorales, sino que requiere de compromisos cotidianos donde nadie puede quedar excluido.
Solamente la democracia garantiza la virtud ciudadana para aprovechar mejor los derechos y oportunidades, siempre bajo el Estado de Derecho, donde plenamente tienen que desarrollarse tanto el sector público como el privado.
Dice Naciones Unidas para este año: “El diálogo inclusivo es crucial y la diversidad es un factor positivo para el logro de este objetivo. Debemos esforzarnos por promover el pluralismo y proteger los derechos de las minorías y los grupos vulnerables. Las mujeres deben estar en el centro de todos los esfuerzos para construir un futuro democrático: ellas han estado al frente de los movimientos en favor del cambio y tienen derecho a que su voz se tenga en cuenta en los procesos de gobernanza y adopción de decisiones”.
Con ese espíritu es necesario contemplar a los jóvenes, especialmente en esta época donde los cambios demográficos registrados son tan significativos.
No hay que olvidarse que la democracia es el producto de una sociedad civil participativa, exigente, activa y que se sabe hacer escuchar.
La transparencia y la rendición de cuentas son indispensables en todo buen gobierno. Esa cultura republicana es la que afianza la confianza entre el Estado y la sociedad.
El libre intercambio de información, la circulación de las ideas sin obstáculos, el debate permanente son los ingredientes que permiten garantizar la vida cívica en un Estado de Derecho.
Sería un error considerar a la democracia como un fin en sí mismo, dado que es un proceso constante para la libertad y con ello favorecer el desarrollo económico y cultural y así asegurar la paz social teniendo como base y horizonte el respeto irrenunciable a los derechos y libertades fundamentales. Por eso la democracia presenta desafíos permanentes que deben sortearse con el pluralismo y la diversidad.
Este año, Naciones Unidas ha elegido celebrar el Día de la Democracia teniendo como objetivo la educación democrática.
Es que la educación es una herramienta indispensable para consolidar el éxito de la democracia. Para ello es menester que todos los ciudadanos se comprometan de manera responsable con sus derechos y fundamentalmente con sus obligaciones. La formación en democracia implica pensar en una educación sostenida en el tiempo.
Se trata de aprender a valorar los momentos más significativos como sociedad. Momentos que forman parte de la historia grande de los pueblos, donde no solamente se plasman los anhelos de dignidad sino también las exigencias para que se termine con la impunidad como una manera de combatir la corrupción y esto implica además tener garantizado el pleno acceso a la Justicia y a la participación de la vida política.
Se sabe por experiencia que la democracia no se consolida solamente con las jornadas electorales, sino que requiere de compromisos cotidianos donde nadie puede quedar excluido.
Solamente la democracia garantiza la virtud ciudadana para aprovechar mejor los derechos y oportunidades, siempre bajo el Estado de Derecho, donde plenamente tienen que desarrollarse tanto el sector público como el privado.
Dice Naciones Unidas para este año: “El diálogo inclusivo es crucial y la diversidad es un factor positivo para el logro de este objetivo. Debemos esforzarnos por promover el pluralismo y proteger los derechos de las minorías y los grupos vulnerables. Las mujeres deben estar en el centro de todos los esfuerzos para construir un futuro democrático: ellas han estado al frente de los movimientos en favor del cambio y tienen derecho a que su voz se tenga en cuenta en los procesos de gobernanza y adopción de decisiones”.
Con ese espíritu es necesario contemplar a los jóvenes, especialmente en esta época donde los cambios demográficos registrados son tan significativos.
No hay que olvidarse que la democracia es el producto de una sociedad civil participativa, exigente, activa y que se sabe hacer escuchar.
La transparencia y la rendición de cuentas son indispensables en todo buen gobierno. Esa cultura republicana es la que afianza la confianza entre el Estado y la sociedad.
El libre intercambio de información, la circulación de las ideas sin obstáculos, el debate permanente son los ingredientes que permiten garantizar la vida cívica en un Estado de Derecho.
Sería un error considerar a la democracia como un fin en sí mismo, dado que es un proceso constante para la libertad y con ello favorecer el desarrollo económico y cultural y así asegurar la paz social teniendo como base y horizonte el respeto irrenunciable a los derechos y libertades fundamentales. Por eso la democracia presenta desafíos permanentes que deben sortearse con el pluralismo y la diversidad.
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