La diversidad cultural
Por disposición del Decreto 1584/2010, todos los 12 de octubre dejaron –por suerte- de denominarse “Día de la Raza” y pasaron a ser considerados como el Día de la Diversidad Cultural, que es un concepto más certero y justo a los tiempos.
Otra cuestión que no es menor, es que el Día de la Diversidad Cultural también es más coherente con la letra y el espíritu de la propia Constitución Nacional y los diversos tratados y declaraciones de derechos humanos que bregan a favor de ese concepto tan ligado a la identidad de los pueblos, especialmente de América Latina.
La necesidad de que las distintas culturas e identidades puedan coexistir en un plano de igualdad y respeto podría sonar a una obviedad en el siglo XXI. Sin embargo, en todo el planeta y especialmente a lo largo y ancho del país todavía existen actitudes que impiden reconocer al otro en toda su magnitud. Si después de cinco siglos se sigue exigiendo que se respete esa diversidad cultural, cuánto más pertinente es en la actualidad que el gobierno nacional también lo haga, especialmente con el pueblo Qom y más específicamente en Formosa, aunque haya deudas por doquier en cada provincia con respecto a los pueblos originarios.
Argentina tiene una deuda histórica con los pueblos originarios, especialmente el vinculado con el ancestral derecho a la Madre Tierra.
Por otro lado, en la vida diaria se realizan cientos de gestos cotidianos que referencian al diálogo y a la diversidad de la cultura: desde el que desayunó un café (grano que de Abisinia llega a España y de España a América) hasta un mate (infusión guaranítica que fue prohibida en su momento por considerarla como una bebida diabólica y hoy fue resignificada por los pueblos como símbolo de amistad y fraternidad). El trigo convive con el maíz. Y en un guiso el arroz de Oriente se mezcla con la papa y el tomate de América. Sin embargo, cuesta todavía en los gestos cotidiano de las personas dimensionar los aportes culturales que todos los pueblos –originarios e inmigrantes- han dejado impreso en el alma de la Nación.
Bolivia es el único país de América que ha reconocido oficialmente su carácter pluricultural. Es un ejemplo a seguir, porque será en la pluriculturalidad donde todos los pueblos se podrán enriquecer y donde todas las comunidades quedarán explícitamente reconocidas.
Por eso hay que celebrar este 12 de octubre como el día de la diversidad, pero también hay que recordar que hay deudas históricas impostergables con los pueblos originarios.
Hoy más que nunca hay que comprender que cuando una cultura desaparece, la humanidad se empobrece. Y empobrece su alma y su propio destino de civilización.
La necesidad de que las distintas culturas e identidades puedan coexistir en un plano de igualdad y respeto podría sonar a una obviedad en el siglo XXI. Sin embargo, en todo el planeta y especialmente a lo largo y ancho del país todavía existen actitudes que impiden reconocer al otro en toda su magnitud. Si después de cinco siglos se sigue exigiendo que se respete esa diversidad cultural, cuánto más pertinente es en la actualidad que el gobierno nacional también lo haga, especialmente con el pueblo Qom y más específicamente en Formosa, aunque haya deudas por doquier en cada provincia con respecto a los pueblos originarios.
Argentina tiene una deuda histórica con los pueblos originarios, especialmente el vinculado con el ancestral derecho a la Madre Tierra.
Por otro lado, en la vida diaria se realizan cientos de gestos cotidianos que referencian al diálogo y a la diversidad de la cultura: desde el que desayunó un café (grano que de Abisinia llega a España y de España a América) hasta un mate (infusión guaranítica que fue prohibida en su momento por considerarla como una bebida diabólica y hoy fue resignificada por los pueblos como símbolo de amistad y fraternidad). El trigo convive con el maíz. Y en un guiso el arroz de Oriente se mezcla con la papa y el tomate de América. Sin embargo, cuesta todavía en los gestos cotidiano de las personas dimensionar los aportes culturales que todos los pueblos –originarios e inmigrantes- han dejado impreso en el alma de la Nación.
Bolivia es el único país de América que ha reconocido oficialmente su carácter pluricultural. Es un ejemplo a seguir, porque será en la pluriculturalidad donde todos los pueblos se podrán enriquecer y donde todas las comunidades quedarán explícitamente reconocidas.
Por eso hay que celebrar este 12 de octubre como el día de la diversidad, pero también hay que recordar que hay deudas históricas impostergables con los pueblos originarios.
Hoy más que nunca hay que comprender que cuando una cultura desaparece, la humanidad se empobrece. Y empobrece su alma y su propio destino de civilización.
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