La esclavitud y la Justicia
El 25 de octubre se informó por parte del gobierno provincial la detección de casos de explotación laboral de menores en Concordia, que realizaban tareas de recolección de arándanos.
Esta realidad cobró luz pública luego de los operativos de fiscalización realizados en la Capital del Citrus por parte de inspectores laborales del Ministerio de Trabajo de Entre Ríos.
Ahora el gobierno provincial deberá realizar las correspondientes denuncias penales por el delito de explotación laboral infantil y adolescente.
La esclavitud es un flagelo que ha recorrido y recorre la historia de la humanidad. Siempre fue nefasto y es una de las prácticas que más ofenden a la condición humana.
En el siglo XXI –como en el pasado- Gualeguaychú y Entre Ríos como el país e incluso el planeta entero, no son ajenos a estas situaciones. En la época actual la esclavitud ha tomado nuevas formas y nuevas características… pero no ha dejado de ser esclavitud.
El trabajo forzoso, el trabajo infantil, la trata de persona, entre otros flagelos, siguen golpeando duro en el corazón de la comunidad.
A diario se publican noticias de que niñas y jóvenes son víctimas de la trata en nuestro territorio. Muchas empresas vinculadas con explotaciones agropecuarias contratan niños, especialmente para la época de la cosecha, otras siguen con prácticas indecorosas y a sus trabajadores adultos los hacen vivir en condiciones inhumanas como ha sido casi una constante en el sector forestal. Esto está sucediendo en la actualidad, mientras se leen estas líneas.
En algunas regiones del planeta muchas personas son secuestradas y obligadas a ser escudos humanos en atentados terroristas; otros –como ocurre en Argentina- son encerrados en fábricas y talleres clandestinos para usufructuar de sus esfuerzos.
La sociedad actual –a diferencia de otras en tiempos pasados- tiene herramientas jurídicas y culturales para promover la construcción de una comunidad sin esclavitud.
A pesar de los esfuerzos que se han desplegados, hay que convenir que todavía se vive en una sociedad donde la esclavitud sigue siendo una problemática difícil de erradicar por falta de compromiso colectivo.
La servidumbre y los trabajos forzosos, la trata de personas, la explotación sexual, el trabajo infantil y el reclutamiento de niños para utilizarlos en conflictos armados –entre otras atrocidades- constituyen violaciones a los derechos humanos que se están cometiendo en estos precisos instantes.
La problemática es local y simultáneamente global e integral. Por eso necesita de acciones colectivas. Hay herramientas jurídicas, está claro el avance cultural en términos de civilización que rechaza de plano estas nefastas prácticas. Lo que está faltando –entre otras cosas- es una decisión más contundente por parte de la Justicia.
Ahora el gobierno provincial deberá realizar las correspondientes denuncias penales por el delito de explotación laboral infantil y adolescente.
La esclavitud es un flagelo que ha recorrido y recorre la historia de la humanidad. Siempre fue nefasto y es una de las prácticas que más ofenden a la condición humana.
En el siglo XXI –como en el pasado- Gualeguaychú y Entre Ríos como el país e incluso el planeta entero, no son ajenos a estas situaciones. En la época actual la esclavitud ha tomado nuevas formas y nuevas características… pero no ha dejado de ser esclavitud.
El trabajo forzoso, el trabajo infantil, la trata de persona, entre otros flagelos, siguen golpeando duro en el corazón de la comunidad.
A diario se publican noticias de que niñas y jóvenes son víctimas de la trata en nuestro territorio. Muchas empresas vinculadas con explotaciones agropecuarias contratan niños, especialmente para la época de la cosecha, otras siguen con prácticas indecorosas y a sus trabajadores adultos los hacen vivir en condiciones inhumanas como ha sido casi una constante en el sector forestal. Esto está sucediendo en la actualidad, mientras se leen estas líneas.
En algunas regiones del planeta muchas personas son secuestradas y obligadas a ser escudos humanos en atentados terroristas; otros –como ocurre en Argentina- son encerrados en fábricas y talleres clandestinos para usufructuar de sus esfuerzos.
La sociedad actual –a diferencia de otras en tiempos pasados- tiene herramientas jurídicas y culturales para promover la construcción de una comunidad sin esclavitud.
A pesar de los esfuerzos que se han desplegados, hay que convenir que todavía se vive en una sociedad donde la esclavitud sigue siendo una problemática difícil de erradicar por falta de compromiso colectivo.
La servidumbre y los trabajos forzosos, la trata de personas, la explotación sexual, el trabajo infantil y el reclutamiento de niños para utilizarlos en conflictos armados –entre otras atrocidades- constituyen violaciones a los derechos humanos que se están cometiendo en estos precisos instantes.
La problemática es local y simultáneamente global e integral. Por eso necesita de acciones colectivas. Hay herramientas jurídicas, está claro el avance cultural en términos de civilización que rechaza de plano estas nefastas prácticas. Lo que está faltando –entre otras cosas- es una decisión más contundente por parte de la Justicia.
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