La realidad debería ser una prioridad
El miércoles y jueves habrá paro bancario. Si bien se trata de una medida a nivel nacional, la repercusión en el movimiento económico en la provincia se hará sentir por estas 48 horas de parálisis del sistema financiero. El jueves habrá también paro docente.
Esta vez convocado por la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) que reclama desde junio la apertura de la mesa paritaria para discutir salarios que impacten en este segundo semestre del año.
Y noviembre no cerrará en calma, dado que el 26 y 27 habrá un paro de 48 horas convocado por la Asociación Trabajadores del Estado (Ate) que incluye una movilización de protesta en la Casa de Entre Ríos en Buenos Aires. La medida de fuerza también es en reclamo de la apertura de la paritaria para analizar aumentos salariales.
Y está pendiente una medida de protesta por parte de la filial Entre Ríos de la Federación Agraria Argentina porque ni siquiera logran ser atendidos por los funcionarios provinciales.
Esta situación debería a más de un dirigente, pero especialmente al gobernador, a tener los pies más en la realidad que en la campaña electoral 2015. Y esto sin mencionar las distintas problemáticas sectoriales que afectan a la administración pública como a la dinámica en el sector privado, casi todas vinculadas con una mejora en el poder adquisitivo del salario que se ve carcomido por una inflación que no da tregua a la economía familiar. Y en ese contexto, también hay que señalar la gravedad que está atravesando la salud pública provincial con la falta de anestesistas y que incluso para algunos legisladores ameritan declarar una emergencia en la Salud por falta de profesionales.
La lista es interminable e indica que hay un malestar creciente y que ese malestar tiene que ser contenido por quienes deben dar respuestas, justamente para que no se transforme en un malestar social generalizado.
Está muy bien todas las aspiraciones políticas partidarias que se manifiesten y que se trabaje en esa dirección, pero eso no debería afectar ni el diálogo ni las situaciones de los distintos sectores que componen la sociedad. . La oposición también está demasiado entretenida en definir cómo ocupará sus roles electorales el año que viene y se olvida de darle seguimiento a las cuestiones que hacen a la familia de manera diaria. Ya ni siquiera se quedan a votar las leyes que debaten en el recinto. Esto también genera inquietud y preocupación.
Como se apuntó al inicio de esta columna, esta semana será complicada en la rutina familiar debido a los paros gremiales. No es posible que quienes deben dar respuestas sigan como si aquí no pasara nada de nada y todo anduviera sobre rieles. La realidad está marcando problemáticas que, por otra parte, no son de la coyuntura sino estructurales como es el caso del pedido de aumento salarial de los docentes y de los trabajadores del Estado.
Dirigentes políticos casi millonarios y pueblo pobre es una ecuación que no cierra en términos de paz social.
Y noviembre no cerrará en calma, dado que el 26 y 27 habrá un paro de 48 horas convocado por la Asociación Trabajadores del Estado (Ate) que incluye una movilización de protesta en la Casa de Entre Ríos en Buenos Aires. La medida de fuerza también es en reclamo de la apertura de la paritaria para analizar aumentos salariales.
Y está pendiente una medida de protesta por parte de la filial Entre Ríos de la Federación Agraria Argentina porque ni siquiera logran ser atendidos por los funcionarios provinciales.
Esta situación debería a más de un dirigente, pero especialmente al gobernador, a tener los pies más en la realidad que en la campaña electoral 2015. Y esto sin mencionar las distintas problemáticas sectoriales que afectan a la administración pública como a la dinámica en el sector privado, casi todas vinculadas con una mejora en el poder adquisitivo del salario que se ve carcomido por una inflación que no da tregua a la economía familiar. Y en ese contexto, también hay que señalar la gravedad que está atravesando la salud pública provincial con la falta de anestesistas y que incluso para algunos legisladores ameritan declarar una emergencia en la Salud por falta de profesionales.
La lista es interminable e indica que hay un malestar creciente y que ese malestar tiene que ser contenido por quienes deben dar respuestas, justamente para que no se transforme en un malestar social generalizado.
Está muy bien todas las aspiraciones políticas partidarias que se manifiesten y que se trabaje en esa dirección, pero eso no debería afectar ni el diálogo ni las situaciones de los distintos sectores que componen la sociedad. . La oposición también está demasiado entretenida en definir cómo ocupará sus roles electorales el año que viene y se olvida de darle seguimiento a las cuestiones que hacen a la familia de manera diaria. Ya ni siquiera se quedan a votar las leyes que debaten en el recinto. Esto también genera inquietud y preocupación.
Como se apuntó al inicio de esta columna, esta semana será complicada en la rutina familiar debido a los paros gremiales. No es posible que quienes deben dar respuestas sigan como si aquí no pasara nada de nada y todo anduviera sobre rieles. La realidad está marcando problemáticas que, por otra parte, no son de la coyuntura sino estructurales como es el caso del pedido de aumento salarial de los docentes y de los trabajadores del Estado.
Dirigentes políticos casi millonarios y pueblo pobre es una ecuación que no cierra en términos de paz social.
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