Los problemas no se toman vacaciones
Los problemas de la vida cotidiana no se toman vacaciones, pero tampoco los conflictos que trascienden la vida colectiva de una sociedad.
En estas horas la provincia está inmersa en una gran incertidumbre: el ciclo lectivo 2015 tal como está la situación, no comenzaría de acuerdo a la amenaza que formularon los respectivos gremios docentes.
El reclamo de abrir el espacio para una discusión salarial paritaria es urgente y no se admiten demasiadas demoras, atento que es un reclamo que se viene formulando desde mediados del año pasado.
No son únicamente los docentes quienes reclaman mejoras salariales y de trabajo en la administración pública central. También están los trabajadores estatales de casi todos los organismos, especialmente los de Salud.
Pero en materia educativa hay que admitir, con dolor, que la situación no es nueva. Se viene produciendo desde hace varias décadas y ningún gobierno hasta el momento ha acertado siquiera con el presupuesto mínimos de días que la ley aconseja para cada ciclo lectivo.
Es cierto que en los últimos años se ha avanzado mucho en materia de inclusión educativa, principalmente por dos grandes esfuerzos: se ha cumplido (aún antes de lo previsto) con la financiación educativa que ordena la ley de Educación y por la Asignación Universal por Hijos, que ha sido una poderosa herramienta para que los niños y jóvenes retornen a las aulas.
Se ha avanzado en inclusión… pero eso para nada habilita para hablar en términos de calidad educativa ni mucho menos para dar por cerrado los conflictos que hace décadas vienen reclamando los trabajadores de la educación.
Los gremios docentes quieren sentarse con el Gobierno para discutir la paritaria, por el momento es el gobierno quien no quiere habilitar esa instancia. Una contradicción por donde se lo analice. Los maestros reclaman, con muy justa razón y asistidos por los datos de la realidad, que necesitan un salario digno. Indiscutible exigencia que avergüenza a los entrerrianos al tomar conciencia de los magros salarios que perciben sus maestros. Pero de la misma forma que se defiende ese derecho, sería oportuno que alguna vez los gremios y los gobiernos se sienten en una mesa para hablar también de una educación digna para los alumnos.
Lamentablemente, Entre Ríos encara este ciclo lectivo sin contar con un censo educativo actualizado y con datos que permitan tener una radiografía del presente. Un grosero error en materia de planificación, que además exhibe el abandono de una herramienta histórica en la provincia como ha sido el censo educativo.
La repitencia, los esfuerzos para que el alumno pase de grado aunque no esté promovido en su educación es también parte del deterioro educativo.
Es preciso también hacer una referencia especial a los maestros y profesores y al deterioro de las condiciones de su ejercicio profesional. Como se indicó, este año las clases no comenzarán de manera normal si antes no cambia el cuadro de situación en materia salarial. Así las cosas, la educación con calidad y la dignidad de quienes forman a los niños y jóvenes todavía están muy lejos de ser parte de la vida cotidiana de los entrerrianos.
El reclamo de abrir el espacio para una discusión salarial paritaria es urgente y no se admiten demasiadas demoras, atento que es un reclamo que se viene formulando desde mediados del año pasado.
No son únicamente los docentes quienes reclaman mejoras salariales y de trabajo en la administración pública central. También están los trabajadores estatales de casi todos los organismos, especialmente los de Salud.
Pero en materia educativa hay que admitir, con dolor, que la situación no es nueva. Se viene produciendo desde hace varias décadas y ningún gobierno hasta el momento ha acertado siquiera con el presupuesto mínimos de días que la ley aconseja para cada ciclo lectivo.
Es cierto que en los últimos años se ha avanzado mucho en materia de inclusión educativa, principalmente por dos grandes esfuerzos: se ha cumplido (aún antes de lo previsto) con la financiación educativa que ordena la ley de Educación y por la Asignación Universal por Hijos, que ha sido una poderosa herramienta para que los niños y jóvenes retornen a las aulas.
Se ha avanzado en inclusión… pero eso para nada habilita para hablar en términos de calidad educativa ni mucho menos para dar por cerrado los conflictos que hace décadas vienen reclamando los trabajadores de la educación.
Los gremios docentes quieren sentarse con el Gobierno para discutir la paritaria, por el momento es el gobierno quien no quiere habilitar esa instancia. Una contradicción por donde se lo analice. Los maestros reclaman, con muy justa razón y asistidos por los datos de la realidad, que necesitan un salario digno. Indiscutible exigencia que avergüenza a los entrerrianos al tomar conciencia de los magros salarios que perciben sus maestros. Pero de la misma forma que se defiende ese derecho, sería oportuno que alguna vez los gremios y los gobiernos se sienten en una mesa para hablar también de una educación digna para los alumnos.
Lamentablemente, Entre Ríos encara este ciclo lectivo sin contar con un censo educativo actualizado y con datos que permitan tener una radiografía del presente. Un grosero error en materia de planificación, que además exhibe el abandono de una herramienta histórica en la provincia como ha sido el censo educativo.
La repitencia, los esfuerzos para que el alumno pase de grado aunque no esté promovido en su educación es también parte del deterioro educativo.
Es preciso también hacer una referencia especial a los maestros y profesores y al deterioro de las condiciones de su ejercicio profesional. Como se indicó, este año las clases no comenzarán de manera normal si antes no cambia el cuadro de situación en materia salarial. Así las cosas, la educación con calidad y la dignidad de quienes forman a los niños y jóvenes todavía están muy lejos de ser parte de la vida cotidiana de los entrerrianos.
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