Manos a la obra
Aprovechando la circunstancia que ?escoba nueva siempre barre bien?, vamos a insistir en un tema que año tras años nos convoca a la misma reflexión.
En nuestra ciudad, los gobernantes del municipio tienen una vieja deuda pendiente con toda sociedad: los ruidos molestos que torturan el descanso de miles de gualeguaychenses cada fin de semana, pese a permanentes reclamos que nunca fueron escuchados.
Por lo que tenemos entendidos, el flamante presidente municipal, Sr. Juan José Bahillo, tiene en sus manos una carpeta que oportunamente le acercó un conocido profesional especializado en garganta, nariz y oídos que desde hace años viene estudiando la incidencia nefasta del ruido en la salud de la población.
Aquel profesional otorrinolaringólogo, preocupado al igual que nosotros por el problema, del que es un estudioso, plantea una serie de alternativas para ir morigerando los efectos de aquellas agresiones a los órganos auditivos de las personas, recordando que la Organización Mundial de la Salud no cesa de advertir a los gobernantes del mundo sobre la imperiosa necesidad de controlar el ruido como una forma de evitar la propagación de las enfermedades mentales.
No estamos, pues, planteando un problema menor. Nada más alejado de la verdad. De lo que se trata es que, de una vez por todas, en Gualeguaychú, las autoridades se decidan a tomar al toro por las astas sin darle largas al asunto.
De una vez por todas, hay que ser inflexibles con los llamados boliches que, hablemos claro, siguen haciendo lo que les viene en ganas. También habría que poner la mira en los clubes y demás locales nocturnos, centros de permanente perturbación sónica, recordando que el ruido es también contaminante y que por esa razón urgen adoptarse medidas destinadas a proteger la salud física y mental de la gente.
Ahora que los funcionarios son debutantes en la función pública y, se supone, con ganas de hacer cosas y de cambiar, por ende, el rumbo de las mismas, sobre todo para responder a las expectativas de los vecinos, creemos que es el tiempo oportuno de empezar a poner la casa en orden.
¡Manos a la obra entonces y de ser posible cuanto antes!
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