Menosprecio a los pobres
Aún antes de asumir la Presidencia, la Sra. Cristina Fernández anuncio que se ofrecería una canasta navideña al precio de $9,90, todo ello como consecuencia de un acuerdo con supermercadistas.
Pero en aquel primer anuncio, no se dieron precisiones respecto que productos contendría la canasta navideña. Pero habiendo transcurrido casi dos semanas de aquel anticipo en ninguna góndola de supermercados de Buenos Aires ha visto la luz la canasta kirchnerista. En cuanto al interior del país, tampoco existen novedades.
Entrevistado por un noticiero de televisión, un supermercadista porteño adujo ignorar
lo de la canasta, y al ser preguntado qué podría contener una canasta de $9.90 pesos
aventuró que podría tener una sidra y pan dulce de segunda o tercera marca y quizás un turrón o garrapiñada, pero no más cosas. Ello y hablar de una tomadura de pelo es la misma cosa.
En el fondo, y tal cual está planteada la oferta oficial, lo de la canasta navideña se constituiría en un menosprecio a los pobres, a los que se intentarían conformar con algo semejante a una limosna social que a su vez contempla un único sinónimo: una burla.
Lo que carece de toda seriedad es que para hacer el anuncio de la ?Canasta Navideña? se haya utilizado la cadena oficial, ocasión en la que tampoco se dieron precisiones respecto al contenido de la misma y cuándo y en qué supermercados iba poder ser adquirido ese ?presente? surgido de una suerte de dádiva oficial.
Frente a esa falta de precisiones, sería interesante que desde las áreas de acción social municipales se diera una información más veraz y seria, comenzando por informar en qué comercios están o estarán disponibles las canastas de la Sra. Cristina.
Los pobres, sobre todo en las fiestas que se avecinan, merecen un mejor trato y respeto para que a su pobreza la puedan vivir y afrontar en un marco de austera dignidad. No es una demasía pretender que se cumpla lo que se les prometió.
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