Proteger el bosque
Ya es ley la protección y salvataje de los bosques nativos, que venían siendo diezmados a troche y moche por un vacío legal a todas luces incomprensible.
So pretexto de recuperar tierra para la siembra de soja especialmente, de no haberse sancionado la ley de protección del bosque nativo, en pocos años más sólo nos hubieran quedado millones de hectáreas yermas, incultivas, lo cual nos hubiera enfrentado a un futuro sombrío.
Afortunadamente, en un rapto de sensatez, nuestros legisladores han logrado poner una pica en Flandes, con lo que se evitará que la tala indiscriminada de árboles nos sumerja en un depredación generalizada en el territorio nacional, circunstancia que, además, habría servido para que el cambio climático en Argentina alcanzara dramáticas, alucinantes consecuencias.
Debe recordarse que al desaparecer los bosques y selvas, el drenaje de las aguas pluviales adquiere características aterradoras, porque al desaparecer la defensa o dique de contneción que provee la propia naturaleza la avenida de inundaciones suelen ser devastadoras, apocalìpticas.
No hay duda que se trata de una legislación de avanzada que, por otra parte, tendría que ser complementada por leyes provinciales que contemplen todos aquellos recaudos legales que permitan a cada estado provincial dictar todas aquellas medidas tendientes
a preservar la cuantiosa reserva natural que ha echado raíces en cada uno de ellos.
El árbol o bosque nativo forma parte de un patrimonio regional común que es intransferible como innegociable, y que es lo que debe impulsarnos a constituirnos en garantes para el fiel cumplimiento de una ley de cuya vigencia depende la vida de todos nosotros
No olvidemos que la naturaleza es el primer patrimonio universal y propiedad absoluta del hombre.
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