Tapar el sol con las manos
Hay infinidad de cosas que representan un imposible para cualquier ser humano, por sabio y poderoso que fuere. Una de ellas es querer tapar el sol con las manos.
En la vida de relación, social o como se llame, existen impedimentos imposibles de ser zanjados aunque se apele a los métodos más sofisticados. Sin embargo, apelando a subterfugios o a maniobras en los que la mentira es su argamasa, suele esconderse la verdad, aunque ésta, tarde o temprano, deja en evidencia al mentiroso.
Lo mismo pasa con toda entidad humana, incluso con los gobiernos, que son los que más suelen utilizar lo falso para sostenerse o para intentar esconder sus debilidades a la hora de exponerse al juicio de la opinión publica.
Es por todos conocido el casi escándalo que se ha generado en la Argentina con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, conocido popularmente con la sigla INDEC, el que ha sido descabezado más de una vez en los últimos tiempos, al considerar el poder político que las cifras que divulgaba eran perjudiciales para la buena imagen de los gobernantes, sensibles ante la inminencia de un nuevo proceso electoral.
Como las sucesivas autoridades tampoco respondieron a las expectativas del Gobierno, se optó por remover a toda la cúpula del INDEC a fin que las estadísticas fueran más acordes a las necesidades político-electorales del actual staff gubernamental, sin importar demasiado que se le tuviera asestando un golpe de muerte a la credibilidad pública y a la verdad.
Lo cierto es que las nuevas autoridades del INDEC, fieles a las recomendaciones recibidas, han comenzado a divulgar estadísticas que ya escandalizan, por tenerse la firme sospecha de que se trata de datos truchos que nada tienen que ver con la realidad socio-economica del país, lo cual viene siendo corroborado por los propios empleados del Instituto que se han lanzado a la calle a denunciar que los números que se divulgan son falsos o dibujados.
En momentos en los que tanto se habla de los corruptos que supimos conseguir con el caso Skanska, ¿acaso no es también corrupción haber intervenido el INDEC para venderle a la República otra enorme mentira? Por lo visto, hay quienes insisten en hacernos creer que se puede tapar el cielo con las manos, sin caer en la cuenta que serán los primeros en incinerarse en la gehena de la mentira.
Este contenido no está abierto a comentarios