Un pacto que puede caerse
Mientras en toda América no se habla de otra cosa que de la sorpresiva y sorprendente derrota de Hugo Chávez, que de este modo ve naufragar sus sueños de perpetuarse en el poder a partir de que la sociedad bolivariana le ha dado un rotundo no a la reforma de la constitución de Venezuela, en Argentina se empieza a hablar de un pacto social que aparenta haber muerto antes de haber nacido.
Pese a los entusiastas anuncios de la futura Presidenta, entusiasmada con la idea de concretar un pacto al estilo de la Moncloa, hay indicios que permiten asegurar que el Pacto Social kirchnerista se habría frustrado a causa de la férrea decisión del sector gremial que resiste a consentir un congelamiento salarial que era la ?idea fuerza? de Cristina Fernández.
Lo que sólo había sido una insinuación de Hugo Moyano ya es una realidad: la CGT fijó su posición contraria a establecer topes para los reclamos salariales. Y aclaró que no transará a la hora de la gran discusión. Como el congelamiento salarial era una de las patas del mentado Pacto Social de Cristina, ahora se sabe que el mismo contemplará acuerdos para mejorar inversiones y producción con 15 sectores, desde la construcción al software, aunque estará por verse si habrá inversionistas dispuestos a aceptar entendimientos sin mediar pautas claras y precisas que dejen abiertos todos los canales de futuras discusiones salariales sin techo alguno.
De hecho, al no haber congelamiento de salarios tampoco los habrá para los precios. Ello y dar vueltas a la noria es la misma cosa, por lo que el eslogan ?vamos por el cambio? puede terminar en la humorada que recorre todas las redacciones?
No habrá pacto social porque el ?mensaje sindical? no deja margen a ninguna duda: hoy los trabajadores están por debajo del poder adquisitivo de los años 70, por lo que se sostiene que los salarios deben seguir por encima de la inflación y carcomiendo ganancias a las empresas.
Todo indicaría entonces que el Gobierno se distancia del pacto social que una vez propuso José Ber Gelbard pero no en forma absoluta, ya que sus efectos sobreviven con la mayor inflación a futuro que se mantiene planteada en iguales o parecidos términos.
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