Vigilancia para persuadir
Somos conscientes de que no se le puede pedir a la policía estar en todas partes, sobre todo los fines de semana, cuando la vida nocturna exige estar con todos los sentidos alertas a causa de ciertas conductas juveniles y como consecuencia del exceso de la ingesta alcohólica. Esto lo sabemos y lo entendemos.
Pensamos, no obstante, que debería hacerse un esfuerzo más y extender la vigilancia a sectores donde nunca es dable observar un móvil policial al simple efecto de disuadir.
Por ejemplo, hay una zona en la que los vecinos nos transmiten su inquietud y preocupación por el comportamiento casi anárquico de grupos de chicas y chicos que cada sábado se desplazan por calle Santiago Díaz provenientes de los barrios Luz y Fuerza, CGT, AGMER, Periodistas, etc.
Tales desplazamientos no tendrían nada de particular por la forma en que los jóvenes se dirigen y vuelven de los boliches, todo ello entre gritos y corridas, y no pocas veces en medio de reyertas protagonizadas por pibes y pibas alcoholizados. Y esto se repite cada fin de semana o en vísperas de feriados.
A raíz de lo apuntado, hay vecinos que terminan desvelados por los momentos de tensión que son obligados a vivir. Al respecto, alteró los nervios de algunos el escuchar los gritos y ruego de un chico pidiendo: "¡por favor, gordo no me mates...".
Afortunadamente, hasta ahora no se ha tenido que lamentar ninguna desgracia. Pero de seguir repitiéndose ese tipo de hechos, no está lejana la madrugada en que sobrevenga un drama del que nunca dejaríamos de lamentar.
Hay que admitir que la mayoría de las veces, nuestros jóvenes vuelven "sacados" de los boliches, mientras padres y autoridades insisten en mirar para otro lado, hasta que un día tengan que ir al hospital o a la morgue judicial.
No estamos dibujando una falsa realidad. Por el contrario, hasta somos benévolos y respetuosos en la descripción de esa realidad mientras seguimos apostando a la esperanza, confiados en que podamos revertir un fenómeno que puede hipotecar al futuro de nuestros hijos.
De ahí nuestra insistencia en reclamar hoy para que se acentúe la vigilancia en aquellos lugares de la ciudad, por lo menos para persuadir y desalentar conductas impropias que ponen en grave riesgo la salud física y moral de nuestra juventud.
Aspiramos a que por lo menos nos escuchen.
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