La historia de Tatiana, la primera nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo
Por Antonella Di Pietro
En la última transmisión de #Hashtag, nuestro ciclo de entrevistas vía streaming en nuestro canal de YouTube y con transmisión en el canal de Asociación Entrerriana de Telecomunicaciones, que conduce Sabina Melchiori, recibimos en nuestro estudio a la primera nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo, Tatiana Sfiligoy, que hoy vive en la ciudad de Gualeguaychú.
El derecho a la identidad nos atraviesa a todos los seres humanos, así comienza la entrevista Tatiana. Todos en alguna oportunidad nos hacemos alguna pregunta existencial ¿Cómo es nuestra historia de familia?
Muchos nietos recuperados llegaron a las Abuelas de Plaza de Mayo con sus dudas en la adolescencia. Muchos llegaban con miedo, pero con el tiempo va mermando. En este caso es mucho más que una historia personal, es también una historia del país.
Tatiana, en la entrevista, cuenta su proceso de restitución que fue de muy pequeña, fue una situación compleja, y lo vive actualmente con mucho trabajo psicológico y amor tanto de su familia adoptante como su familia biológica.
Ella comenta lo que se vive en una restitución de identidad, que existen diferentes sentimientos y que los comparte con otros nietos recuperados, remarcando la importancia de los tiempos del otro para poder realizar una vinculación especial donde el amor siempre es protagonista.
Tatiana, comenta que la CONADI tiene el número concreto de nietos, pero destaca que el número supera los 300. En ese sentido, hace un pedido especial e invita a sacarnos la culpa de investigar la propia historia y sin miedo comunicarse con el Nodo de Gualeguaychú. Allí se puede aportar datos y consultar con la Red por el Derecho a la Identidad 3446-616894 y [email protected]
La mayor cantidad de restituciones de nietos fue a partir del año 2000, en donde el rol del Estado ayudo mucho más, a lo que se sumó el efecto de las redes sociales y la búsqueda de información en internet.
La historia de Tatiana
Hace 50 años nació fruto del amor de Mirta y Oscar, dos actores, su mamá amaba en especial hacer marionetas. Con el tiempo sus padres se separan y Oscar se queda a vivir en Córdoba y Mirta en la Provincia de Buenos Aires. Ella vivía en Villa Ballester junto a su mamá y su nueva pareja Javier, y además de su hermana Mara fruto de ese amor.
Luego de un viaje a Buenos Aires para visitar a Tatiana en el mes de agosto de 1976 desaparece Óscar, su padre biológico, en Córdoba y junto a su novia. A ella la liberan a los 10 días, y gracias a eso ella pudo reconstruir parte de la historia de su padre. Por los últimos datos, Óscar fue asesinado en La Perla, pero hasta el día de hoy no encontraron su cuerpo.
Mirta, su madre de 26 años, 6 meses después del secuestro de su padre biológico, regresaba a su casa de un paseo con sus dos hijas y vio un operativo que estaba dentro de su hogar. En ese momento secuestran al papá de Mara, su pareja del momento, y decide seguir caminando hasta una plaza para no ser cooptados.
Tatiana, luego de muchos años de trabajo de análisis y haber estudiado psicología, comprobó que esas imágenes que le venían una y otra vez eran recuerdos. Fueron muchos años después, que esos recuerdos formaron su historia: un colectivo de color verde, unas diez personas vestidas de verde y un gran abrazo protector.
Su madre, al ver todo eso, la sentó junto a su hermana bebé cerca de un macetero y luego de ese abrazo comenzó a caminar para el lado contrario de ese colectivo verde, pero alguien la encapuchó y se la llevó. Ella trató de salvaguardarlas y lo logró finalmente.
En ese momento, como quedaron en la vía pública, un comerciante que vio todo el operativo llamó a la policía (este dato lo reconstruyó a través de un expediente) y luego de llevarlas a la comisaría, su hermana fue ubicada en Casa Cuna y ella en un hogar de niños. Luego de 6 meses fueron llevadas el mismo día a un Juzgado y un encuentro especial permitió encontrarse con la familia que la adoptó.
Primer reencuentro
Inés y Carlos se anotaron en el Juzgado de San Martín para una adopción. Ellos no podían tener hijos, luego de un año los llaman por una bebé (que no era ni Tatiana ni su hermana) pero ese día en el Juzgado Inés se cruza con una asistente social que tenía en brazos una beba de un poco más de 6 meses que se encontraba con problemas de salud, por falta de cuidado materno.
Ese día la habían llevado a Mara al Juzgado desde Casa Cuna para ver su estado de salud. Inés pide sostener en brazos a la beba para calmar su llanto y conectó con ella y pidió adoptar a esa beba, insistió con el Juez y personal de justicia, ese día el juez le propuso hacer una guarda preadoptiva.
En el mismo pasillo de gran edificio, pero en otra oficina, estaba Tatiana a la espera de conocer a otra familia que la iba a conocer para adoptarla. Por algo que ella desconoce, esa familia no la adoptó. Pero, las dos hermanas separadas aquel día en la plaza se encontraba en el mismo edificio, mismo pasillo y al mismo momento. Tatiana tenía en ese momento 4 años y cree que reconoció a su hermana y comenzó a levantar la voz y tirar un par de juguetes. Como todo niño cansado de esperar, impaciente, gracias a ese berrinche "llamo la atención" de Inés. Inés preguntó por Tatiana y la trabajadora social comentó: no diga nada, pero es la hermana de la beba que usted quiere adoptar. Sin dudarlo, se miran Carlos e Inés y pidieron la adopción de las dos niñas, que en ese momento le informaron que no tenían familia y que habían sido encontradas en una plaza.
Segundo reencuentro
Gracias a un aporte de datos de una carta que llegó desde Canadá a las Abuelas de Plaza de Mayo pudieron iniciar la revinculación con Tatiana y su hermana. En esa carta, un cura de la Iglesia tercermundista dio detalles muy concretos remarcando que las niñas estaban bien, pero que podrían ser hija de desaparecidos. La carta la escribió un alumno de francés de su madre adoptiva.
Así se dio la primera revinculación de un nieto. Las abuelas la encontraron a sus 6 años, en el año 1980, y es su historia, la historia de sus padres y de un país.
Carlos e Inés la criaron con la verdad y una vez que las abuelas las contactan fue una crianza en conjunto. El primer encuentro fue de negación, por el shock, por miedo, a los 10 días se volvieron a reencontrar en el juzgado y ahí conectaron con sus abuelas.
Su abuela Carmen y su abuela Amalia empezaron a conocer a sus padres adoptivos y juntos se ensamblaron. Fue un proceso amoroso que ayudó a sanar parte de la historia. Dentro los 137 nietos recuperados hay solo 14 historias de familias adoptantes que desconocían que eran hijos de desaparecidos y eligen ser una familia ensamblada con las abuelas.
Hoy, Tatiana, a sus 50 años, busca el cuerpo de sus padres biológicos Mirta y Óscar y sigue trabajando por el Derecho a la Identidad.
Transcender a través del arte en el Centro Cultural donde su padre y su madre trabajaron en Córdoba, hoy sigue en pie, y Tatiana confirma así que no los vencieron a través de su testimonio.