Debate en el Obispado, propuesto por el Diálogo
Anoche se realizó en la sede del obispado un debate ?en realidad fue un intercambio de reflexiones más que de perspectivas antagónicas o contradictorias- sobre ?La Iglesia y el mundo del trabajo?, que propuso la Mesa del Diálogo Gualeguaychuense y la Pastoral Social de la Diócesis.
Como panelista participaron Sergio Elizar, secretario General de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER), Enrique Castiglioni, titular de la Corporación del Desarrollo, y el propio obispo, padre Jorge Lozano. El tema abordado tuvo un marco referencial vinculado a la V Conferencia Episcopal de Aparecida, Brasil y forma parte de las actividades en el contexto de Jubileo por los 50 años de la creación de la Diócesis y una continuidad del Acta de Compromiso para la Paz Social rubricada el 7 de mayo; tal como lo remarcó en la introducción el Pbro. Jorge Raúl Pelay.
Elizar realizó una oportuna diferenciación entre trabajo y empleo, subrayando que la primera actividad (el trabajo) forma parte de la concepción de persona y es un eje articulado en materia social e integra la galaxia de los valores elogiosos que caracterizan al hombre. Además, ratificó una visión esperanzadora porque en la actualidad se dan mejores condiciones estructurales para impulsar proyectos integradores que permitan reconstituir la dignidad de las personas.
Por su parte, Castiglioni rescató del pasado cosas que interesan al futuro. Subrayó la importancia de generar planes de largo plazo y en ese sentido recordó las motivaciones que permitieron conformar a la Corporación del Desarrollo, institución que no se caracteriza por una defensa gremial del empresariado sino esencialmente como un espacio que tracciona integralmente a la comunidad.
La síntesis de ambas tesis la ofreció el obispo diocesano, padre Jorge Lozano, quien referenció la preocupación de la Iglesia vinculada al trabajo no solamente en la creación de fuentes laborales sino con una visión totalizadora que implican sistemas injustos de producción, cuidado del medio ambiente, sustentabilidad e integración que permitan no sólo mejorar las expectativas de vida sino también la calidad de vida.
Los tres coincidieron en remarcar que la educación es la base para mejorar la situación y que para ello ocurra es indispensable el involucramiento sin demoras de cada uno de los ciudadanos.
La otra coincidencia de los panelista fue implícita: la flexibilidad en el empleo genera rigidez en el desempleo; y subrayaron que el trabajo también define un modo de existencia y un ritmo de vida, con un aparato de formación, una legislación social, un dispositivo de seguridad social que debería ir extendiéndose generación tras generación.
Con un discurso más vinculado con la sociología del trabajo, los panelistas discernieron entre el trabajo como actividad creadora del hombre y como alienación de los sistemas económicos injustos.
La propuesta del Diálogo Gualeguaychuense fue más que oportuna para avanzar hacia un mejor futuro, porque los panelistas subrayaron la importancia del trabajo como articulador social. Y la evidencia muestra que el escenario de inequidad y marginación actual no es beneficioso, por lo que cada vez más se argumenta a favor de las múltiples razones que avalan la promoción de trabajos dignos. Esto es no sólo desde la visión del trabajador, sino también desde la empresa y de la clase política e institucional -como la Iglesia-, que advierten cómo la cuestión social pone en peligro la gobernabilidad y debilita el sistema democrático y con ello la calidad de vida de los ciudadanos.
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