El Papa a los jóvenes: “asuman el reto de ser la dulce esperanza del futuro”
“Sueñen, no se encierren en conventillos ideológicos o religiosos y vayan al encuentro del descartado”. Con estas palabras de aliento el papa Francisco saludó ayer a los Jóvenes cubanos congregados en el Centro Cultural p. Félix Varela de La Habana.
En sus saludos, el Santo Padre manifestó su alegría por reunirse con los jóvenes en un lugar “tan significativo para la historia de Cuba”. Respondiendo a la pregunta realizada por Leonardo, joven cubano, sobre la esperanza en esta época de la historia, dijo que “es necesario tener la capacidad de soñar, de tener objetividad en la vida y luchar por esos sueños”.
Ante el desafío que la vida presenta a los jóvenes, el Obispo de Roma propuso a los jóvenes ser la “dulce esperanza del futuro”, para ello es necesario salir a dialogar con quien piensa de modo diferente, sin caer en individualismos, abriendo el corazón y la mente para hablar de lo que tenemos en común.
Finalmente, el Sucesor de Pedro animó a los jóvenes a construir la cultura del encuentro en Cuba, siguiendo un proceso claro de discernimiento y siendo solidarios con los demás. Ya que la esperanza es fecunda y da vida, congrega y crea comunión.
Misa en Holguín Vaticana
En el día en que la Iglesia celebra la conversión del apóstol y evangelista san Mateo, el Santo Padre se trasladó muy temprano a Holguín, una ciudad nunca antes visitada por un Pontífice, en donde ofició la Santa Misa en la Plaza de la Revolución.
Haciendo referencia al pasaje del Evangelio de Mateo en el que el apóstol habla de su propia conversión, (Mt 9, 9-13), el Santo Padre habló ante los miles de fieles presentes en la plaza, de la mirada misericordiosa de Cristo Jesús, una mirada de amor que convierte y nos precede en nuestras necesidades y que “sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, del fracaso o de la indignidad”.
Después de mirarlo con misericordia, Jesús dice a Mateo: «Sígueme». El Sucesor del Pedro explicó así la misión: tras la mirada amorosa y el llamado de Jesús, Mateo encuentra la alegría en el servicio. Sus conciudadanos no son más aquellos a los que “se vive”, “se usa”, o “se abusa”, dijo el Papa, y eso porque “la mirada de Jesús cura nuestras miopías, y nos estimula a ir más allá”, a “no quedarnos en las apariencias o en lo políticamente correcto”.
Finalizando su homilía el Papa dedicó palabras a la Iglesia en Cuba que con esfuerzo y sacrificio llegan aun a los sitios más apartados, dijo, la palabra y la presencia de Cristo, e hizo “una mención especial” a las llamadas “casas de misión” que, “ante la escasez de templos y de sacerdotes, permiten a tantas personas poder tener un espacio de oración, de escucha de la Palabra, de catequesis y vida de comunidad”.
Ante el desafío que la vida presenta a los jóvenes, el Obispo de Roma propuso a los jóvenes ser la “dulce esperanza del futuro”, para ello es necesario salir a dialogar con quien piensa de modo diferente, sin caer en individualismos, abriendo el corazón y la mente para hablar de lo que tenemos en común.
Finalmente, el Sucesor de Pedro animó a los jóvenes a construir la cultura del encuentro en Cuba, siguiendo un proceso claro de discernimiento y siendo solidarios con los demás. Ya que la esperanza es fecunda y da vida, congrega y crea comunión.
Misa en Holguín Vaticana
En el día en que la Iglesia celebra la conversión del apóstol y evangelista san Mateo, el Santo Padre se trasladó muy temprano a Holguín, una ciudad nunca antes visitada por un Pontífice, en donde ofició la Santa Misa en la Plaza de la Revolución.
Haciendo referencia al pasaje del Evangelio de Mateo en el que el apóstol habla de su propia conversión, (Mt 9, 9-13), el Santo Padre habló ante los miles de fieles presentes en la plaza, de la mirada misericordiosa de Cristo Jesús, una mirada de amor que convierte y nos precede en nuestras necesidades y que “sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, del fracaso o de la indignidad”.
Después de mirarlo con misericordia, Jesús dice a Mateo: «Sígueme». El Sucesor del Pedro explicó así la misión: tras la mirada amorosa y el llamado de Jesús, Mateo encuentra la alegría en el servicio. Sus conciudadanos no son más aquellos a los que “se vive”, “se usa”, o “se abusa”, dijo el Papa, y eso porque “la mirada de Jesús cura nuestras miopías, y nos estimula a ir más allá”, a “no quedarnos en las apariencias o en lo políticamente correcto”.
Finalizando su homilía el Papa dedicó palabras a la Iglesia en Cuba que con esfuerzo y sacrificio llegan aun a los sitios más apartados, dijo, la palabra y la presencia de Cristo, e hizo “una mención especial” a las llamadas “casas de misión” que, “ante la escasez de templos y de sacerdotes, permiten a tantas personas poder tener un espacio de oración, de escucha de la Palabra, de catequesis y vida de comunidad”.
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