Entrevista al conservador del Museo San Martín en Boulogne-Sur-Mer
“El mejor título de San Martín es el haber sido un hombre de bien”
Hay una imagen del general José de San Martín que viene de los manuales escolares. Está en Boulogne-sur-Mer. Se encuentra de pie sobre un peñón, mirando la lejanía del mar en el Canal de la Mancha. El cielo está gris, como tormentoso. A pesar de que se sostiene con un bastón, su figura es erguida. Está solo. El viento despeina su cabellera ya cana y le embolsa una especie de capote negro que lo abriga. Esa imagen remite, de alguna manera, a la soledad del olvido. Aquella mirada hacia ¿el regreso? del general, hoy es devuelta por todos los argentinos al reconocerlo Padre de la Patria, Libertador de América.
En Boulogne-Sur-Mer se encuentra el Museo San Martín en el exacto lugar donde pasó sus últimos años de vida, en el 113 de la Grande Rue. Y en la vida no hay casualidades si no destinos. Hoy allí, custodiando su memoria, se encuentra un hijo adoptivo de Gualeguaychú, el suboficial principal del arma de Caballería Oscar Víctor Cuello, casado con Gabriela María Emilia Dearmas, que fue directora de la Escuela San Francisco de Asís, “la escuelita del Padre Luis Jeannot Sueyro”.
El diálogo que Cuello mantuvo con EL ARGENTINO, llevará al lector de la mano para conocer esa morada del General, y también sus palabras permitirán alumbrar el alma inmortal de quien legó la libertad de un continente.
“Nací el 10 de noviembre de 1962 en Vicuña Mackenna, Córdoba. Mi familia está compuesta por mi padre, cordobés, que se llamaba Oscar Cuello y falleció en 2005. Mi madre Ana María Peralta, que nació en Mar del Plata y ahora vive en Río IV, con mis hermanas Mónica y Ana María; mis otros hermanos son Segundo, Luis y Teresa que viven en Vicuña Mackenna”, dice este hombre que vivió gran parte de su vida en el barrio Hipódromo y que se siente honrado con el destino militar que le ha tocado.
“Las virtudes de San Martín son, hoy como ayer, las que todo argentino debe aspirar a asumir, sea gobernante, soldado, trabajador, empresario, estudiante, en definitiva ciudadano”, dice con admiración y emoción este hombre que cruzó el mar para acompañar y resguardar la memoria del Libertador. “Estoy agradecido a mi país que me ha honrado con este destino” y así invita a dialogar.
-¿Dónde cursó sus estudios primarios y qué recuerda de los actos escolares que homenajeaban a San Martín?
-Mis estudios primarios los realicé en una escuela rural, ya que vivía con mis padres en el campo, en un lugar llamado Colonia La Argentina, en Córdoba. Recuerdo que tenía que hacer varios kilómetros para ir al colegio y utilizábamos el caballo, el sulky y a veces la bicicleta. Eran tiempos difíciles. En esa época teníamos dos maestras para todos los grados. Y cuando se hacían los actos, eran muy divertidos y emotivos por el hecho de representar a algún personaje de la época. El problema era que nadie quería representar a los realistas que eran los malos.
-¿Cómo nació su vocación militar?
-Mi padre era puestero de estancia y a veces recibía a militares que venían a cazar. Ellos fueron los primeros que me hablaron de la institución. Pero, fue mi madre la que me apoyó y me inscribió en la Escuela de Suboficiales del Ejército que se encuentra en Buenos Aires. Recuerdo que en esa época fui a rendir un examen de admisión a Córdoba Capital y posteriormente recibí la carta donde me decían que había entrado dentro de las vacantes. Por eso siempre estaré agradecido a mi madre.
-¿Cuáles fueron sus destinos?
-Mi primer destino fue al Regimiento de Caballería de Tanques 11 en Puerto Santa Cruz, luego fue el Destacamento de Caballería Blindada 121. Posteriormente el Regimiento de Caballería de Tanques 12 de Gualeguaychú, de donde tengo muy buenos recuerdos de oficiales, suboficiales y soldados. De todos ellos aprendí algo que me enriqueció como profesional.
-¿Recuerda a algún camarada en particular?
-A muchos. Pero para nombrar a uno, al suboficial mayor (R) Celso Bereciartu, quien hoy trabaja mucho para el Club Tiro Federal. Los recuerdos son muchos. Un año fui el Porta Estandarte de la Unidad de lo cual me siento orgulloso. También tengo que decir que estando en esta Unidad terminé mis estudios secundarios en el Colegio Nacional Luis Clavarino. Luego pasé al Destacamento de Armas Combinadas en Montes Caseros, al escuadrón de Caballería. Más tarde presté servicios en la Escuela de Caballería en Buenos Aires, a la que le siguió la Dirección de Investigación, Desarrollo y Producción del Estado Mayor General del Ejército. Estando en ese destino, se me presentó la posibilidad de rendir para Auxiliar de Agregadurías Militares. Por año se abren entre ocho a diez vacantes y una de esas fue el Museo de Boulogne-Sur-Mer.
-¿Cuál fue su tesis en esos exámenes?
-El tema elegido fue “Botnia foco del conflicto”, para lo cual presenté una lámina cuyo ploteado se encuentra en la Escuela San Francisco de Asís.
-¿Puede describir al Museo?
-La Casa de San Martín pertenece al siglo XIX y se terminó de construir en 1848. Tiene un sótano, planta baja y tres pisos. Sobre el tercer piso hay un jardín de invierno. Un patio de honor y un jardín -conservado en un estado muy bueno. La casa en esa época era propiedad de Adolphe Gérard, quien era un hombre muy conocido aquí; era abogado, periodista y además tenía el puesto de director de la Biblioteca Municipal de Boulogne-Sur-Mer. Este hombre aprovechó todos los momentos que pudo para dialogar con San Martín. Después del fallecimiento del Libertador, escribió artículos en el periódico “El Imparcial” para el cual trabajaba sobre su vida y su obra. Esos relatos permitieron que historiadores franceses pudiera escribir otros libros y ampliaran sus investigaciones. Luego de la muerte del General San Martín, el matrimonio Gérard tuvo una hija y le pusieron el nombre de Mercedes como testimonio de la amistad que habían tenido ambas familias. La casa fue comprada por el gobierno Argentino en 1926. Durante dos años se la refaccionó y en 1928 fue inaugurada como Consulado. En 1968 comenzó a funcionar solamente como Museo. Actualmente se puede hacer el recorrido por la planta baja donde se puede apreciar en la Sala de Entrada, fotos de los propietarios de la casa, las banderas de Argentina y Francia, una estatua ecuestre que tiene grabada en la base las batallas de San Lorenzo, Chacabuco y Maipú, un busto de San Martín donado por el pueblo de Boulogne-Sur-Mer en 1928, una biblioteca con más de trescientos ejemplares, una réplica del sable corvo que comprara San Martín en 1811 en Inglaterra antes de volver a la Argentina, dado que el original se encuentra en el Regimiento de Granaderos a Caballo, hay vitrinas con más de 150 medallas, las bandera de los tres países que liberó. En el primer piso se pueden ver vitrinas con uniformes de la época de la Argentina, Chile, Perú y Ecuador, además de armas, sables y cuadros de personajes importantes que ayudaron a nuestro país a ser libre. Finalmente, en el segundo piso se puede ver la habitación donde vivió y la habitación de su hija Mercedes en donde él murió. Una maqueta representa el cruce de los Andes en donde se pueden ver los seis lugares por donde hizo el cruce dividiendo su Ejército en seis columnas y que se conoció como Plan Continental. También cuenta con un patio de Honor donde se exhiben muchas plaquetas que rinden homenaje al Libertador.
-¿Qué dicen los visitantes argentinos y europeos?
-La gente que viene de Argentina llega con la intención de conocer el lugar donde el “Libertador” pasó los últimos años de su vida y puedo asegurar que se emocionan cuando ingresan a la habitación donde él vivió y a más de uno se le caen las lágrimas cuando ingresan a la habitación de su hija que fue el lugar donde falleció. Cuentan que para ellos es una experiencia única e incomparable que queda reflejada en la mayoría de los casos en un Libro de Firmas que tiene el Museo, que es para dejar el testimonio de cada visitante si así lo desea. La gente de Europa viene con la intención de conocer quién era el General San Martín y también para saber un poco más de América del Sur. Este museo tiene una visita anual de casi seis mil personas. Quiero destacar que la Casa San Martín tiene mucha relevancia para la comunidad de Boulogne-Sur-Mer. Incluso, el actual intendente, Frédéric Cuvillier, tiene incluido dentro de su guía turística los sitios importantes a conocer y entre ellos está este Museo. Cada conferencia que hace siempre está mencionando la Casa Museo. Y en el puerto está la estatua del Libertador y ahí hay un paseo que se llama “El paseo de San Martín”.
-¿Cuándo fue que escuchó hablar de Gualeguaychú?
-La primera vez fue cuándo me salió como destino. Cuando llegué me encontré con una hermosa ciudad y con vecinos muy agradables, solidarios. Llegué en una época complicada para Gualeguaychú. Fue en 1983, cuando se produjo una de las grandes inundaciones. A mi esposa la conocí en una discoteca que estaba de moda en esa época que se llamaba Bárbaro. Ahora ya tenemos 27 años de casados. Ella me ayudó mucho y es un apoyo importante en mi vida. La quiero nombrar, se llama Gabriela María Emilia Dearmas, fue directora de la Escuela San Francisco de Asís (la escuelita del Padre Luis Jeannot Sueyro) donde también cursó sus estudios primarios. Es hija de Remigio Dearmas y Lucía Stefanelli. Con ella tenemos un hijo que se llama Gonzalo Oscar, es gualeguaychuense y actualmente es oficial del Ejército Argentino, en el arma de Caballería y con destino en Esquel, Chubut.
-¿Qué función cumple usted en el Museo?
-Mi misión es la de Conservador del Museo, teniendo actividades protocolares con la Municipalidad, participando en conmemoraciones, actos, conferencias y demás actividades, especialmente las vinculadas con la difusión de la vida del Libertador y la existencia de este lugar histórico. Las autoridades municipales de Boulogne-Sur-Mer le dan mucha importancia a la Casa San Martín y están orgullosos de esa presencia en su pueblo.
-¿Qué le inspira la figura de San Martín como militar, pero también como hombre íntegro más allá de las armas?
-La vida de San Martín tiene un aura de misterio y de respeto que caracteriza a los más grandes hijos de una Nación. En su ejemplo silencioso y modesto, puede verse tanto al militar profesional de admirable visión estratégica, cuanto al organizador minucioso de fuerzas de combate y de administraciones civiles. Fue un gran conductor militar y su participación en la vida pública se limitó a momentos cruciales como cuando instó desde Cuyo a la declaración de la Independencia. o cuando por imperiosa necesidad reclamó -una y otra vez- ante el Gobierno nacional por el equipamiento del esforzado ejército que se aprestaba para la epopeya libertadora. San Martín fue, de acuerdo a la circunstancia que le tocó vivir, un hombre de conducta ejemplar. Se comportó con responsabilidad de acuerdo con la sabiduría adquirida a través de su formación religiosa y ética. Por eso es merecedor de muchos títulos patrióticos. Pero, el mejor título de San Martín es el haber sido un hombre de bien
-San Martín fue uno de los pocos –sino el único- militar con formación académica que luchó en la Independencia. Cuando se suma a la lucha por la Independencia no tiene la actitud napoleónica de adosar tierras a su Patria, sino la de llevar la Libertad. Así cruzó los Andes y así organizó el Alto Perú. Para él, lo importante era la libertad del continente. ¿Qué le inspira a usted esa actitud?
-San Martín fue un hombre muy honesto. En ningún momento le ganó la ambición de poder y cuando concluía cada tarea con su habitual eficacia, se retiraba sin esperar ningún reconocimiento. Un ejemplo de su honestidad y humildad fue lo que sucedió después de la entrevista en Guayaquil con Simón Bolívar. Allí le dijo: “Ahora le queda a usted, General Bolívar, un nuevo campo de gloria en el que va a poner el último sello de la libertad de América”. Fue un gesto noble y de una grandeza inigualable, porque priorizó la “libertad y la unión de los pueblos”. Hay que recordar siempre el sacrificio heroico de su vida, porque a veces es común que los pueblos olviden y sean ingratos con sus héroes. San Martín que quiso ser “lo que debe ser” y frente a la inusual incomprensión de sus conciudadanos prefirió “no ser nada antes de ser lo que no debía”.
-Teniendo en cuenta que esa localidad es una sub prefectura del Paso de Calais, frente al Canal de la Mancha, ¿se sabe cómo sobrevivió la estatua del Libertador a la Segunda Guerra Mundial? máxime teniendo en cuenta que esa localidad soportó casi 500 bombardeos aéreos.
-Los aliados bombardearon el puerto de Boulogne-sur-Mer, destruyendo todos los edificios que estaban alrededor del puerto, quedando intacto solamente el Monumento al General San Martín. Es inexplicable lo sucedido y por eso aquí se lo conoce también con el nombre de “El milagro”. Esta localidad recibió 500 bombardeos aéreos y no tiene explicación de que el monumento ecuestre al Libertador no haya tenido un solo rasguño.
-¿Qué significa para usted, hombre de Caballería, estar hoy custodiando la casa del Padre de la Patria?
-Me siento muy honrado, distinguido y orgulloso de poder estar hoy custodiando la Casa donde el General Don José de San Martín vivió los últimos años de su vida entre 1948 y 1950. Como todo hombre, San Martín tuvo éxitos y aciertos extraordinarios, y junto a ellos, errores propios de la condición humana. Pero su vida y obra compromete nuestro agradecimiento y atrae nuestra admiración. Es importante para los ciudadanos y la juventud tratar de imitar en lo posible al general San Martín, porque encarna al Padre de la Patria y concreta al ser nacional. Debemos respetar a nuestros padres, y por supuesto a quien nos dio Patria y Libertad. No solamente debemos respetarlos, sino también debemos exigir respeto a quienes pretenden destruir, tergiversar o falsear su personalidad. Las virtudes de San Martín son, hoy como ayer, las que todo argentino debe aspirar a asumir, sea gobernante, soldado, trabajador, empresario, estudiante, en definitiva ciudadano. Fue un gran héroe, pero ante todo un hombre que sufrió, amó, luchó con pasión y al que únicamente podremos comprender, respetar e imitar si unimos estas dimensiones excepcionales a las de un hombre entregado a una misión que, en su caso, fue nada menos que la libertad de un continente.
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO ©
En Boulogne-Sur-Mer se encuentra el Museo San Martín en el exacto lugar donde pasó sus últimos años de vida, en el 113 de la Grande Rue. Y en la vida no hay casualidades si no destinos. Hoy allí, custodiando su memoria, se encuentra un hijo adoptivo de Gualeguaychú, el suboficial principal del arma de Caballería Oscar Víctor Cuello, casado con Gabriela María Emilia Dearmas, que fue directora de la Escuela San Francisco de Asís, “la escuelita del Padre Luis Jeannot Sueyro”.
El diálogo que Cuello mantuvo con EL ARGENTINO, llevará al lector de la mano para conocer esa morada del General, y también sus palabras permitirán alumbrar el alma inmortal de quien legó la libertad de un continente.
“Nací el 10 de noviembre de 1962 en Vicuña Mackenna, Córdoba. Mi familia está compuesta por mi padre, cordobés, que se llamaba Oscar Cuello y falleció en 2005. Mi madre Ana María Peralta, que nació en Mar del Plata y ahora vive en Río IV, con mis hermanas Mónica y Ana María; mis otros hermanos son Segundo, Luis y Teresa que viven en Vicuña Mackenna”, dice este hombre que vivió gran parte de su vida en el barrio Hipódromo y que se siente honrado con el destino militar que le ha tocado.
“Las virtudes de San Martín son, hoy como ayer, las que todo argentino debe aspirar a asumir, sea gobernante, soldado, trabajador, empresario, estudiante, en definitiva ciudadano”, dice con admiración y emoción este hombre que cruzó el mar para acompañar y resguardar la memoria del Libertador. “Estoy agradecido a mi país que me ha honrado con este destino” y así invita a dialogar.
-¿Dónde cursó sus estudios primarios y qué recuerda de los actos escolares que homenajeaban a San Martín?
-Mis estudios primarios los realicé en una escuela rural, ya que vivía con mis padres en el campo, en un lugar llamado Colonia La Argentina, en Córdoba. Recuerdo que tenía que hacer varios kilómetros para ir al colegio y utilizábamos el caballo, el sulky y a veces la bicicleta. Eran tiempos difíciles. En esa época teníamos dos maestras para todos los grados. Y cuando se hacían los actos, eran muy divertidos y emotivos por el hecho de representar a algún personaje de la época. El problema era que nadie quería representar a los realistas que eran los malos.
-¿Cómo nació su vocación militar?
-Mi padre era puestero de estancia y a veces recibía a militares que venían a cazar. Ellos fueron los primeros que me hablaron de la institución. Pero, fue mi madre la que me apoyó y me inscribió en la Escuela de Suboficiales del Ejército que se encuentra en Buenos Aires. Recuerdo que en esa época fui a rendir un examen de admisión a Córdoba Capital y posteriormente recibí la carta donde me decían que había entrado dentro de las vacantes. Por eso siempre estaré agradecido a mi madre.
-¿Cuáles fueron sus destinos?
-Mi primer destino fue al Regimiento de Caballería de Tanques 11 en Puerto Santa Cruz, luego fue el Destacamento de Caballería Blindada 121. Posteriormente el Regimiento de Caballería de Tanques 12 de Gualeguaychú, de donde tengo muy buenos recuerdos de oficiales, suboficiales y soldados. De todos ellos aprendí algo que me enriqueció como profesional.
-¿Recuerda a algún camarada en particular?
-A muchos. Pero para nombrar a uno, al suboficial mayor (R) Celso Bereciartu, quien hoy trabaja mucho para el Club Tiro Federal. Los recuerdos son muchos. Un año fui el Porta Estandarte de la Unidad de lo cual me siento orgulloso. También tengo que decir que estando en esta Unidad terminé mis estudios secundarios en el Colegio Nacional Luis Clavarino. Luego pasé al Destacamento de Armas Combinadas en Montes Caseros, al escuadrón de Caballería. Más tarde presté servicios en la Escuela de Caballería en Buenos Aires, a la que le siguió la Dirección de Investigación, Desarrollo y Producción del Estado Mayor General del Ejército. Estando en ese destino, se me presentó la posibilidad de rendir para Auxiliar de Agregadurías Militares. Por año se abren entre ocho a diez vacantes y una de esas fue el Museo de Boulogne-Sur-Mer.
-¿Cuál fue su tesis en esos exámenes?
-El tema elegido fue “Botnia foco del conflicto”, para lo cual presenté una lámina cuyo ploteado se encuentra en la Escuela San Francisco de Asís.
-¿Puede describir al Museo?
-La Casa de San Martín pertenece al siglo XIX y se terminó de construir en 1848. Tiene un sótano, planta baja y tres pisos. Sobre el tercer piso hay un jardín de invierno. Un patio de honor y un jardín -conservado en un estado muy bueno. La casa en esa época era propiedad de Adolphe Gérard, quien era un hombre muy conocido aquí; era abogado, periodista y además tenía el puesto de director de la Biblioteca Municipal de Boulogne-Sur-Mer. Este hombre aprovechó todos los momentos que pudo para dialogar con San Martín. Después del fallecimiento del Libertador, escribió artículos en el periódico “El Imparcial” para el cual trabajaba sobre su vida y su obra. Esos relatos permitieron que historiadores franceses pudiera escribir otros libros y ampliaran sus investigaciones. Luego de la muerte del General San Martín, el matrimonio Gérard tuvo una hija y le pusieron el nombre de Mercedes como testimonio de la amistad que habían tenido ambas familias. La casa fue comprada por el gobierno Argentino en 1926. Durante dos años se la refaccionó y en 1928 fue inaugurada como Consulado. En 1968 comenzó a funcionar solamente como Museo. Actualmente se puede hacer el recorrido por la planta baja donde se puede apreciar en la Sala de Entrada, fotos de los propietarios de la casa, las banderas de Argentina y Francia, una estatua ecuestre que tiene grabada en la base las batallas de San Lorenzo, Chacabuco y Maipú, un busto de San Martín donado por el pueblo de Boulogne-Sur-Mer en 1928, una biblioteca con más de trescientos ejemplares, una réplica del sable corvo que comprara San Martín en 1811 en Inglaterra antes de volver a la Argentina, dado que el original se encuentra en el Regimiento de Granaderos a Caballo, hay vitrinas con más de 150 medallas, las bandera de los tres países que liberó. En el primer piso se pueden ver vitrinas con uniformes de la época de la Argentina, Chile, Perú y Ecuador, además de armas, sables y cuadros de personajes importantes que ayudaron a nuestro país a ser libre. Finalmente, en el segundo piso se puede ver la habitación donde vivió y la habitación de su hija Mercedes en donde él murió. Una maqueta representa el cruce de los Andes en donde se pueden ver los seis lugares por donde hizo el cruce dividiendo su Ejército en seis columnas y que se conoció como Plan Continental. También cuenta con un patio de Honor donde se exhiben muchas plaquetas que rinden homenaje al Libertador.
-¿Qué dicen los visitantes argentinos y europeos?
-La gente que viene de Argentina llega con la intención de conocer el lugar donde el “Libertador” pasó los últimos años de su vida y puedo asegurar que se emocionan cuando ingresan a la habitación donde él vivió y a más de uno se le caen las lágrimas cuando ingresan a la habitación de su hija que fue el lugar donde falleció. Cuentan que para ellos es una experiencia única e incomparable que queda reflejada en la mayoría de los casos en un Libro de Firmas que tiene el Museo, que es para dejar el testimonio de cada visitante si así lo desea. La gente de Europa viene con la intención de conocer quién era el General San Martín y también para saber un poco más de América del Sur. Este museo tiene una visita anual de casi seis mil personas. Quiero destacar que la Casa San Martín tiene mucha relevancia para la comunidad de Boulogne-Sur-Mer. Incluso, el actual intendente, Frédéric Cuvillier, tiene incluido dentro de su guía turística los sitios importantes a conocer y entre ellos está este Museo. Cada conferencia que hace siempre está mencionando la Casa Museo. Y en el puerto está la estatua del Libertador y ahí hay un paseo que se llama “El paseo de San Martín”.
-¿Cuándo fue que escuchó hablar de Gualeguaychú?
-La primera vez fue cuándo me salió como destino. Cuando llegué me encontré con una hermosa ciudad y con vecinos muy agradables, solidarios. Llegué en una época complicada para Gualeguaychú. Fue en 1983, cuando se produjo una de las grandes inundaciones. A mi esposa la conocí en una discoteca que estaba de moda en esa época que se llamaba Bárbaro. Ahora ya tenemos 27 años de casados. Ella me ayudó mucho y es un apoyo importante en mi vida. La quiero nombrar, se llama Gabriela María Emilia Dearmas, fue directora de la Escuela San Francisco de Asís (la escuelita del Padre Luis Jeannot Sueyro) donde también cursó sus estudios primarios. Es hija de Remigio Dearmas y Lucía Stefanelli. Con ella tenemos un hijo que se llama Gonzalo Oscar, es gualeguaychuense y actualmente es oficial del Ejército Argentino, en el arma de Caballería y con destino en Esquel, Chubut.
-¿Qué función cumple usted en el Museo?
-Mi misión es la de Conservador del Museo, teniendo actividades protocolares con la Municipalidad, participando en conmemoraciones, actos, conferencias y demás actividades, especialmente las vinculadas con la difusión de la vida del Libertador y la existencia de este lugar histórico. Las autoridades municipales de Boulogne-Sur-Mer le dan mucha importancia a la Casa San Martín y están orgullosos de esa presencia en su pueblo.
-¿Qué le inspira la figura de San Martín como militar, pero también como hombre íntegro más allá de las armas?
-La vida de San Martín tiene un aura de misterio y de respeto que caracteriza a los más grandes hijos de una Nación. En su ejemplo silencioso y modesto, puede verse tanto al militar profesional de admirable visión estratégica, cuanto al organizador minucioso de fuerzas de combate y de administraciones civiles. Fue un gran conductor militar y su participación en la vida pública se limitó a momentos cruciales como cuando instó desde Cuyo a la declaración de la Independencia. o cuando por imperiosa necesidad reclamó -una y otra vez- ante el Gobierno nacional por el equipamiento del esforzado ejército que se aprestaba para la epopeya libertadora. San Martín fue, de acuerdo a la circunstancia que le tocó vivir, un hombre de conducta ejemplar. Se comportó con responsabilidad de acuerdo con la sabiduría adquirida a través de su formación religiosa y ética. Por eso es merecedor de muchos títulos patrióticos. Pero, el mejor título de San Martín es el haber sido un hombre de bien
-San Martín fue uno de los pocos –sino el único- militar con formación académica que luchó en la Independencia. Cuando se suma a la lucha por la Independencia no tiene la actitud napoleónica de adosar tierras a su Patria, sino la de llevar la Libertad. Así cruzó los Andes y así organizó el Alto Perú. Para él, lo importante era la libertad del continente. ¿Qué le inspira a usted esa actitud?
-San Martín fue un hombre muy honesto. En ningún momento le ganó la ambición de poder y cuando concluía cada tarea con su habitual eficacia, se retiraba sin esperar ningún reconocimiento. Un ejemplo de su honestidad y humildad fue lo que sucedió después de la entrevista en Guayaquil con Simón Bolívar. Allí le dijo: “Ahora le queda a usted, General Bolívar, un nuevo campo de gloria en el que va a poner el último sello de la libertad de América”. Fue un gesto noble y de una grandeza inigualable, porque priorizó la “libertad y la unión de los pueblos”. Hay que recordar siempre el sacrificio heroico de su vida, porque a veces es común que los pueblos olviden y sean ingratos con sus héroes. San Martín que quiso ser “lo que debe ser” y frente a la inusual incomprensión de sus conciudadanos prefirió “no ser nada antes de ser lo que no debía”.
-Teniendo en cuenta que esa localidad es una sub prefectura del Paso de Calais, frente al Canal de la Mancha, ¿se sabe cómo sobrevivió la estatua del Libertador a la Segunda Guerra Mundial? máxime teniendo en cuenta que esa localidad soportó casi 500 bombardeos aéreos.
-Los aliados bombardearon el puerto de Boulogne-sur-Mer, destruyendo todos los edificios que estaban alrededor del puerto, quedando intacto solamente el Monumento al General San Martín. Es inexplicable lo sucedido y por eso aquí se lo conoce también con el nombre de “El milagro”. Esta localidad recibió 500 bombardeos aéreos y no tiene explicación de que el monumento ecuestre al Libertador no haya tenido un solo rasguño.
-¿Qué significa para usted, hombre de Caballería, estar hoy custodiando la casa del Padre de la Patria?
-Me siento muy honrado, distinguido y orgulloso de poder estar hoy custodiando la Casa donde el General Don José de San Martín vivió los últimos años de su vida entre 1948 y 1950. Como todo hombre, San Martín tuvo éxitos y aciertos extraordinarios, y junto a ellos, errores propios de la condición humana. Pero su vida y obra compromete nuestro agradecimiento y atrae nuestra admiración. Es importante para los ciudadanos y la juventud tratar de imitar en lo posible al general San Martín, porque encarna al Padre de la Patria y concreta al ser nacional. Debemos respetar a nuestros padres, y por supuesto a quien nos dio Patria y Libertad. No solamente debemos respetarlos, sino también debemos exigir respeto a quienes pretenden destruir, tergiversar o falsear su personalidad. Las virtudes de San Martín son, hoy como ayer, las que todo argentino debe aspirar a asumir, sea gobernante, soldado, trabajador, empresario, estudiante, en definitiva ciudadano. Fue un gran héroe, pero ante todo un hombre que sufrió, amó, luchó con pasión y al que únicamente podremos comprender, respetar e imitar si unimos estas dimensiones excepcionales a las de un hombre entregado a una misión que, en su caso, fue nada menos que la libertad de un continente.
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO ©
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