Informe Especial
La mala praxis en salud también puede implicar un negocio de los abogados
La mala praxis en el área de salud tiene altos costos afectivos, económicos y sobre el prestigio de pacientes y profesionales. Desde siempre ha sido una materia preocupante en quienes ejercen la medicina en todas sus formas y los Colegios Médicos han volcado importantes recursos y talentos para prevenir situaciones que son evitables.
Se dice técnicamente que la mala praxis es causada por un profesional cuando realiza en el ejercicio ?en este caso de la medicina- un daño a la salud del damnificado que puede ser parcial o total, temporal o permanente y que ha sido por imprudencia, negligencia, impericia o inobservancia de reglamentos y deberes apartándose de la norma legal.
La mala praxis es una permanente preocupación en los centros de salud de todo el mundo, tanto de los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo.
Pero, junto con esta genuina y neurálgica preocupación, también surge la alarma ante la situación que motoriza la ingeniería jurídica para establecer reclamos por cuestiones meramente económicas.
De hecho, la mala praxis es una de las fuentes de recursos más buscada por algunos abogados, a pesar de que desde ese Colegio de profesionales se intente constantemente evitar la cultura de hacer del juicio una industria.
En los últimos años, la mayor queja que reciben los centros de salud públicos y privados es por la despersonalización en la atención médico-paciente, que muchas veces se traduce en la ruptura de esa relación, agravada a veces por las especializaciones que han derivado en atenciones parcializadas. Esta situación se intensifica más debido a las normativas que rigen a las obras sociales, que tienen como objetivo primordial saldar la ecuación costos-beneficios (para obtener mayores réditos económicos) y donde las pautas incluso se fijan antes del acceso a la prestación.
# Advertencias
En Gualeguaychú existen 23 casos en procesos judiciales por mala praxis. Un número preocupante, que más que cuestionar la calidad profesional de los médicos, interpela la voracidad de los abogados.
Una de las consecuencias que deriva esta incipiente industria local del juicio por mala praxis ya se está observando en distintos centros de salud públicos como privados. El director del Hospital Centenario, Hugo Gorla, sostiene que más allá de las razones y los dolores de los familiares de los enfermos, la discrecionalidad de los juicios por mala praxis está derivando en el ejercicio ?de la llamada medicina defensiva, que consiste en procesos no dirigidos a la curación o la reparación de la salud de un enfermo, sino a la justificación de las medidas utilizadas como más adecuadas en cada etapa?.
?Esto, lamentablemente, también genera inseguridad, porque los médicos en vez de atender al paciente, terminan por derivarlo y así se sacan a futuro un problema de encima?.
?Otra consecuencia de este desenlace -que nadie desea, aclara Gorla- también genera una excesiva cantidad de estudios complementarios, que no sólo son costosos sino que implica a veces riesgos adicionales para el paciente, además de la incomodidad inevitable que ello implica?.
En Gualeguaychú se están dando algunas situaciones que antes eran inconcebibles. Los médicos denuncian que en las antesalas de las terapias intensivas no sólo se observan angustiados familiares sino personas ajenas al centro médico repartiendo tarjetas de estudios de abogados.
Para Gorla no hay fórmulas que eviten la mala praxis, salvo la conciencia y ética de quien ejerce la medicina. No obstante, recomienda siempre que al enfermo se lo aborde como sujeto y no como objeto; no mentir nunca al paciente; ser prudente; tener el hábito de la formación permanente; ser esmerado y estar al servicio del paciente; dejar siempre constancia de lo actuado; saber cuáles son los límites que tiene cada profesional y hacer las consultas a sus pares para no caer en la omnipotencia de saberlo todo y, fundamentalmente, trabajar en equipo entre los demás servicios.
En Gualeguaychú han crecido en los últimos tiempos los juicios por mala praxis. Y se sabe en el ambiente judicial que de los 23 casos que están siendo investigados, casi el 70 por ciento recae en un solo estudio jurídico. En este marco, es difícil establecer hasta dónde existe la voracidad profesional y hasta dónde está el servicio de una especialidad jurídica para casos que no siempre son fáciles de probar.
?Como médico me siento bien y no amenazado de que existan abogados especializados en mala praxis en salud?, aclara Gorla, aunque a la hora de hacer una evaluación (en el Centenario se registran tres denuncias desde noviembre de 2005, de las cuales dos datan de este mes) Gorla refiere que ?el aumento de la litigiosidad, no implica que el proceso haya terminado en situaciones condenatorias para el médico o las instituciones?.
El director del Centenario aclara que a pesar de que existe en la sociedad el concepto de que los médicos actúan de manera corporativa a la hora de demostrar una mala praxis, en realidad los profesionales de la salud están casi unánimemente de acuerdo en que quien haya cometido una negligencia o una imprudencia o una impericia, debe reconocer esa falta y subsanar la situación.
?Una cosa es manifestar como una preocupación el aumento de la litigiosidad y otra es actuar corporativamente. A los médicos nos preocupa la aventura judicial. Muchos viven la incertidumbre de no saber (porque los procesos duran varios años) si le terminarán sacando el título o si perderán todo el patrimonio e incluso la consideración y el prestigio social debido a estas aventuras judiciales?.
Desde la Justicia sostienen que, si bien el juicio es el último acto para resolver un conflicto en términos de civilización, y por ello recomiendan siempre ?sin vulnerar derechos ni garantías- resolver la controversia a través del diálogo y el acuerdo entre las partes; la litigiosidad ha aumentando, porque la gente está más demandante y eso está bien. Pero, también vienen observando ?la voracidad? de algunos estudios de abogados que provocan juicios por mala praxis, induciendo a familiares a creer que los médicos actuaron mal.
Gorla lo expresa en términos médicos: ?No podemos estar en los extremos. Desde el Centenario abogamos por una medicina que no sea paternalista y recomendamos no caer en la negación del derecho del paciente a saber qué está pasando con su salud?.
# Dilemas
Al ser consultado Gorla si la mala praxis es un dilema médico, jurídico o filosófico, el director del Centenario sostuvo que principalmente es ético.
?El llamado juramento hipocrático es vigente como en sus inicios (Hipócrates, 400 antes de Cristo). Y ese juramento constituye la unidad y el fundamento de la ética médica, venciendo los límites temporales y superando los horizontes culturales, nacionales y religiosos?.
?Recién en las últimas décadas se ha reconocido a la bioética como una disciplina esencial para ayudar tanto a médicos como a pacientes a resolver nuevos y complejos dilemas que surgen con el permanente desarrollo de la ciencia y tecnología?, expresó Gorla.
En la década del 70 del siglo XX, el término bioética fue utilizado por primera vez por el doctor Van Rensselaer Potter en Wisconsin, Estados Unidos. La bioética (bio: vida; ethos: costumbre) se ha convertido en una rama de la ética general que estudia sistemáticamente la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y la atención de la salud sobre la base de valores morales.
Gorla explica que ?los comités hospitalarios de ética clínica son grupos interdisciplinarios muy recientes, que se ocupan de la docencia, investigación y consulta de dilemas éticos surgidos de la práctica hospitalaria.? Y ejemplifica: ?son motivos de consultas las problemáticas relacionadas con los avances científicos y tecnológicos, desde el genoma humano hasta la clonación, pasando por aparatos de soporte vital e incluso los transplantes. También genera dilemas frente a los cambios en torno a la concepción de la vida y la muerte (como la muerte encefálica) y frente a la conciencia social que tiende a preservar la dignidad del individuo como persona. En el Centenario, actualmente se ha instrumentado una serie de ?filtros? o ?etapas? para las operaciones de trompas, justamente para evitar que sea una práctica masiva y un único medio anticonceptivo.?
Para tener una idea de la situación, los comités de bioética en Estados Unidos comenzaron a formarse en 1982, y en 1988 el 60 por ciento de las instituciones médicas contaba con un comité de esa naturaleza.
En Argentina, en diciembre de 1984 se creó el comité de Etica del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires, en 1993 se constituyó el del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y en 1996 el Congreso de la Nación sancionó la ley 24.742 sobre las funciones e integración de los comités hospitalarios de ética. En el Centenario, el Comité existe desde diciembre de 2005.
Gorla explica que ?los principios rectores que sustentan al Comité son: en primer lugar el valor absoluto de cada persona; luego el principio de no hacer daño y su correlativo que es el hacer el bien, seguido del principio de autonomía y capacidad de decisión de cada médico y que está subordinado a los anteriores preceptos.?
?Podemos decir que el objetivo de la ética médica es promover el debate y el diálogo interdisciplinario entre la medicina, el derecho y la filosofía. Esto supone una notable renovación de la ética médica tradicional, que da origen a la Bioética?, agregó Gorla.
La mala praxis médica es un tema recurrente en casi todos los Comités de Bioética, que permite evitar situaciones de impericia, imprudencia y negligencia y alienta a los trabajos coordinados en los distintos servicios hospitalarios. ?Sin embargo, los médicos venimos observando que, argumentando la figura de la mala praxis, se está generando una situación que sólo busca el rédito económico, sin importar la real historia clínica del paciente ni la trayectoria del profesional de la actuante?.
?Nadie puede prohibir que otro haga un juicio por mala praxis. No estamos atacando ese derecho, sino todo lo contrario, queremos reforzarlo?, dice Gorla y agrega: ?Pero, otra cosa distinta es hacer de cada atención médica un motivo de denuncia, donde se manosean los nombres de profesionales, se especula con el legítimo dolor de los familiares y se tergiversa la realidad sólo para lucrar?.
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