Lanzan esta semana los créditos hipotecarios a 30 años ajustables por inflación
Con el fin de atender el déficit habitacional que obliga a millones de familias a alquilar, el gobierno lanzará esta semana un plan de créditos hipotecarios de amplio alcance a 30 años en pesos, ajustables por inflación.
Serán en moneda local, a 30 años de plazo con sistema de precancelación, y ajustables por la denominada Unidad de Valor Adquisitivo, a una tasa inicial de interés inferior al cinco por ciento anual, una de las claves de la expectativa que generan. La cabeza de la iniciativa, cuyo lanzamiento sería presidido por el Presidente Mauricio Macri este miércoles, estará en los bancos públicos Nación, Provincia y Ciudad. Para apuntalar la liquidez de esas entidades, la ANSeS les hará fuertes depósitos a plazo fijo, según trascendió de fuentes oficiales.
Los créditos hipotecarios serán en moneda local, a 30 años de plazo con sistema de precancelación, y ajustables por la denominada Unidad de Valor Adquisitivo (UVA), a una tasa inicial de interés inferior al cinco por ciento anual, una de las claves del éxito que, se espera, tendrá esta iniciativa.
Como la tasa de interés arrancará en un nivel bajo, la cuota inicial será inferior a la de un crédito tradicional a tasa fija no ajustable y, especulan en el gobierno, podría alentar a las entidades privadas a mejorar sus ofertas para ese mercado.
En el sistema financiero aseguran que los créditos UVA, que arrancaron en abril de 2016, se empezaron a "mover" en el último trimestre del año pasado, cuando se notó una desaceleración de la inflación.
El lanzamiento representará un desafío para la banca privada, que viene colocando créditos UVA por unos 2.000 millones de pesos mensuales, y se vería obligada a mejorar su oferta para sostener porciones del mercado.
Se estima que este sistema puede permitir que la primera cuota sea entre 50 y 60 por ciento inferior a la de un crédito tradicional, lo cual es clave para numerosas familias que empezaría a comparar si la cuota no termina siendo inferior al alquiler y volcarse al mercado inmobiliario como compradores.
Una pata importante para garantizar la sustentabilidad del plan será que el Banco Central sea exitoso en su objetivo de mantener a raya la inflación.
Es que cuanto menos avance el costo de vida, más demorará la "cuota UVA" en acercarse al nivel de la de un crédito tradicional.
La historia inflacionaria de la Argentina le juega en contra al plan, pero alguna vez también se dijo que luego de la debacle del 2001 ningún argentino volvería a confiar depósitos a plazo fijo a los bancos, y eso quedó superado por la realidad.
Especialistas del sistema financiero estiman que por un préstamo de un millón de pesos una familia pagaría una cuota por debajo de los 5.000 pesos. Es lo que cuesta, por ejemplo, el alquiler de un dos ambientes en una zona céntrica de Morón, en el oeste de la provincia de Buenos Aires.
Si el gobierno logra instalar la idea de que las cuotas serán inferiores a un alquiler, el éxito inicial puede estar garantizado, y esto a su vez dinamizar el mercado inmobiliario.
En la actualidad, se siguen moviendo las propiedades de tres ambientes para arriba, es decir, con compradores que adquieren más para inversión que para vivienda propia, y mucha de esa plata proviene del campo, que compra para sus hijos y nietos.
Pero faltan opciones para las clases medias, en su amplio abanico, capaces de sumar los ingresos familiares para ahorrar con destino al pago de un alquiler, que ahora podrían tener la chance de ser propietarios por primera vez.
En la Ciudad de Buenos Aires se estima que la cantidad de inquilinos creció 30 por ciento entre 1998 y 2016, y a ese mercado pueden apuntar en buena medida los créditos "UVA". Algo similar ocurre en el conurbano, en especial en las ciudades más próximas a la avenida General Paz.
Los créditos hipotecarios serán en moneda local, a 30 años de plazo con sistema de precancelación, y ajustables por la denominada Unidad de Valor Adquisitivo (UVA), a una tasa inicial de interés inferior al cinco por ciento anual, una de las claves del éxito que, se espera, tendrá esta iniciativa.
Como la tasa de interés arrancará en un nivel bajo, la cuota inicial será inferior a la de un crédito tradicional a tasa fija no ajustable y, especulan en el gobierno, podría alentar a las entidades privadas a mejorar sus ofertas para ese mercado.
En el sistema financiero aseguran que los créditos UVA, que arrancaron en abril de 2016, se empezaron a "mover" en el último trimestre del año pasado, cuando se notó una desaceleración de la inflación.
El lanzamiento representará un desafío para la banca privada, que viene colocando créditos UVA por unos 2.000 millones de pesos mensuales, y se vería obligada a mejorar su oferta para sostener porciones del mercado.
Se estima que este sistema puede permitir que la primera cuota sea entre 50 y 60 por ciento inferior a la de un crédito tradicional, lo cual es clave para numerosas familias que empezaría a comparar si la cuota no termina siendo inferior al alquiler y volcarse al mercado inmobiliario como compradores.
Una pata importante para garantizar la sustentabilidad del plan será que el Banco Central sea exitoso en su objetivo de mantener a raya la inflación.
Es que cuanto menos avance el costo de vida, más demorará la "cuota UVA" en acercarse al nivel de la de un crédito tradicional.
La historia inflacionaria de la Argentina le juega en contra al plan, pero alguna vez también se dijo que luego de la debacle del 2001 ningún argentino volvería a confiar depósitos a plazo fijo a los bancos, y eso quedó superado por la realidad.
Especialistas del sistema financiero estiman que por un préstamo de un millón de pesos una familia pagaría una cuota por debajo de los 5.000 pesos. Es lo que cuesta, por ejemplo, el alquiler de un dos ambientes en una zona céntrica de Morón, en el oeste de la provincia de Buenos Aires.
Si el gobierno logra instalar la idea de que las cuotas serán inferiores a un alquiler, el éxito inicial puede estar garantizado, y esto a su vez dinamizar el mercado inmobiliario.
En la actualidad, se siguen moviendo las propiedades de tres ambientes para arriba, es decir, con compradores que adquieren más para inversión que para vivienda propia, y mucha de esa plata proviene del campo, que compra para sus hijos y nietos.
Pero faltan opciones para las clases medias, en su amplio abanico, capaces de sumar los ingresos familiares para ahorrar con destino al pago de un alquiler, que ahora podrían tener la chance de ser propietarios por primera vez.
En la Ciudad de Buenos Aires se estima que la cantidad de inquilinos creció 30 por ciento entre 1998 y 2016, y a ese mercado pueden apuntar en buena medida los créditos "UVA". Algo similar ocurre en el conurbano, en especial en las ciudades más próximas a la avenida General Paz.
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