Blair dejó el gobierno en manos de Brown
Gordon Brown adelantó que traerá aire fresco al gobierno británico, con "nuevas prioridades", tras ser nombrado este miércoles primer ministro en sustitución del incombustible Tony Blair, que ya tiene nuevo trabajo como enviado internacional para Oriente Medio.
Al cabo de una audiencia de una hora escasa con la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham, durante la cual fue confirmado como undécimo primer ministro de su reinado, Brown, de 56 años, quien llevaba largos años esperando este momento, se comprometió a obrar "lo mejor posible".
"Y ahora, que comience el cambio", dijo Brown, acompañado por su esposa Sarah, al final de sus primeras declaraciones en Downing Street.
Dijo que responderá a las "aspiraciones de todo el país" y será un elemento aglutinador "más allá de los estrechos intereses" del Partido Laborista, construyendo un gobierno para todos.
El primero en reaccionar a este traspaso de poderes ha sido el presidente estadounidense George W. Bush, quien según el portavoz Tony Snow había forjado una "relación extraordinaria" con Blair.
Bush también telefoneó a Brown para decirle que deseaba "proseguir una fuerte cooperación".
Antes de que la Reina recibiese a Brown, Blair le había presentado formalmente su dimisión tras diez años en el poder, pero estuvo poco tiempo desocupado ya que, poco después, fue nombrado enviado del Cuarteto internacional para Oriente Medio,
integrado por la Unión Europea (UE), Rusia, la ONU y Estados Unidos.
Bush tomó de nuevo la delantera para ser el primero en felicitar a su aliado y dijo que se sentía "feliz de que prosiga su trabajo para ayudar a los palestinos.
Sobre la marcha, Blair renunció a su escaño de diputado por la circunscripción de Sedgefield, en el noreste de Inglaterra, que ocupaba desde 1983.
Por 318 y última vez, un Tony Blair visiblemente emocionado respondió a mediodía a las preguntas de los diputados, que le despidieron en pie con una gran ovación al final de la sesión de control semanal en la que los dirigentes de la oposición también le rindieron homenaje.
Y también por última vez defendió su decisión de mandar tropas a la guerra de Irak, una de las sombras más notorias del balance de uno de los políticos más brillantes de su generación.
No se disculpó, pero dijo estar "verdaderamente afligido por los peligros a los cuales están confrontados los soldados en Irak y Afganistán".
"Sé que algunos podrían pensar que se enfrentan a peligros en vano. No lo creo y nunca lo creeré así", añadió.
También se pronunció sobre el conflicto israelo-palestino.
La "prioridad absoluta" es lograr "una solución con dos Estados" pero esto requerirá "una enorme intensidad de trabajo y de concentración", afirmó.
"Os deseo a todos buena suerte, amigos o adversarios. Ya está, se acabó", fueron las últimas palabras de Blair como primer ministro.
Se espera que el jueves anuncie la composición de su nuevo gobierno y rechace, una vez más, la petición de elecciones anticipadas formulada por la oposición.
El jefe de los conservadores, David Cameron, estimó que Brown no podía ser "la solución" a los numerosos problemas del país porque formó parte de todos los gobiernos de los últimos diez años y nunca encarnó "el cambio" del que ahora alardea.
Menos carismático que su predecesor, Brown, austero hijo de un pastor escocés, prometió un cambio de estilo, más sobrio, pero no ha definido sus proyectos con precisión, limitándose a decir que espera introducir cambios en el ámbito sanitario, educativo, en la vivienda, además de restaurar la confianza en el gobierno.
Fuente: AFP.
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