Cientos de miles de jóvenes de todo el mundo aclaman al Papa en Madrid
Cientos de miles de jóvenes de todo el mundo aclamaron al Papa en un multitudinario y festivo acto en el centro de Madrid, donde Benedicto lidera la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Escoltado por miles de jóvenes peregrinos reunidos a lo largo de su recorrido, el Pontífice llegó a la Puerta de Alcalá, donde fue recibido por 10 jóvenes representantes de los cinco continentes y cruzó a pie la emblemática puerta, del siglo XVIII, una de las antiguas entradas a la capital de España.
Acompañado por los vítores de los jóvenes peregrinos, que ondeaban coloridas banderas de varios países, y una tuna, grupo de músicos universitarios vestidos de época, el Papa se trasladó en el papamóvil hasta la Plaza de Cibeles.
En esta plaza, habitual lugar de celebración de los éxitos del Real Madrid, Benedicto XVI, que fue acogido con los cantos de una coral, llamó a los jóvenes a "conocer mejor a Cristo" y a seguir su ejemplo, frente a aquellos que "se contentan con seguir las corrientes de moda, se cobijan en el interés inmediato, olvidando la justicia verdadera".
Este encuentro con los jóvenes en un inmenso escenario blanco refrescado con pulverizadores de agua para combatir el intenso calor de Madrid (37º), es el primer acto multitudinario del Papa dentro de su agenda con motivo de la JMJ.
Esta incluye también un Vía Crucis el viernes y una vigilia de oración en el aeródromo de Cuatro Vientos, a las afueras de la ciudad. Poco antes, a su llegada a Madrid, donde fue recibido por los Reyes de España, el Papa reclamó una economía centrada en "el hombre" y no en "los beneficios", sobre todo en tiempos de crisis, y además reconoció "abusos en la historia para imponer el concepto de verdad y el monoteísmo".
Las JMJ, creadas por el anterior Papa, Juan Pablo II, empezaron el martes en medio de críticas por su elevado coste. El miércoles, más de cien organizaciones laicas, ateas, cristianas progresistas, de izquierdas y homosexuales se manifestaron bajo el lema "Con mis impuestos, al Papa cero. Por un Estado laico".
Miles de personas marcharon por el centro de Madrid en un clima de tensión provocado por enfrentamientos verbales entre manifestantes y jóvenes católicos. Y ayer, un centenar de militantes de los derechos de homosexuales convocaron una "besada" al paso del Papa por el centro de la ciudad -como la que protagonizaron durante la visita del pontífice a Barcelona, en noviembre pasado-, que intentó impedir la policía.
Benedicto XVI regresa pues a un país aconfesional donde la jerarquía católica insiste en mantener su influencia pasada en una sociedad en que un 73% se declara católica, aunque sólo un 14% va a misa los domingos.
Los obispos españoles se emplearon en los últimos años en atacar medidas del gobierno socialista como el matrimonio entre homosexuales, el divorcio exprés y la ampliación de la ley del aborto, con masivas manifestaciones.
Acompañado por los vítores de los jóvenes peregrinos, que ondeaban coloridas banderas de varios países, y una tuna, grupo de músicos universitarios vestidos de época, el Papa se trasladó en el papamóvil hasta la Plaza de Cibeles.
En esta plaza, habitual lugar de celebración de los éxitos del Real Madrid, Benedicto XVI, que fue acogido con los cantos de una coral, llamó a los jóvenes a "conocer mejor a Cristo" y a seguir su ejemplo, frente a aquellos que "se contentan con seguir las corrientes de moda, se cobijan en el interés inmediato, olvidando la justicia verdadera".
Este encuentro con los jóvenes en un inmenso escenario blanco refrescado con pulverizadores de agua para combatir el intenso calor de Madrid (37º), es el primer acto multitudinario del Papa dentro de su agenda con motivo de la JMJ.
Esta incluye también un Vía Crucis el viernes y una vigilia de oración en el aeródromo de Cuatro Vientos, a las afueras de la ciudad. Poco antes, a su llegada a Madrid, donde fue recibido por los Reyes de España, el Papa reclamó una economía centrada en "el hombre" y no en "los beneficios", sobre todo en tiempos de crisis, y además reconoció "abusos en la historia para imponer el concepto de verdad y el monoteísmo".
Las JMJ, creadas por el anterior Papa, Juan Pablo II, empezaron el martes en medio de críticas por su elevado coste. El miércoles, más de cien organizaciones laicas, ateas, cristianas progresistas, de izquierdas y homosexuales se manifestaron bajo el lema "Con mis impuestos, al Papa cero. Por un Estado laico".
Miles de personas marcharon por el centro de Madrid en un clima de tensión provocado por enfrentamientos verbales entre manifestantes y jóvenes católicos. Y ayer, un centenar de militantes de los derechos de homosexuales convocaron una "besada" al paso del Papa por el centro de la ciudad -como la que protagonizaron durante la visita del pontífice a Barcelona, en noviembre pasado-, que intentó impedir la policía.
Benedicto XVI regresa pues a un país aconfesional donde la jerarquía católica insiste en mantener su influencia pasada en una sociedad en que un 73% se declara católica, aunque sólo un 14% va a misa los domingos.
Los obispos españoles se emplearon en los últimos años en atacar medidas del gobierno socialista como el matrimonio entre homosexuales, el divorcio exprés y la ampliación de la ley del aborto, con masivas manifestaciones.
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