Gobierno chileno prohibirá encapuchados en las marchas para evitar violencia
El ministro del Interior de Chile, Rodrigo Hinzpeter, anunció ayer que el gobierno prohibirá la presencia de personas que se cubran el rostro en las marchas y aumentará las penas por desórdenes públicos, para evitar desmanes como los que se produjeron en la última manifestación de los estudiantes.
"A las marchas se concurre con las manos limpias y con el rostro descubierto. (...) Vamos a poner término a los encapuchados. Se acabó el tiempo de gente que oculta su rostro para que no sea presa de la justicia", dijo Hinzpeter.
El ministro anunció un proyecto de ley que modificará el decreto 1086, que regula las movilizaciones, y prohibirá la concurrencia a marchas "de personas encapuchadas, con pañuelos o cualquier otro elemento que cubra el rostro".
Asimismo, Hinzpter aseguró que mediante otro proyecto de ley, se aumentarán las penas por desórdenes en la vía pública, al incrementar la condena de 341 días a tres años.
"Hay que compatibilizar los derechos, hay que ponerles un atajo a los delincuentes y hay que advertir que muchas veces las manifestaciones pacíficas, como son las de los estudiantes, terminan distorsionadas por personas que concurren solamente a cometer delitos y desmanes", señaló el ministro.
La última manifestación convocada por estudiantes el pasado martes en Santiago congregó a más de 70 mil personas según la Policía y 150 mil de acuerdo con los organizadores, y acabó con unos disturbios que se saldaron con 396 detenidos y 78 lesionados, la quema de un auto y destrucción de mobiliario urbano.
Los dirigentes estudiantiles condenaron la violencia, y aseguraron que los responsables de los desmanes no representan al colectivo de estudiantes que desde hace casi tres meses se manifiesta a favor de una educación pública, gratuita y de calidad.
Según Hinzpeter, "el movimiento estudiantil ha dicho, con mucha fuerza, que la violencia no la producen ellos, sino que grupos aislados que van encapuchados a producir violencia", por lo que espera la aprobación de las medidas por parte de los estudiantes.
El ministro del Interior acusó la semana pasada a los estudiantes de no ser capaces de controlar las manifestaciones a las que convocan, mientras que los estudiantes denunciaron la violencia ejercida por parte de la policía, a la que devolvió en un acto simbólico centenares de casquetes de bombas lacrimógenas recogidas tras las actuaciones policiales.
El ministro anunció un proyecto de ley que modificará el decreto 1086, que regula las movilizaciones, y prohibirá la concurrencia a marchas "de personas encapuchadas, con pañuelos o cualquier otro elemento que cubra el rostro".
Asimismo, Hinzpter aseguró que mediante otro proyecto de ley, se aumentarán las penas por desórdenes en la vía pública, al incrementar la condena de 341 días a tres años.
"Hay que compatibilizar los derechos, hay que ponerles un atajo a los delincuentes y hay que advertir que muchas veces las manifestaciones pacíficas, como son las de los estudiantes, terminan distorsionadas por personas que concurren solamente a cometer delitos y desmanes", señaló el ministro.
La última manifestación convocada por estudiantes el pasado martes en Santiago congregó a más de 70 mil personas según la Policía y 150 mil de acuerdo con los organizadores, y acabó con unos disturbios que se saldaron con 396 detenidos y 78 lesionados, la quema de un auto y destrucción de mobiliario urbano.
Los dirigentes estudiantiles condenaron la violencia, y aseguraron que los responsables de los desmanes no representan al colectivo de estudiantes que desde hace casi tres meses se manifiesta a favor de una educación pública, gratuita y de calidad.
Según Hinzpeter, "el movimiento estudiantil ha dicho, con mucha fuerza, que la violencia no la producen ellos, sino que grupos aislados que van encapuchados a producir violencia", por lo que espera la aprobación de las medidas por parte de los estudiantes.
El ministro del Interior acusó la semana pasada a los estudiantes de no ser capaces de controlar las manifestaciones a las que convocan, mientras que los estudiantes denunciaron la violencia ejercida por parte de la policía, a la que devolvió en un acto simbólico centenares de casquetes de bombas lacrimógenas recogidas tras las actuaciones policiales.
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