Grandes potencias se enfrentan al desafío de Irán y a sus diferencias
El desafío de Irán ha propiciado una nueva reunión, en Londres, de altos responsables de Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia, que se enfrentan a la obstinación de una República Islámica que se niega a suspender el enriquecimiento de uranio, según el departamento de Estado norteamericano.
Las seis superpotencias que intentan convencer a Irán de que renuncie al enriquecimiento de uranio afrontarán el lunes la ardua tarea de ponerse de acuerdo sobre qué medios emplearán para disuadir a un Teherán desafiante.
Dos meses después de acordar, con dificultad, las primeras sanciones contra Irán, las superpotencias constataron el miércoles que el país islámico había dejado expirar el plazo de 60 días que le había dado la comunidad internacional para detener algunas actividades de su programa nuclear.
No solamente ha desoído las demandas de la resolución 1737 del Consejo de Seguridad de la ONU, sino que además ha ampliado su capacidad de enriquecimiento de uranio, principal motivo de preocupación para la comunidad internacional, informó la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
El enriquecimiento de uranio provee combustible a las centrales nucleares civiles, pero puede destinarse a la fabricación de bombas atómicas, por lo que las seis superpotencias estiman que la mejor garantía de que las actividades nucleares de Irán queden circunscritas a fines civiles es que renuncie a enriquecer uranio.
Irán ha dicho en reiteradas ocasiones que no se propone fabricar una bomba atómica y ha reivindicado su derecho al desarrollo de tecnología nuclear, estipulado en el Tratado de No Proliferación del que es signatario.
El domingo, el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, dijo que el programa nuclear de su país es irreversible, pues "el tren nuclear" ya no tiene frenos, según la agencia semioficial Fars.
El pueblo iraní "defenderá todos sus derechos hasta el final", reiteró el viernes Ahmadinejad, citado por la agencia Isna.
Ante esta actitud, Estados Unidos, la más firme de las seis potencias, así como Francia y Gran Bretaña, estiman que el caso debe ser llevado de nuevo ante el Consejo de Seguridad para que le imponga más sanciones.
El Consejo de Seguridad podría reunirse la próxima semana. La reunión anunciada para el lunes en Londres del subsecretario de Estado norteamericano, Nicholas Burns, y de sus pares preparará el terreno.
Estados Unidos afirma que las primeras sanciones ?la prohibición de transferencia de tecnología y el congelamiento de los activos de personas y empresas iraníes- han empezado a surtir efecto, al dividir a los dirigentes iraníes, y que se debe mantener la presión.
El gobierno estadounidense, sin embargo, se ha abstenido de expresar públicamente la naturaleza de las nuevas sanciones, ante las difíciles negociaciones con sus aliados.
Rusia y China, miembros permanentes del Consejo de Seguridad, tienen importantes intereses económicos, energéticos o estratégicos en Irán y ya en diciembre pasado se mostraron reticentes a endurecer las sanciones contra el país islámico.
La posición de Rusia y China se ha reforzado por la inquietud de una escalada militar.
El presidente estadounidense, George W. Bush, ha ordenado el envío de un segundo portaaviones al Golfo Pérsico, donde Irán realizará al mismo tiempo ensayos con misiles. Además, las disputas entre Washington y Teherán por el caso de Irak se han ahondado.
El vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, reiteró el viernes que todas las opciones, incluyendo la militar, seguían "sobre el tapete".
La Casa Blanca y el Departamento de Estado aseguran, sin embargo, que proseguirán en la vía diplomática e insisten en la necesidad de encarar a Irán con un frente unido.
Fuente: AFP-NA.
Este contenido no está abierto a comentarios