Opinión
Atentar contra toda la humanidad
Por Federico Palacios
El 15 de marzo pasado, el mundo contempló el horror del tiroteo en dos mezquitas de Christchurch (Nueva Zelanda), no sólo a través de la televisión, sino en las redes sociales que lo transmitieron en vivo. No era una serie policial: era una nueva y lamentable masacre que dejó medio centenar de muertos justo en el día y en la hora en que nuestros hermanos musulmanes dedican su tiempo a honrar a Dios.
El repudio internacional no faltó a la cita. El papa Francisco expresó su cercanía a través de un telegrama en el cual se mostraba “entristecido profundamente al tener noticia de los heridos y la pérdida de vidas causadas por los insensatos actos de violencia”.
Esto mismo hace que sea de continua actualidad el “Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común”, firmado el 4 de febrero pasado en Abu Dhabi por el papa Francisco y el gran imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib.
En él se pedía a los dirigentes mundiales “comprometerse para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz”, con una fuerte crítica a la carrera de armamento.
El documento inicia con una expresión en la que parece resonar una regla de oro: “En el nombre de la inocente alma humana que Dios ha prohibido matar, afirmando que quien mata a una persona es como si hubiese matado a toda la humanidad”.
El texto reafirma el compromiso que el Comité Interreligioso por la Paz (Comipaz) está llevando adelante desde hace varios años: “Declaramos también la importancia de reavivar el sentido religioso y la necesidad de reanimarlo en los corazones de las nuevas generaciones, a través de la educación sana y la adhesión a los valores morales y a las enseñanzas religiosas adecuadas, para que se afronten las tendencias individualistas, egoístas, conflictivas, el radicalismo y el extremismo ciego en todas sus formas y manifestaciones”.
No es casual que el documento llame a proteger los lugares de culto que son atacados por terroristas: “La protección de lugares de culto es un deber garantizado por las religiones, los valores humanos, las leyes y las convenciones internacionales. Cualquier intento de atacar los lugares de culto o amenazarlos con atentados, explosiones o demoliciones es una desviación de las enseñanzas de las religiones, como también una clara violación del derecho internacional”.
* Fraternidad religiosa
* Sacerdote católico, miembro del Comipaz.