Buenas proyecciones para los cultivos en Argentina
Por fuera de las cuestiones meramente técnicas de los cultivos, el último módulo de conferencias de Mundo Soja-Maíz 2010 contuvo disertaciones orientadas a analizar, desde el punto de vista económico y político, dónde está parado el país.
En primer término, los presidentes de Maizar y Acsoja ofrecieron sendas conferencias para informar sobre la actualidad y el futuro de la producción de los cultivos más importantes de Argentina y que cubren 75 por ciento del área cultivada en nuestro país.
Rodolfo Rossi, presidente de Acsoja, hizo una demostración de la evolución de la oleaginosa desde los años ‘70, y si bien fue cuidadoso con el término “desplazar”, destacó que la soja fue ganando terreno de manera constante, hasta ser -por lejos- el cultivo número uno en términos de superficie sembrada y volumen de producción. Pero remarcó que “esa evolución constante no fue por una gracia divina, sino que fue acompañada de una inversión continua y por la globalización de la demanda del producto”.
Para el futuro del cultivo llamó a los productores y demás actores de la cadena a comprometerse “para aumentar los rendimientos sobre una base ambientalmente responsable”.
Al mismo tiempo, reclamó continuar con las investigaciones porque “existe la necesidad de nuevas tecnologías que demanden menos tierra y energía y también son necesarios agroquímicos más seguros y compatibles con el ambiente”.
También reclamó “mejorar los procesos regulatorios para permitir investigación y desarrollo en tecnologías por el sector privado; energizar y reacomodar la investigación pública; sinergia entre los sectores públicos y privados y entre los países en intereses comunes; resolver conflictos internacionales en biotecnología y armonización de los procesos regulatorios”.
Por último, entre los objetivos prioritarios para la mejora de la soja en Latinoamérica enumeró: “Tolerancia a la sequía; eficiencia en el uso del de agua; tolerancia al estrés térmico, a la roya y a nematodos; adaptación a diferentes tipos de suelo, respuesta a fertilizantes y resistencia al deterioro del grano”.
Rodolfo Rossi, presidente de Acsoja, hizo una demostración de la evolución de la oleaginosa desde los años ‘70, y si bien fue cuidadoso con el término “desplazar”, destacó que la soja fue ganando terreno de manera constante, hasta ser -por lejos- el cultivo número uno en términos de superficie sembrada y volumen de producción. Pero remarcó que “esa evolución constante no fue por una gracia divina, sino que fue acompañada de una inversión continua y por la globalización de la demanda del producto”.
Para el futuro del cultivo llamó a los productores y demás actores de la cadena a comprometerse “para aumentar los rendimientos sobre una base ambientalmente responsable”.
Al mismo tiempo, reclamó continuar con las investigaciones porque “existe la necesidad de nuevas tecnologías que demanden menos tierra y energía y también son necesarios agroquímicos más seguros y compatibles con el ambiente”.
También reclamó “mejorar los procesos regulatorios para permitir investigación y desarrollo en tecnologías por el sector privado; energizar y reacomodar la investigación pública; sinergia entre los sectores públicos y privados y entre los países en intereses comunes; resolver conflictos internacionales en biotecnología y armonización de los procesos regulatorios”.
Por último, entre los objetivos prioritarios para la mejora de la soja en Latinoamérica enumeró: “Tolerancia a la sequía; eficiencia en el uso del de agua; tolerancia al estrés térmico, a la roya y a nematodos; adaptación a diferentes tipos de suelo, respuesta a fertilizantes y resistencia al deterioro del grano”.
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