Espectacular avance para dragar el río Uruguay y bochornoso silencio por el monitoreo a Botnia

El 18 de febrero se reunió el Comité Binacional Hidrovía del Río Uruguay en Colonia del Sacramento (ROU), donde además de celebrar los avances por el dragado se eligieron a las nuevas autoridades.
En ese marco, fue designado como presidente del Comité el intendente de Concepción del Uruguay, Carlos Schepens; como vicepresidente, el intendente de Paysandú, Vertil Bentos y como secretario, el actual intendente de Concordia, Gustavo Bordet.
Luego se realizó un informe del estado del proyecto final para el llamado a licitación del río Uruguay a cargo del delegado argentino ante la Caru, Héctor “Junco” Retamal; mientras que también se hizo referencia al dragado de emergencia y los pasos ya concluidos por parte de Carlos María Scelzi, presidente del Instituto Portuario de Entre Ríos y oriundo de Concepción del Uruguay, al igual que Retamal y Schepens.
El embajador uruguayo Guillermo Pomi destacó que “este Comité es el ejemplo y factor más importante de esta relación bilateral, no hace tres años que estamos en esto y tenemos que valorar la construcción de una verdadera relación bilateral donde están todos los temas y los canales de diálogo sobre la mesa, estamos trabajando para que proyectos como la Hidrovía puedan avanzar”. Eso sí, sobre el monitoreo a Botnia o cómo se ha puesto a dos Repúblicas de rodilla, no dijo nada.
El embajador se sinceró: “Es definición de nuestro gobierno darle absoluta prioridad a este trabajo, vamos a ver antes de terminar esta gestión el dragado hecho, y si estamos en esta situación se lo debemos a ustedes, a los intendentes, a las fuerzas vivas, a los empresarios, a las poblaciones de los departamentos hoy aquí representados”.
Respecto del financiamiento y las gestiones iniciadas por el Comité ante el Fondo de Convergencia Estructural del Mecosur (Focem), Daniel Bentancour, director de Asuntos Fronterizos de la Cancillería uruguaya, precisó que “este trabajo de los intendentes es un trabajo fecundo y de alta política (sic), y lo acompañamos desde Cancillería con el máximo en calidad de representación. Está nuestro embajador en la Argentina, y desde diciembre yo soy Embajador Itinerante y estamos absolutamente dispuestos a respaldar a este Comité Binacional de los intendentes. En ese sentido, las estrategias y el compromiso de ambos países con la Hidrovía creo que ya está demostrado que ha superado lo que eran diferencias y dificultades (¿se referirá al conflicto pastero?) y nos ha permitido que en el órgano compartido, que es la Caru, avanzar a hacer esta consultoría y tenemos resultados positivos que nos muestran la fuerte decisión de ambos Estados de que esta Hidrovía sea una realidad”.
Los conceptos de integración que se desprenden del dragado no son tales, puesto que es imposible construir esa alternativa mientras diariamente la pastera degrada el ambiente y se burla de las poblaciones ribereñas gracias a la impunidad que le garantizan desde la Caru.
Por eso han celebrado los avances para dragar el río Uruguay y nada han dicho sobre el bochornoso silencio por el monitoreo a Botnia.
Si bien ambas delegaciones ante la Caru se acusan recíprocamente de no tener vocación para divulgar los informes del monitoreo; más que una diferencia a esta altura de los acontecimientos se parece más a una estrategia en común para darle impunidad a Botnia.


Olor a azufre

El miércoles por la tarde, la comunidad de Gualeguaychú denunció que sintió un fuerte olor a azufre.
Muchos vecinos también se indignaron porque al llamar al teléfono de Vigilancia Ambiental, no fueron atendidos.
Raúl Almeida, integrante de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, describió lo sucedido en base a su experiencia: “Este miércoles por la tarde y en la noche anduve en la zona del puerto hasta calle Mitre, y se sentía el clásico olor a Botnia, el sulfhídrico de azufre, que lo conozco bien porque es el olor que he sentido cuando paso frente a Botnia por el río, o sea que no me cabía ninguna duda de dónde venía”.
En cuanto a la oficina de Vigilancia Ambiental, Almeida dijo que “se supone que si es una oficina de vigilancia está para vigilar y no para sentarse a esperar que alguien llame. Se ve que no tienen nariz, que no sienten ni siquiera los olores”.

Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO