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Ciudad

Se cumplieron 168 años del asalto de Garibaldi a la ciudad

Se cumplieron 168 años del asalto de Garibaldi a la ciudad

La Casa de Haedo custodia nuestra plaza principal desde el año 1808, en que Don José Borrajo pide autorización al Cabildo para iniciar su construcción. Hoy forma parte del Museo de la Ciudad, dependiente de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Gualeguaychú.


Esta Casa ha sido testigo fiel e inalterable de los hombres y sucesos fundadores, acompañando el crecimiento de la ciudad. Son tantas las historias que la rodean, que es uno de los lugares que todos los gualeguaychuenses deberíamos conocer.
Según la información brindada por Museos de la Ciudad, “el 21 de septiembre de 1845 no fue un día mas”.
Si bien la provincia crecía económicamente, bajo el gobierno provisorio de Antonio Crespo, la Confederación vivía momentos difíciles. En ese año se concretó el bloqueo anglo-francés contra la Argentina, ante la negativa de Juan Manuel de Rosas de permitir la libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay a Inglaterra y Francia. Estas potencias reclamaban, además, el retiro de las fuerzas del Almirante Brown, que bloqueaba con sus buques el puerto de Montevideo y los 10.000 hombres que sitiaban dicha ciudad.
Giuseppe Garibaldi se encontraba entonces en Montevideo. Ante esta situación decide ponerse al servicio de los ingleses y franceses, emprendiendo así una serie de saqueos, perpetrados en distintas ciudades de la costa del Río Uruguay.
En la madrugada del 20 de septiembre, sin mayores dificultades, desembarca en la Villa de San José de Gualeguaychú e instala su cuartel en la Casa de Haedo. En una entrevista realizada a Victoriana Haedo, publicada en la revista Caras y Caretas, en el año 1918, ella recuerda que (…) “aquí formaron cantón… como esta esquina domina la plaza, sus hombres ocuparon la azotea… a nosotras nos encerraron en un cuarto… dejándonos allí todo el tiempo que la gente de Garibaldi quedó en el pueblo… Como hubo alguno de los hombres que quiso forzar la puerta de nuestra pieza, un jefe de ellos les dio de latigazos… La casa está tal cual como estaba entonces… Aquí traían todo lo que requisaban… Lo amontonaban en el patio” (…) Fueron saqueados treinta y un comercios y casas de familia en tan solo dos días, pero el hecho perduró en la memoria de toda la comunidad por largos años.



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